tag:blogger.com,1999:blog-51487194473292240752024-03-14T02:53:02.187-03:00Analecta Literaria 2Revista de Letras, Ideas, Artes & CienciasMónica Delia Pereirashttp://www.blogger.com/profile/11729311707659040043noreply@blogger.comBlogger19125tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-34730564486177928612013-05-27T23:41:00.002-03:002020-05-24T17:17:39.863-03:00Oscar Portela | El nuevo orden mundial, Nihilismo y política <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<b><span style="font-size: x-large;"></span></b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdWQoUQOP0sSfVZpTxN_zSXwh0K2KigR7CHhN2A2TJXThWDnlsWZdjRjGNA1JvxfroZ-JMUNYdxg_bn0FHQDUeBzP5Ze4rM-lBYA-W9Nt3oyrXZLpC1mkiS07TthGlzYVdd_TWQaCocng/s1600/portela_vida_cotidiana-2_524x300_.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="300" data-original-width="524" height="366" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdWQoUQOP0sSfVZpTxN_zSXwh0K2KigR7CHhN2A2TJXThWDnlsWZdjRjGNA1JvxfroZ-JMUNYdxg_bn0FHQDUeBzP5Ze4rM-lBYA-W9Nt3oyrXZLpC1mkiS07TthGlzYVdd_TWQaCocng/s640/portela_vida_cotidiana-2_524x300_.jpg" width="640" /></a></div>
<b><span style="font-size: x-large;"><br /></span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-small;">A Susana Sechi </span></b></div>
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"Todo estado moderno será un estado totalitario porque esta basado en la oculta esencia de la técnica": M. Heidegger </div>
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“Se puede democratizar la ubicuidad, la instantaneidad, la inmediatez, que son juntamente los dones de lo divino, dicho de otra manera de la autocracia” se pregunta Paul Virilio en “Un paisaje de acontecimientos”. </div>
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Walter Otto afirma que el monoteísmo del “deux ex machina” con el cual hemos remplazado el inaccesible rostro de Yahvé, nada tiene que ver con la numinosa experiencia de lo sagrado a-dogmático politeísmo griego. </div>
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Pero el parlamento democrático -en apariencias- sigue respondiendo a un intento de imitar los atributos del Dios Uno -dicho de otro modo- responde al modelo de las relaciones informáticas, en que Dios a sido remplazado por la adoración del chip, el fantasma de la imagen virtual y otras maravillas del mundo moderno. </div>
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¡No hemos perdido no omnisciencia, ni impotencia, no omnipresencia! Arrodillémonos y adoremos, paralizados por la fuerza penetrante de ser observados por máquinas (ya no por el rostro invisible de Dios) aunque la implosión de todo orden jurídico internacional deberá seguir rindiendo tributo a lo que antaño nos observaba con ceñudo rostro. </div>
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El mismísimo empirista Felix Guattari afirma : “La burocratización, la esclerosis, el deslizamiento hacia el totalitarismo de las máquinas del Estado no involucran sólo a los países del Este, sino también a las democracias occidentales? –el signo es nuestro- y a los países del tercer mundo”. </div>
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Mas certero en el diagnóstico y más cercano al instante Edgar Morín el epístemólogo marxiano años después de Heidegger y cerca de Virilio afirma: </div>
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“La genética puede remplazar, los genes decadentes (défaillant) y eliminar las carencias genéticas invalidantes, pero ello podrá hacer también individuos hipernormales, conformes al modelo deseado. Las neurociencias permitirán las manipulaciones cerebrales que produzcan ciudadanos felices y sumisos... </div>
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Los poderes surgidos de la ciencia son no sólo benefactores, sino también destructores, manipuladores y ciegos”. </div>
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El diagnóstico de Morín o las observaciones de Guattari van atrasadas con respecto a la realidad. Están analizando un cadáver: lo que Heidegger llamaba “hombre producido” no es un mero efecto de la ciencia, sino es la ciencia misma preservada por la técnica que no pertenece sino a la consumación de la metafísica: todo ello viene preparándose desde hace milenios.<br />
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Elizabeth Roudinesco en sus diálogos con Jacques Derrida afirma más radicalmente que el pensador frances: </div>
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“Me parece que hoy el cientificismo es todavía más bárbaro que antaño. Los partidarios de lo que se llama el cognitivo-comportamentalismo creen realmente que uno podrá abstenerse completamente un día de los conceptos de sujeto, inconsciente y conciencia. </div>
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En un debate reciente que tuve al respecto, Dan Sperber afirmaba que muy pronto uno podría abstenerse realmente del sujeto y sólo salvar al sujeto del derecho. –el signo es nuestro-, un sujeto sin afecto ni deseo, y sobre todo sin inconsciente (en el sentido freudiano). </div>
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También esto no deberá esperar mucho: la serialidad habla claramente de una producción de deseo y pulsiones miméticas producidas en escala según regulaciones del marketing. </div>
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Realizar un inventario de la “devastación” de un mundo –el mundo no es un recipiente que se quede sin líquido sino un horizonte intencional de sentido- (el mundo mundea: Heidegger) nos parece insuficiente cuando ya en 1920 se advertía sobre el "acuñamiento” de un hombre que sería solo un “operario de la técnica” y la “movilización total” (la velocidad de Virilio que termina en parálisis y anestesia) eran sus inmediatas consecuencias. </div>
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Movimilización que puede acabar con un shock, con un estado de éxtasis que volverá cuadripléjica todas las violencias sígnicas de un mundo "in-mundo" (expresión de Jean Luc- Nancy tras en una larga agonía que azolará el planeta durante un largo invierno. </div>
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La guerra preventiva preconizada ayer por Bush y por Hitler sesenta años antes no constituye sino un movimiento perpetuo que no apunta hacia ningún objetivo, ningún ideal trascendental que no sea sino la fatal inmovilidad del mundo que habitamos hoy como los hombres del mito de la caverna platónica hace miles de años. </div>
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Esa inmovilidad que las “estrategias fatales (Baudrillard), prepara el pentágono a través de la mayor red de espionaje a través de Internet llamada “Conocimiento Informático total”: su objetivo, combatir el terrorismo y conocer los movimientos del sospechoso. </div>
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¿Quienes serán ahora –que los hombres al servicio de las máquinas a través de un proceso de deducción apriorística de la inteligencia artificial de los mutantes- los sospechosos convertidos en hologramas de una realidad que se desliza hacia la nada?<br />
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“Sobrevir a una guerra es convertirse en ésta guerra” afirma el icono reganiano Rambo en una de clásicas vistas: no es este el peligro de las guerras no convencionales sino aquel que vuelve a indicarnos Heidegger, quien lejos de “diabolizar la técnica” solo señala el aparente abrigo, de la amenaza del desorden técnico. </div>
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Así repite en “Serenidad”: “Junto a la más alta y eficiente sagacidad del cálculo que planifica… coincidiría la indiferencia hacia el pensar reflexivo, una total ausencia del pensamiento: ¿y entonces? </div>
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Entonces el hombre habría negado y arrojado de sí lo que tiene de más propio, a saber, que es un ser que reflexiona. Por ello hay que salvaguardar ésta esencia del hombre. Por ello hay que mantener despierto el pensar reflexivo”. </div>
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¿Es aún posible ello? La inteligencia reflexiva en una sociedad ortopédica huye cada vez más de sí y constituye sólo mimesis de manuales escolares en los cuales también se oculta la devastación del desierto. </div>
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Janke que se aproxima a Heidegger tardíamente en esto afirma: “crece el peligro de la que la “praesicio-mundi, al cortar el mundo poético numinoso, se vuelva totalitario. </div>
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Entonces la tierra se convierte en deposito de energía, “el hombre constructor de máquinas… la voluntad se convierte en imposición violenta de cosmovisiones científicas, el pensar en futurología que calcula las oportunidades de supervivencia de nuestra raza astuta, ingrata y sin paz”. </div>
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Debemos volver a repetir en esta oportunidad la frase “nacimos demasiado tarde para los Dioses y demasiado temprano para el ser” (Heidegger). </div>
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Por el momento podemos acompañar los delirios profanos de por ejemplo de un “orden mundial” que desafía el mundo que mundea, con esta exhortación, tal vez la enunciación más paranoica pronunciada en la historia por un conductor de “multitudes de ratoncillos de laboratorio”: </div>
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"Exportaremos la muerte y la violencia a los cuatro puntos cardinales del planeta, en defensa de nuestra gran nación”. </div>
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El numero cuatro –en esta era de un nuevo medioevo técnico- nos arroja a la figura apocalíptica de los “cuatro jinetes del Apocalipsis” ahora montados en súper jet, avizorando en una diminuta pantalla la lejana figura de la tierra que aún habitamos. </div>
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Las profecías son alegorías: nosotros tomamos nota pero volvemos a repetir con Heidegger: “Solo un Dios puede salvarnos”. ¡Debemos salir al encuentro de éste dios! ¿Y cómo hacerlo?<strike>full-width</strike></div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-78862147047359693562013-05-27T23:16:00.001-03:002020-05-24T17:40:43.851-03:00Luis Benítez | La poesía argentina de las últimas décadas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<b><span style="font-size: x-large;"></span></b><br /></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIZUKHDtmPoEEbuUuGblRQKvBctWRe_3LHYiDdbRJ_zvAFLth__a4PzOhhWXcJP4qeOMrERCdvftz6YuwZOzVPxr3F1LKDz8kLU5qsZrrLWXDKL_MUNr7ui9JaxuIvsdoj1ZztNCMZf3M/s1600/Luis-Ben%25C3%25ADtez-42-en-Olimpia-Grecia-2016.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="889" data-original-width="1600" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIZUKHDtmPoEEbuUuGblRQKvBctWRe_3LHYiDdbRJ_zvAFLth__a4PzOhhWXcJP4qeOMrERCdvftz6YuwZOzVPxr3F1LKDz8kLU5qsZrrLWXDKL_MUNr7ui9JaxuIvsdoj1ZztNCMZf3M/s1600/Luis-Ben%25C3%25ADtez-42-en-Olimpia-Grecia-2016.jpg" /></a></div>
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La poesía argentina de las últimas cuatro décadas ofrece todos los matices posibles como para afirmar -sin escalofríos- que goza de buena salud. No desmerece a los períodos anteriores en aciertos ni en errores. A escala internacional -dentro del área castellana- no tiene nada que lamentar y bastante que mostrar, fundamentalmente en la riqueza de registros, el abrevamiento en tópicas externas a la tradición poética en nuestra lengua y el manejo de recursos idiomáticos para lo mismo. Lo que sigue es un breve recorrido por sus características más generales, una exigua historia y su cronología desde los combativos 60 hasta la movediza actualidad.</div>
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<b><span style="font-size: large;">Los 60: “El compromiso con la época”:</span></b></div>
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<span style="font-size: large;"></span><br /></div>
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La primera vez que vi el rostro del poeta Juan Gelman -hoy Premio Nacional de Literatura, entre otras numerosas distinciones- fue en una comisaría. Al mejor estilo western, un minucioso retrato del autor de Violín y Otras Cuestiones reclamaba su captura vivo o muerto y exigía a la población la inmediata denuncia de cualquier dato sobre su paradero. La pinacoteca incluía otras obras del mismo anónimo artista policial; entre ellas, los retratos de Mario Firmenich, Emilio Perdía y Roberto Vaca Narvaja, de la cúpula de Montoneros.</div>
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¿Cómo había llegado hasta esa pared de la comisaría 23, con jurisdicción sobre el Palermo de Jorge Luis Borges y Evaristo Carriego, Juan Gelman, quien acababa de publicar Hechos y Relaciones y Si Dulcemente?</div>
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Corría el comienzo de los muy poco dorados 80 y mi generación comenzaba a publicar sus primeros poemarios, la mayoría de nosotros sin comprender, todavía, cómo el desarrollo de la poesía argentina iba a enlazar nombres y obras hasta este presente que, con alguna perspectiva histórica, nos permite bosquejar sus principales matices. Para responder a la pregunta anterior -circunstancial- y a muchas otras más -esenciales para el cometido de este artículo- debemos retrotraernos a la Argentina de hace casi medio siglo.</div>
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<br /></div>
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Por aquella época -mediados de los 50 y comienzos de los 60- un fenómeno nuevo se había producido en la cultura nacional, renovada por la aparición de toda una generación de poetas, narradores, artistas, dramaturgos y cineastas. Se trata de una época que le dio un nuevo y muy fuerte impulso a la industria editorial, la plástica y la cinematografía, impulso que fue acompañado por el surgimiento de un público consumidor de cultura en todas sus formas... menos en poesía.</div>
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Para el público consumidor de cine, plástica y literatura nacional, proveniente de las capas medias y altas todavía suficientemente ilustradas en ese entonces y aún poseedoras de una capacidad adquisitiva que les permitía acceder masivamente a entradas de cine y teatro, comprar pintura argentina como inversión a futuro y agotar ediciones de narradores nacionales, en letras sonaban fuertes los nombres de Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Beatriz Guido, Dalmiro Sáenz y otros. Autores abundantemente promovidos por la industria editorial local, que veía engrosar sus ventas día a día. Del mismo modo, los medios de comunicación masivos hacían lo suyo, recomendando a unos y denostando a otros, pero de todas formas, dándole un espacio a las letras argentinas del que hoy carecen notoriamente.</div>
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<blockquote class="tr_bq">
Sin embargo, el fenómeno de lo masivo no alcanzó a la poesía argentina.</blockquote>
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En el aspecto estético -que es siempre el que perdura, más allá de las epocales movidas de los mass-media y de las efímeras barricadas culturales- la década del sesenta fue traspasada por el imperativo de lo que se llamó “el compromiso con la época”, una premisa que signó sus versos con el intento de reflejar los acontecimientos políticos y sociales de entonces, a través de una poesía donde lo coloquial ganó el campo en gran medida, en un intento de cuño existencial por dar cuenta tanto del hombre como de la circunstancia del momento. Este compromiso de la poesía con la época compelía al autor de los sesenta -por presión de las premisas culturales de entonces, por obligación con el punto de partida de la identidad sustentada por sus contemporáneos y compañeros de generación y, fundamentalmente, por la aceptación que él mismo hacía de ese compromiso en su interioridad- a reflejar y dar cuerpo textual en el poema a las ideologías y concepciones características de ese entonces, fuertemente abonadas por el triunfo de la revolución cubana en 1959 y por la ”gesta guevarista” y el Mayo Francés después. Esta concepción de izquierdas del momento histórico no fue patrimonio exclusivo de la poesía argentina ni de la latinoamericana en general, sino que fue uno de los nutrientes de la cultura en su especto más amplio en ese segmento histórico, impregnando el conjunto de sus manifestaciones. De todos modos, ni la generación del 60 se reduce a lo explicitado ni todos sus representantes se reducen al compromiso con la época. En algunos más que en otros, el límite inherente a este compromiso es numerosas veces traspasado, registrándose en esa misma generación autores que desarrollaron sus obras fuera de esa concepción imperante. Tal el caso de Alejandra Pizarnik, Roberto Juarroz, el mismo Joaquín Giannuzzi y otros. Se entiende que no estamos hablando de nombres menores con los aquí nombrados. Sin embargo, el grueso del subrayado tiene que caer en las obras de autores que, sin deslindarse absolutamente de ese compromiso con la época -prácticamente obligatorio entonces- ofrecen matices y diferencias con esta concepción. El caso de Juan Gelman, que fue el gran disparador de esta idea de compromiso con la época, aunque se alinea en la práctica con la actitud más radical de optar por la acción política directa, como Miguel Ángel Bustos, Roberto Santoro y otros, es paradigmático. Su libro Violín y otras Cuestiones, de 1958, había sido adoptado como el canon a seguir por buena parte de los autores del 60 y su elección posterior de la lucha política y aun por la vía armada vista como un ejemplo admirable de coherencia política, se la compartiera o no. Sin embargo, en su obra, Juan Gelman lo que hace luego es desarrollar precisamente aquellos elementos que menos tienen que ver con las rigideces del compromiso con la época y son característicos de una estética mucho menos preocupada por esta preceptiva. Precisamente, Juan Gelman alcanza su madurez como poeta -y la desarrolla hasta la actualidad- cuando elige forjar una obra personal sin límites políticos ni imperativos ideológicos de ninguna clase... y lo hace cuando todavía se encontraba en la clandestinidad y su retrato ornaba, como dije al principio, todas las comisarías del país.</div>
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El compromiso con la época se fue diluyendo lentamente en las aguas menos seguras de sí mismas de la poesía siguiente, la de los 70, donde a la vez que se abandonaba muy pausadamente la obligación de reflejar la época, con sus características y contradicciones, así como con su coloratura ideológica, cobraba mayor peso la subjetividad del poeta y volvía a un primer plano la concepción de la cultura como un fenómeno más universal que estrictamente latinoamericano, como en la época anterior.</div>
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<b><span style="font-size: large;">Los 70: una “generación bisagra”:</span></b></div>
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<b></b><span style="font-size: large;"></span><br /></div>
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Si el hecho que traspasó y signó a la generación del 60 fue la revolución cubana, el que atravesó de lado a lado a la del 70 fue la llegada al poder del Proceso de Reorganización Nacional, el nombre que eligió una nueva dictadura militar para entronizarse en la Argentina. Si bien nunca se puede hacer una lectura unívoca de los segmentos de la cultura, ni desde lo sociológico, lo económico ni lo político -ni siquiera desde lo estrictamente estético- el peso de acontecimientos como éste, que golpearon al conjunto de la sociedad argentina, acredita por sí solo suceder cambios, desviaciones y giros del rumbo también en la cultura, como ya fue abundantemente reseñado desde entonces hasta la actualidad. De hecho, cuando se produjo el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, ya el mapa político del conjunto de Latinoamérica había cambiado, con el florecimiento de dictaduras de índole similar en el resto del continente, que a su vez signaron el acontecer cultural de cada una de sus regiones.</div>
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<br /></div>
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En este contexto, hay que comprender en su justa dimensión el enorme paso dado por los poetas del 70, desde las concepciones anteriores, resueltas, seguras, avaladas por la época, hacia una zona de incertidumbre respecto de esas premisas y que no alcanzaran la puesta en duda y el paulatino abandono de esas concepciones para dar a esta generación unas afirmaciones tan tajantes ni explícitas como aquellas. En sí, la generación del 70 posee valor por las muy buenas poéticas que comenzaron a escribirse en ella, pero no puede ofrecer -como todo período de cambios y de cambios en su caso muy notables, tanto en lo poético como en lo epocal- una coherencia ni una coincidencia conceptual como aquellas de las que hiciera gala la generación anterior. El 70 en poesía y en la Argentina es la década de la disgregación de las vanguardias, de su atomización en individualidades meritorias, precisamente porque estas individualidades son los elementos más dinámicos de la poesía de la época, que ya no podían ser reunidas bajo un programa común o unas premisas generales. Comienza la lenta demolición de los padres y tutores de la década anterior: Pablo Neruda, César Vallejo, Ernesto Cardenal, númenes latinoamericanos, y el conjunto de la poesía social universal tomada antes como referencia inmediata, empiezan a ser abandonados. Como en toda época de crisis, si bien este tembladeral significa mayor libertad de escritura y de elecciones estéticas para el autor, que ya no necesita legitimar su producción personal frente a las verdades reveladas imperantes en su momento, también ello implica una responsabilidad mayor y una seguridad mucho menor ante las dos preguntas claves que se hace un poeta en cualquier época y en todos los momentos de su obra: qué es actualmente poesía y cómo se escribe dicha poesía ahora, frente al papel en blanco.</div>
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Los múltiples intentos -y logros- de la generación del 70 hacen complejo reseñar aquí una larga lista de nombres y de obras bien significativas. Pero sí debemos hacer hincapié en que, sin el trabajo destructor/constructor de la poesía de la década del 70, no podría haberse llegado, no sin esta transición posterior a los valores absolutos del 60, al advenimiento de la poesía de la década del 80, que por una parte se reagrupó en vanguardias con programas y poéticas compartidas entre autores, como lo habían hecho los del 60 -aunque el 80 lo hizo con mayor diversidad- y que, por otra parte, como lo hizo la generación del 70, se potenció con individualidades atentas al logro de una poética propia cada una de ellas. De este juego de fuerzas, elecciones, apologías y rechazos, surgió mi generación.</div>
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<b><span style="font-size: large;">Los 80: corporaciones estéticas y francotiradores independientes</span></b></div>
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<b></b><span style="font-size: large;"></span><br /></div>
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Nunca se subrayará lo suficiente la importancia que tiene, para la historia de la poesía de cualquier período, la existencia de antologías y estudios críticos sobre éste. En el caso de la poesía de los 60, hay dos textos de consulta obligada, publicados por Alfredo Andrés y por Horacio Salas, respectivamente, aunque el del último es mucho más ceñido a una verdadera sistematización fundamentada de lo sucedido.</div>
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En el caso de la generación del 80, la primera antología aparecida hasta la fecha es la de Alejandro Elissagaray, titulada La Poesía de los ´80 y publicada por Ediciones Nueva Generación a fines de 2002 en Buenos Aires, que incluye a 22 autores, discriminados por su relación de pertenencia a distintas banderías estéticas de la época o bien por su condición de autores “independientes” de esas mismas propuestas. El precedente inmediato es Signos Vitales. Una Antología Poética de los Ochenta, de Daniel Fara, publicada por Editorial Martin a comienzos del mismo año, y que abarca a 6 poetas exclusivamente independientes.</div>
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<br /></div>
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En el caso de la obra de Elissagaray, el intento es el de abarcar todo el fenómeno generacional mediante una categorización que divide a la producción del período en cinco campos. Son éstos el Setenta Tardío, el Experimentalismo, el Neobjetivismo, el Neorromaticismo y (el segmento más numeroso del conjunto) los Independientes.</div>
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<br /></div>
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El Setenta Tardío, siempre según Alejandro Elissagaray, se divide a su vez en dos subcategorías: la social y la urbana, caracterizada la primera como aquella en que “confluyen tendencias de la poesía social con origen directo en la estética del setenta, aunque bien decantado por el rumbo de la década posterior” (op. cit.). Agrega Elissagaray, respecto de la otra subcategoría, la urbana, a autores que ”proponían una alternativa estética vinculada con el coloquialismo, acendradamente urbana, no latinoamericanista y con mayor predominio de la ironía y el humor como recursos literarios” (ibidem). Respecto de la segunda categoría, el Experimentalismo, el autor lo remite en su aspecto neoconcretista a los autores agrupados bajo la revista Xul, fundada a comienzos de la década por Jorge Santiago Perednik, aunque señalando una subdivisión, de corte neobarroco, influida por Lezama Lima y “más lejanamente por Luis de Góngora y Argote”. Respecto del Neobjetivismo, señala Elissagaray que su propuesta “giraba alrededor de un estética que lleva las señales de la prosa al discurso poético” y que los representantes de esta tendencia son los poetas nueclados en torno a la revista Diario de Poesía, fundada en 1986 y que ha llegado a la actualidad. Caracteriza Elissagaray al Neorromanticismo como “atribuido a los poetas reunidos alrededor de la revista Ultimo Reino, fundada en 1979, fuertemente influidos por el romanticismo alemán, en especial por las obras de Novalis y Hölderlin”.</div>
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<br /></div>
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Respecto de los independientes, Elissagaray se limita a brindar 24 nombres de autores, con la aclaración de que los menciona entre otros que pertenecerían a la misma corriente.</div>
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<br /></div>
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Quien sí arriesga algo más cercano a una definición de este segmento es el citado Daniel Fara, quien afirma “la independencia es esa posibilidad de reconocer peculiarmente un pathos que, desde antiguo, nos afecta a todos, es el combate que sucede al reconocimiento, es la cicatriz que resulta de vencer con palabras, hasta el momento, ajenas. O bien, a efectos prácticos, es saber qué hacer con las influencias, con todos los rangos de influencias, desde la voz irresistible de los clásicos hasta el estilo del propio libro anterior, desde el llamado de la calle hasta la convocatoria implícita en cada sueño. Y, least but not last -porque el tema es interminable y todo lo que se agregue será siempre mínimo-, es saber también que las escuelas, los movimientos, las tendencias, al menos hasta hoy, sólo han servido para subrayar los méritos de los que nunca se ajustaron del todo a sus pautas (pero tampoco desconocieron las convergencias culturales que les dieron origen)” (opus cit.). Según estos dos trabajos, cabría hacer una división mayor de la generación del 80 entre dos partes: la una compuesta por los autores agrupados en las cuatro primeras categorías señaladas por Elissagaray y la otra por la quinta división, los independientes, mencionados por Elissagaray y reseñados por Fara en el párrafo transcripto. Como punto de partida, con la perspectiva histórica que dan los veinte años transcurridos desde la aparición de los primeros libros de esta generación y el aporte de los trabajos de Fara y Elissagaray, se puede comenzar a vislumbrar las realidades, mentiras y adulteraciones, así como los logros reales y autores principales -siempre con la perspectiva que sólo da el tiempo y la obra publicada- de ese fenómeno que es la generación de los 80.</div>
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<br /></div>
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Los poetas argentinos más recientes no salieron de la nada:</div>
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<br /></div>
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Desde los 90 hasta la actualidad, un crecido número de autores ha comenzado a publicar sus primeros poemarios. Aunque falta inevitablemente leer cuál será -en la página impresa, que en poesía es la verdad definitiva- su futuro desarrollo, algunos nombres comienzan a vislumbrarse como interesantes propuestas, sin que hasta la fecha puedan ser agrupados en ciertas categorías homogeneizantes, como sucede con algunos de sus predecesores.</div>
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<br /></div>
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Llamativamente, no exhiben características ni influencias muy marcadas que los emparienten con los neorrománticos, objetivistas, experimentalistas ni neobarrocos de la década anterior, escuelas que se han quedado -al menos, de momento- sin descendencia... Al parecer, los poetas más recientes, del noventa para acá, se encuentran embarcados en búsquedas individuales y van sus obras hacia el logro de poéticas personales, aspecto éste que sí tiene un cercano precedente, pues como decía César Vallejo, “no hay dios / ni hijo de dios sin desarrollo”.</div>
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<br /></div>
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Quien quiera oír, oirá.</div>
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<br /></div>
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<b>BREVE RESEÑA DE LA POESIA ARGENTINA DE LAS ULTIMAS CUATRO DECADAS</b></div>
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<b></b><br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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1960. AZCONA CRANWELL, Elizabeth. Poemas. BIGNOZZI, Juana. Los límites. CANZANI, Ariel La sed. HUASI, Julio. Sonata popular de Buenos Aires. Yankería. JUARROZ, Roberto. Seis poemas sueltos. LAMBORGHINI, Leónidas. Al público. LUCHI, Luis. El ocio creador. PEICOVICH, Esteban. Palabra limpia de mí. PIZARNIK, Alejandra. Poemas. YANNOVER, Héctor. Las iniciales del amor.</div>
<div style="text-align: justify;">
1961. ANDRES, Alfredo. Se alquila una soledad. GELMAN, Juan. Velorio del solo. VIGNATI, Alejandro. El cielo no arde.</div>
<div style="text-align: justify;">
1962. ANDRES, Alfredo. Si tengo suerte. AZCONA CRANWELL, Elizabeth. Los riesgos y el vacío.. CANZANI, Ariel El sueño debe morir mañana. GELMAN, Juan. Gotán. GIANUZZI, Joaquín. Contemporáneo del mundo. NEGRO, Héctor. El fuego lúcido. PIZARNIK, Alejandra. Arbol de Diana. SILBER, Marcos. Las fronteras de la luz.</div>
<div style="text-align: justify;">
1963. ANDRES, Alfredo. Che. CANZANI, Ariel Filásticas de la angustia. HURTADO DE MENDOZA, Roberto. Salvado del terremoto. JUARROZ, Roberto. Segunda poesía vertical. PEICOVICH, Esteban. La vida continúa. PLAZA, Ramón. Edad del tiempo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1964. ANDRES, Alfredo. Noche en la ciudad;. ANGELI, Héctor Miguel. Manchas. CARLINO, Alfredo. Chau, Gatica. HURTADO DE MENDOZA, Roberto. Felipe Varela. LUCHI, Luis. Poemas de las calles transversales; La vida en serio. SALAS, Horacio. La soledad en pedazos. YANNOVER, Héctor. Arras para otra boda. VAZQUEZ, Rafael. Apuesta diaria.</div>
<div style="text-align: justify;">
1965. ANDRES, Alfredo. A fuego lento. BUSTOS, Miguel Angel. Fragmentos fantásticos. CANZANI, Ariel El payaso del incendio. DELLEPIANE RAWSON, Alicia. Atreverse todo. HUASI, Julio. Los increíbles. JUARROZ, Roberto. Tercera poesía vertical. LAMBORGHINI, Leónidas. Las patas en la fuente. PIZARNIK, Alejandra. Los trabajos y las noches. PLAZA, Ramón. A pesar de todo. SILBER, Marcos. Sumario del miedo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1966. ANGELI, Héctor Miguel. Las burlas. AZCONA CRANWELL, Elizabeth. De los opuestos. CANZANI, Ariel Monigotes. CARLINO, Alfredo. Ciudad del tango. DELLEPIANE RAWSON, Alicia. Las buenas razones. HURTADO DE MENDOZA, Roberto. Cánticos. SALAS, Horacio. Memoria del tiempo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1967. BIGNOZZI, Juana. Mujer de cierto orden. BUSTOS, Miguel Angel. Visión de los hijos del mal. D´ANNA, Eduardo. Muy muy que digamos. GIANUZZI, Joaquín. Las condiciones de la época. LAMBORGHINI, Leónidas. La estatua de la libertad. PEICOVICH, Esteban. Introducción al camelo. SUAREZ, María del Carmen. La noche y los maleficios.</div>
<div style="text-align: justify;">
1968. LAMBORGHINI, Leónidas. La canción de Buenos Aires. PIZARNIK, Alejandra. Extracción de la piedra de la locura. SALAS, Horacio. La corrupción. SILBER, Marcos. Ella.</div>
<div style="text-align: justify;">
1969 ANDRES, Alfredo. El 60 (antología). AULICINO, Jorge Ricardo. Reunión. GELMAN, Juan. Los poemas de Sidney West. JUARROZ, Roberto. Cuarta poesía vertical. PIZARNIK, Alejandra. Nombres y figuras.</div>
<div style="text-align: justify;">
1970. BELLESSI, Diana. Destino y propagaciones. PIZARNIK, Alejandra. El infierno musical. TEDESCO, Luis. Los objetos del miedo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1971. AULICINO, Jorge Ricardo. Mejor matar esa lágrima. AZCONA CRANWELL, Elizabeth. Imposibilidad del lenguaje o los riesgos del amor. GELMAN, Juan. Cólera buey. SALAS, Horacio. Mate pastor.</div>
<div style="text-align: justify;">
1972. CARRERA, Arturo. Escrito con un nictógrafo. SUAREZ, María del Carmen. Los dientes del lobo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1973. CARRERA, Arturo. Momento de simetría. FREIDEMBERG, Daniel. Blues del que vuelve solo a casa. GRAVINO, Amadeo. Marylyn.</div>
<div style="text-align: justify;">
1974. JUARROZ, Roberto. Quinta poesía vertical. SILBER, Marcos.Dopoguerra.</div>
<div style="text-align: justify;">
1975. AULICINO, Jorge Ricardo. Vuelo bajo. CARRERA, Arturo. Oro. CHIROM, Daniel. Crónica de Robledo Puch. GRAVINO, Amadeo. Lady Macbeth. JUARROZ, Roberto. Sexta poesía vertical. TEDESCO, Luis. Cuerpo. YANNOVER, Héctor. Antología poética.</div>
<div style="text-align: justify;">
1976. SALAS, Horacio. Generación poética del 60 (antología). SUAREZ, María del Carmen. Voracidad del sonido.</div>
<div style="text-align: justify;">
1977. GENOVESE, Alicia. El cielo posible. GIANNUZZI, Joaquín. Señales de una causa personal. REDONDO, Víctor. Poemas a la maga.</div>
<div style="text-align: justify;">
1978. AZCONA CRANWELL, Elizabeth. Anunciación del mal y la inocencia. SALAS, Horacio. Gajes del oficio (Madrid). VINDERMAN, Paulina. Los espejos y los puentes.</div>
<div style="text-align: justify;">
1979. ANADON, Pablo. Poemas. CHIROM, Daniel. Los atlantes.</div>
<div style="text-align: justify;">
1980. AULICINO, Jorge Ricardo. Poeta antiguo. BELLESSI, Diana. Tributo del mudo. BENITEZ, Luis. Poemas de la tierra y la memoria. CHIROM, Daniel. Antología de la nueva poesía argentina. PERLONGHER, Néstor. Austria-Hungría. REDONDO, Víctor. Homenajes. TEDESCO, Luis. Paisajes. VINDERMAN, Paulina. La otra ciudad.</div>
<div style="text-align: justify;">
1981. BELLESSI, Diana. Crucero ecuatorial. FREIRE. Héctor. Quipus. TRACEY, Mónica. A pesar de los dioses. VITALE, Carlos. Códigos.</div>
<div style="text-align: justify;">
1982. CARRERA, Arturo. La partera canta. CIGNONI, Roberto. Margen puro. COFRECES, Javier. Años de goma. ETCHECOPAR, Dolores. Su voz en la mía. GENOVESE, Alicia. El mundo encima. KOFMAN, Fernando. Tiempo de convulsión. MOORE, Esteban. La noche en llamas. RIMONDINO, Adrián. Paisaje de barrio. SAEZ, Carlos Santos. Hombres de segunda. VILLALBA, Susana. Oficiante de sombras. VINDERMAN, Paulina. La mirada de los héroes.</div>
<div style="text-align: justify;">
1983. AULICINO, Jorge Ricardo. La caída de los cuerpos. BENITEZ, Luis. Mitologías/ La Balada de la Mujer Perdida. BENITEZ, Luis, y GIRALDEZ, Mónica. Poesía inédita de hoy (antología). CARRERA, Arturo. Mi padre. CARRERA, Arturo. Arturo y yo. CHIROM, Daniel. La diáspora. MOORE, Esteban. Providencia terrenal. RIMONDINO, Adrián. Afanes. SAEZ, Carlos Santos. La navaja turra.</div>
<div style="text-align: justify;">
1984. FREIRE. Héctor. Des-Nudos. ETCHECOPAR, Dolores. La tañedora. LOJO, María Rosa. Visiones. SAMPAOLESI, Mario. Cielo primitivo. VINDERMAN, Paulina. La balada de Codelia. VITALE, Carlos. Variaciones.</div>
<div style="text-align: justify;">
1985. BELLESSI, Diana. Danzante de doble máscara. BENITEZ, Luis. Behering y otros poemas (segunda ed. 1993, México). CARRERA, Arturo. Animaciones suspendidas. CIGNONI, Roberto. Resplandores. COFRECES, Javier. La liebre tiesa. ETCHECOPAR, Dolores. El atavío. GRAVINO, Amadeo. La calle pobre. NEGRONI, María. De tanto desolar. REDONDO, Víctor. Circe, cuaderno de trabajo. SALAS, Horacio. Cuestiones personales. TEDESCO, Luis. Reino sentimental.</div>
<div style="text-align: justify;">
1986. FREIDEMBERG, Daniel. Diario de la crisis (segunda ed., 1989). KLEIN, Laura. A mano alzada. SAMPAOLESI, Mario. La belleza de lo lejano. VILLALBA, Susana. Clínica de muñecas.</div>
<div style="text-align: justify;">
1987. CARRERA, Arturo. Ticket para Edgardo Russo. CIGNONI, Roberto. 28 poemas. GRAVINO, Amadeo. María, páramo de nostalgia. KOFMAN, Fernando. Caída de la catedral. MOORE, Esteban. Con Bogey en Casablanca y otros poemas. PERLONGHER, Néstor. Alambres. TRACEY, Mónica. Celebración errante. VITALE, Carlos. Confabulaciones (España).</div>
<div style="text-align: justify;">
1988. AULICINO, Jorge Ricardo. Paisaje con autor. COFRECES, Javier. Pasaje renacimiento. GRAVINO, Amadeo. Santa María blues. MONTANARO, Pablo. El fin vendrá a su tiempo. SZWARC, Susana. En lo separado. VINDERMAN, Paulina. Rojo junio.</div>
<div style="text-align: justify;">
1989. BENITEZ, Luis. Guerras, epitafios y conversaciones. CARRERA, Arturo. Children´s corner. CHIROM, Daniel. El hilo de oro.</div>
<div style="text-align: justify;">
ETCHECOPAR, Dolores. Notas salvajes. NEGRONI, María. per/canta. REDONDO, Víctor. Mercado de ópera. VILLALBA, Susana. Susy, secretos del corazón.</div>
<div style="text-align: justify;">
1990. ANADON, Pablo. Estaciones del árbol. GARCIA HELDER, Daniel. El faro de Guereño. GRAVINO, Amadeo. Caricaturas de Viuti por Ciudad Gótica. PERLONGHER, Néstor. Parque Lezama. PERLONGHER, Néstor. Aguas aéreas. SALAS, Horacio. El otro. TRACEY, Mónica. Hablar de lo que se ama.</div>
<div style="text-align: justify;">
1991. ALPEROVICH, Laura, Armas como el silencio. BELLESSI, Diana. Buena travesía, buena ventura pequeña Uli. COFRECES, Javier. Amianto. CWIELONG, Marta. Razones para huir. DIAZ MINDURRY, Liliana. Sinfonía en llamas. DIAZ MINDURRY, Liliana. Paraíso en tinieblas. FREIRE. Héctor. Voces en el sueño de la piedra. GRAVINO, Amadeo. Soledad-es. KOFMAN, Fernando. Polifonía en el páramo. LOJO, María Rosa. Forma oculta del mundo.</div>
<div style="text-align: justify;">
MONTANARO, Pablo. Señales sobre un sueño. NEGRONI, María. La jaula bajo el trapo. SAMOILOVICH, Daniel. La ansiedad perfecta.</div>
<div style="text-align: justify;">
1992. ALPEROVICH, Laura, La ferocidad y el cielo. ANADON, Esteban .La vida que se vive. BENITEZ, Luis. Fractal. CIGNONI, Roberto. Nevada y estrella. GENOVESE, Alicia. Anónima. GRAVINO, Amadeo. Hilda, Belle Peinture. MONTANARO, Pablo. El fin vendrá a su tiempo. KOFMAN, Fernando. Zarza remueve. PERLONGHER, Néstor. El chorreo de las iluminaciones. SAMPAOLESI, Mario. La lluvia sin sombra. SAMPAOLESI, Mario. El honor es mío.</div>
<div style="text-align: justify;">
1993. BELLESSI, Diana. El jardín.. CARRERA, Arturo. Negritos. DIAZ MINDURRY, Liliana. Wonderland. GRAVINO, Amadeo. Cartas para un amor salvaje.</div>
<div style="text-align: justify;">
1994. ALIBERTI, Antonio. 70 poetas argentinos (antología). ANADON, Pablo. Cuaderno florentino y otros poemas italianos. AULICINO, Jorge Ricardo. Hombres en un restaurante. CARRERA, Arturo. La banda oscura de Alejandro. COFRECES, Javier. Mar de fondo. ETCHECOPAR, Dolores. Canción del precipicio. GARCIA HELDER, Daniel. El guadal. GENOVESE, Alicia. Vida interior de la discordia. GRAVINO, Amadeo. Buenos Aires, comedia. MONTANARO, Pablo. Ella. MOORE, Esteban. Poemas 1982-87. MOORE, Esteban. Tiempos que van. NEGRONI, María. Islandia. NEGRONI, María. El viaje de la noche. VINDERMAN, Paulina. Escalera de incendio.</div>
<div style="text-align: justify;">
1995. ALPEROVICH, Laura, La dualidad amante. AULICINO, Jorge Ricardo. Almas en movimiento. BENITEZ, Luis. El pasado y las vísperas. (Venezuela). MONTANARO, Pablo. Tiempos jamás dibujados. PRIETO, Martín. La música antes. TEDESCO, Luis. Vida privada.</div>
<div style="text-align: justify;">
1996. BELLESSI, Diana. Colibrí ¡lanza relámpagos! BENITEZ, Luis. Selected poems (EE.UU., selección y traducción de Verónica Miranda). FREIDEMBERG, Daniel. Lo espeso real.</div>
<div style="text-align: justify;">
1997. CARRERA, Arturo. El vespertillo de las parcas. COFRECES, Javier. Ropa íntima. CWIELONG, Marta. De nadie. FREIRE. Héctor. Poética del tiempo. GENOVESE, Alicia. El borde es un río. GRAVINO, Amadeo. Notas. KLEIN, Laura. Bastardos del pensamiento. SAMOILOVICH, Daniel. Superficies iluminadas. VILLALBA, Susana. Matar un animal. VINCIGUERRA, Lidia. Poesía argentina de fin de siglo (antología).</div>
<div style="text-align: justify;">
1998. BELLESSI, Diana. Sur. GRAVINO, Amadeo. El rock de la lluvia. LOJO, María Rosa. Esperan la mañana verde. TEDESCO, Luis. La dama de mi mente. VINDERMAN, Paulina. Bulgaria. VITALE, Carlos. Selected Poems (EE.UU., selección y traducción de Verónica Miranda).</div>
<div style="text-align: justify;">
1999. AULICINO, Jorge Ricardo. La línea del coyote. BEJERMAN, Gabriela. Alga. COFRECES, Javier. Poetas surrealistas argentinos (antología). CUCURTO, Washington (VEGA, Santiago). La máquina de hacer paraguayitos. GRAVINO, Amadeo. Poemas con princesa. MOORE, Esteban. Partes mínimas. MOORE, Esteban. Instantáneas de fin de siglo. SAMPAOLESI, Mario. Puntos de colapso. SZWARC, Susana. Bailen las estepas. TRACEY, Mónica. Hablo en lenguas. VILLALBA, Susana. Caminatas.</div>
<div style="text-align: justify;">
2000. CHIROM, Daniel. Candelabros. TEDESCO, Luis. En la maleza. VITALE, Carlos. Unidad de lugar (España). VITALE, Carlos. Vistas al mar (España).</div>
<div style="text-align: justify;">
2001. BENITEZ, Luis. La yegua de la noche (Chile). BENITEZ, Luis. Antología (selección e introducción de Alejandro Elissagaray). CELLA, Susana. Tirante. CELLA, Susana. Río de la Plata.</div>
<div style="text-align: justify;">
2002. ELISSAGARAY, Alejandro. La poesía de los 80 (antología). FARA, Daniel. Signos Vitales. Un antología poética de los ochenta. TEDESCO, Luis. Aquel corazón descamisado.</div>
<div style="text-align: justify;">
2003. FREIRE. Héctor. Motivos en color de perecer. MOORE, Esteban. Partes mínimas y otros poemas. SALAS, Horacio. Dar de nuevo. SAMPAOLESI, Mario. Miniaturas eróticas. VINDERMAN, Paulina. El muelle. </div>
Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-77240038005445018532013-05-27T23:12:00.001-03:002020-05-26T16:42:36.102-03:00Elicura Chihuailf | Presos políticos mapuche<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx-IoKhyphenhyphendZGrAN74rxV7dkYwlPs_cOY2_5UN-ufTyZQIc0Kv9egdm205h07KlJMP1wXVPeK6hwF2COW6oH2_RJQ_EjNcnJSgMuvgE1Alz3B5rDKYytKZsg_N0IvQnWZFuk1gyJwuW2RFU/s1600/Elikura+Chihuailaf_540x361.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="427" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjx-IoKhyphenhyphendZGrAN74rxV7dkYwlPs_cOY2_5UN-ufTyZQIc0Kv9egdm205h07KlJMP1wXVPeK6hwF2COW6oH2_RJQ_EjNcnJSgMuvgE1Alz3B5rDKYytKZsg_N0IvQnWZFuk1gyJwuW2RFU/s640/Elikura+Chihuailaf_540x361.jpg" width="640" /></a></div>
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<b><span style="font-size: x-large;">Por amor a la Madre Tierra</span></b></div>
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<b></b><span style="font-size: x-large;"></span><br /></div>
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En todos los Pueblos y tiempos, nacen -y viven para siempre- seres humanos adelantados / adelantadas que construyen su Palabra en y desde la más verdadera poética: la acción de su pensamiento. Mujeres y hombres resplandecientes, brotando como flores sobre la nieve del invierno o sobre la arena del más inhóspito desierto. Hombres y mujeres que viven con todos / por todos, que se hacen cargo y estremecen nuestra soledad y enrostran el egoísmo y brutalidad del sistema capitalista porque ellos / ellas -por su sensibilidad y con su sacrificio- han alcanzado la innegable autoridad para que nos obliguemos a Escuchar lo que nos están diciendo. Como el Silencio y la contemplación de la naturaleza, ellas / ellos son nuestra Memoria de que es irrefutablemente cierto que somos nada más una pequeña parte del universo, hijas e hijos de la Madre Tierra a quien pertenecemos. Somos briznas apenas soñando en la levedad / la brevedad del viento Azul </div>
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<br /></div>
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Hombres y mujeres que -por amor a la Madre Tierra- ayer sufrieron y sufren hoy (y seguramente mañana) la pena del encarcelamiento; que lucharon y luchan por Ternura, para recordar al Estado -y a los adinerados que lo instalaron y sostienen- que la legitimidad es anterior y está / o debiera estar por sobre la "legalidad" con la que depredan y usurpan las riquezas que nos pertenecen a todos (a las generaciones pasadas, presentes y futuras). ¿Cuántas muertes humanas han provocado los Presos Políticos Mapuche?: ninguna. Ellos / ellas no han hecho sino elevar su voz para defender la legitimidad de las normas -siempre incluyentes- de la naturaleza, el siempre comunitario ecosistema (Itro fill mogen / la totalidad sin exclusión, la integridad sin fragmentación de todo lo viviente), y para cuestionar la casi constante exclusión / la ilegalidad de la legalidad chilena </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En distintos lugares y tiempos se ha dicho: "Todo pueblo que lucha tiene derecho a defenderse". Toda historia / todo relato de un Pueblo es una continuidad; desde su visión de mundo se revelan sus esperanzas, sus alegrías, sus tristezas, sus enojos y sus Sueños. ¿No son acaso hebras diversas de un mismo tejido, que se entrecruzan para brindarle firmeza, mientras se canta, se cuenta, se conversa, se aconseja, se hace rogativa, se lucha, se parlamenta? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
"Los winka han roto la armonía aquí, han violentado el equilibrio entre nuestra Tierra de Arriba y la Tierra que Andamos. Ellos trabajan con las energías negativas / las de la Tierra de Abajo, por eso aquí se ha secado el agua y han desaparecido las plantas y las hierbas medicinales; por eso nos hemos enfermado nosotros y también nuestros animales. Los winka están enfermando a nuestra Madre Tierra", están reiterando las Machi / los Machi que luchan contra las enfermedades que son también hoy día los latifundios y las empresas forestales / hidroeléctricas / pesqueras / mineras</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Aquí están nuestros tuwvn y kvpalme, nuestros lazos con la Tierra en la que nacimos y la familia y comunidad a la que pertenecemos. El Rewe es el centro de la Tierra, el lugar donde Conversan e interactúan todas las energías que habitan el Universo. El Espíritu Azul que nos rige cumple acciones diversas y de acuerdo a ello lo nombramos, dicen nuestros Abuelos / nuestras Abuelas: Elmapun, cuando creó la Tierra / Elchen, cuando creó a la Gente / Genmapun, como sostenedor de la Tierra / Genechen, como sostenedor de la Gente. Es así como las personas respondemos también a distintos nombres al mismo tiempo, nos dicen: padres / hijos / hermanos / pensadores / guerreros... </div>
<div style="text-align: justify;">
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<div style="text-align: justify;">
Nuestra cultura es incluyente, valora sus diversidades, cada una de ellas entrega su aporte particular para enfrentar los rigores de la historia común. Existen nuestras comunidades -físicas y espirituales- y por ellas existen nuestras organizaciones, cada una da cuenta de una innegable realidad. Por eso, contrario a lo que insisten en afirmar los gobiernos chilenos, decimos: todas nuestras organizaciones nos representan en la totalidad de la vida que no ha tocado vivir </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
(Lamgen Millaray, estas palabras para Usted y para todas nuestras hermanas que -contra toda adversidad y distancia- trabajan para entregar el ánimo constante / imprescindible a sus compañeros -nuestros hermanos- encarcelados por el poder económico chileno)<strike>full-width</strike></div>
<div style="text-align: justify;">
<strike></strike><strike></strike><br /></div>
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<b>ELICURA CHIHAUILAF NAHUELPAN</b>. Oralitor y escritor mapuche nacido en Kechurewe, Chile. El nombre Elicura proviene del mapudungun para "piedra transparente" (lüg: «transparente», kura: «piedra»). Chihuailaf, en tanto, significa "Neblina extendida sobre un lago" (chiway: «neblina», lafün/lafken: contracción de «extendido» y «lago»). Nahuelpán es tigre-puma (nawel: "tigre", pangi: puma). Realiza los estudios superiores en la Universidad de Concepción, cultivando de manera paralela el oficio de poeta. Médico obstetra de profesión, actualmente es profesor visitante en la Universidad de Chile y colaborador de las revistas “El Periodista” y “Punto Final” de Santiago. Integrante de la Academia Chilena de la Lengua, colaborador del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas de Temuko y secretario general de la Agrupación de Escritores Indígenas de Chile. Ha publicado diversos libros de poesía, entre ellos El invierno y su imagen (1977), En el país de la memoria (1988); De Sueños Azules y contrasueños (1995).A orillas de un sueño azul; La Palabra: Sueño y Flor de América. Adelanto de una muestra de Oralitura Indígena de América, (1997); Recado Confidencial a los Chilenos, (1999); Canto libre / Lliz Vlkantun, (2007); Kallfv Mapu, Tierra Azul (2008). En 1994 y en el año 2000, obtiene el Premio Mejor Obra Literaria que otorga el Consejo Nacional del Libro y la Lectura de Chile por sus trabajos de poesía y ensayo, respectivamente. En 1997 es distinguido con el Premio Municipal de Literatura de Santiago de Chile. Ha dado lecturas de poesía en Holanda, Italia, España, México, Venezuela y Colombia. Parte de su obra se ha traducido al catalán, italiano, alemán, inglés y húngaro, entre otros idiomas.</div>
Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-31830402018816648512013-05-27T23:07:00.000-03:002020-05-23T21:08:56.285-03:00Eduardo Galeano | Defensa De La Palabra*<div style="text-align: justify;">
<b><span style="font-size: large;"></span></b><br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2a-xEVXu9KeakBxcwGWXDq3rJA0HmXWuSaE7Su5tA6wngJk8wDysAWALk9GlTNJTkVhZ0t5Oy2Q3F5sFeJ5Za5q95zkj0zOFOoFZcq0Lcn3GZEisdzGHkZ8NCQ-g8Q54gImGIucWV8k4/s1600/Eduardo+Galeano_540x361.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="427" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2a-xEVXu9KeakBxcwGWXDq3rJA0HmXWuSaE7Su5tA6wngJk8wDysAWALk9GlTNJTkVhZ0t5Oy2Q3F5sFeJ5Za5q95zkj0zOFOoFZcq0Lcn3GZEisdzGHkZ8NCQ-g8Q54gImGIucWV8k4/s640/Eduardo+Galeano_540x361.jpg" width="640" /></a></div>
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<b>1.</b></div>
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Uno escribe a partir de una necesidad de comunicación y de comunión con los demás, para denunciar lo que duele y compartir lo que da alegría. Uno escribe contra la propia soledad y la soledad de los otros. Uno supone que la literatura transmite conocimiento y actúa sobre el lenguaje y la conducta de quien la recibe; que nos ayuda a conocernos mejor para salvarnos juntos. Pero “los demás” y “los otros” son términos demasiado vagos; y en tiempos de crisis, tiempos de definición, la ambigüedad puede parecerse demasiado a la mentira. Uno escribe, en realidad, para la gente con cuya suerte, o mala suerte, uno se siente identificado, los malcomidos, los maldormidos, los rebeldes y los humillados de esta tierra, y la mayoría de ellos no sabe leer. Entre la minoría que sabe, ¿cuántos disponen de dinero para comprar libros? ¿Se resuelve esta contradicción proclamando que uno escribe para esa cómoda abstracción llamada “masa”?</div>
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2.</div>
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No hemos nacido en la luna, no habitamos el séptimo cielo. Tenemos la dicha y la desgracia de pertenecer a una región atormentada del mundo, América Latina, y de vivir un tiempo histórico que golpea duro. Las contradicciones de la sociedad de clases son, aquí, más feroces que en los países ricos. La miseria masiva es el precio que los países pobres pagan para que el seis por ciento de la población mundial pueda consumir impunemente la mitad de la riqueza que el mundo entero genera. Es mucho mayor la distancia, el abismo que en América Latina se abre entre el bienestar de pocos y la desgracia de muchos; y son más salvajes los métodos necesarios para salvaguardar esa distancia.</div>
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El desarrollo de una industria restrictiva y dependiente, que aterrizó sobre las viejas estructuras agrarias y mineras sin alterar sus deformaciones esenciales, ha agudizado las contradicciones sociales en lugar de aliviarlas. La habilidad de los políticos tradicionales, expertos en las artes de la seducción y la estafa, resulta hoy insuficiente, anticuada, inútil; el juego populista que permitía otorgar para manipular ya no es posible, o revela su peligroso doble filo. Las clases y los países dominantes recurren a la maquinaria represiva. ¿De qué otra manera podría sobrevivir sin cambios un sistema social cada vez más parecida a un campo de concentración? ¿Cómo mantener a raya, sin alambradas de púas, a la reciente legión de los malditos? En la medida en que el sistema se siente amenazado por el desarrollo sin tregua de la desocupación, la pobreza y las tensiones sociales y políticas derivadas, se abrevia el espacio disponible para la simulación y los buenos modales: en los suburbios del mundo el sistema revela su verdadero rostro. </div>
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¿Por qué no reconocer un cierto mérito de sinceridad en las dictaduras que oprimen, hoy por hoy, a la mayoría de nuestros países? La libertad de los negocios implica, en tiempos de crisis, la prisión de las personas. </div>
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Los científicos latinoamericanos emigran, los laboratorios y las universidades no tienen recursos, el “know how” industrial es siempre extranjero y se paga carísimo, pero ¿por qué no reconocer un cierto mérito de creatividad en el desarrollo de una tecnología del terror? América Latina está haciendo inspirados aportes universales en cuanto al desarrollo de métodos de torturas, técnicas del asesinato de personas e ideas, cultivo del silencio, multiplicación de la impotencia y siembra del miedo. </div>
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Quienes queremos trabajar por una literatura que ayude a revelar la voz de los que no tienen voz, ¿cómo podemos actuar en el marco de esta realidad? ¿Podemos hacernos oír en medio de una cultura sorda y muda? Las nuestras son repúblicas del silencio. La pequeña libertad del escritor, ¿no es a veces la prueba de su fracaso? ¿Hasta dónde y hasta quiénes podemos llegar?</div>
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Hermosa tarea la de anunciar el mundo de los justos y los libres; digna función la de negar el sistema del hambre y de las jaulas visibles o invisibles. Pero, ¿a cuántos metros tenemos la frontera? ¿Hasta dónde otorgan permiso los dueños del poder? </div>
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3.</div>
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Mucho se ha discutido en torno de las formas directas de censura bajo los diversos regímenes sociales y políticos que en el mundo son o han sido, la prohibición de libros y periódicos incómodos o peligrosos y el destino de destierro, cárcel o fosa de algunos escritores y periodistas. Pero la censura indirecta actúa de un modo más sutil. No por menos aparente es menos real. Poco se habla de ella; sin embargo, en América Latina es la que más profundamente define el carácter opresor y excluyente del sistema que la mayoría de nuestros países padece. ¿En qué consiste esta censura que nunca osa decir su nombre? Consiste en que no viaja el barco porque no hay agua en el mar: si un cinco por ciento de la población latinoamericana puede comprar refrigeradores, ¿qué porcentaje puede comprar libros? ¿Y qué porcentaje puede leerlos, sentir su necesidad, recibir su influencia? </div>
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Los escritores latinoamericanos, asalariados de una industria de la cultura que sirve al consumo de una elite ilustrada, provenimos de una minoría y escribimos para ella. Esta es la situación objetiva de los escritores cuya obra confirma la desigualdad social y la ideología dominante; y es también la situación objetiva de quienes pretendemos romper con ellas. Estamos bloqueados, en gran medida, por las reglas de juego de la realidad en la que actuamos. </div>
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El orden social vigente pervierte o aniquila la capacidad creadora de la inmensa mayoría de los hombres y reduce la posibilidad de la creación – antigua respuesta al dolor humano y a la certidumbre de la muerte – al ejercicio profesional de un puñado de especialistas. ¿Cuántos somos, en América Latina, esos “especialistas”? ¿Para quiénes escribimos, a quiénes llegamos? ¿Cuál es nuestro público real? Desconfiemos de los aplausos. A veces nos felicitan quienes nos consideran inocuos.</div>
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4. </div>
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Uno escribe para despistar a la muerte y estrangular los fantasmas que por dentro lo acosan; pero lo que uno escribe puede ser históricamente útil sólo cuando de alguna manera coincide con la necesidad colectiva de conquista de la identidad. </div>
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Esto, creo, quisiera uno: que al decir: “Así soy” y ofrecerse, el escritor pudiera ayudar a muchos a tomar conciencia de lo que son. Como medio de revelación de la identidad colectiva, el arte debería ser considerado un artículo de primera necesidad y no un lujo. Pero en América Latina el acceso a los productos de arte y cultura está vedado a la inmensa mayoría. </div>
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Para los pueblos cuya identidad ha sido rota por las sucesivas culturas de conquista, y cuya explotación despiadada sirve al funcionamiento de la maquinaria del capitalismo mundial, el sistema genera una “cultura de masas”. Cultura para masas, debería decirse, definición más adecuada de este arte degradado de circulación masiva que manipula las conciencias, oculta la realidad y aplasta la imaginación creadora. No sirve, por cierto, a la revelación de la identidad, sino que es un medio de borrarla o deformarla, para imponer modos de vida y pautas de consumo que se difunden masivamente a través de los medios de comunicación. Se llama “cultura nacional” a la cultura de la clase dominante, que vive una vida importada y se limita a copiar, con torpeza y mal gusto, a la llamada “cultura universal”, o lo que por ella entienden quienes la confunden con la cultura de los países dominantes. En nuestro tiempo, era de los mercados múltiples y las corporaciones multinacionales, se ha internacionalizado la economía y también la cultura, la “cultura de masas”, gracias al desarrollo acelerado y la difusión masiva de los medios. Los centros de poder nos exportan máquinas y patentes y también ideología. Si en América Latina está reservado a pocos el goce de los bienes terrenales, es preciso que la mayoría se resigne a consumir fantasías. Se vende ilusiones de riqueza a los pobres y de libertad a los oprimidos, sueños de triunfo para los vencidos y de poder para los débiles. No hace falta saber leer para consumir las apelaciones simbólicas que la televisión, la radio y el cine difunden para justificar la organización desigual del mundo. Para perpetuar el estado de cosas vigente en estas tierras donde cada minuto muere un niño de enfermedad o de hambre, es preciso que nos miremos a nosotros mismos con los ojos de quien nos oprime. Se domestica a la gente para que acepte “este” orden como el orden “natural” y por lo tanto eterno; y se identifica al sistema con la patria, de modo que el enemigo del régimen resulta ser un traidor o un agente foráneo. Se santifica la ley de la selva, que es la ley del sistema, para que los pueblos derrotados acepten su suerte como un destino; falsificando el pasado se escamotean las verdaderas causas del fracaso histórico de América Latina, cuya pobreza ha alimentado siempre la riqueza ajena: en la pantalla chica y en la pantalla grande gana el mejor, y el mejor es el más fuerte. El derroche, el exhibicionismo y la falta de escrúpulos no producen asco, sino admiración; todo puede ser comprado, vendido, alquilado, consumido, sin exceptuar el alma. Se atribuye a un cigarrillo, a un automóvil, a una botella de whisky o a un reloj, propiedades mágicas: otorgan personalidad, hacen triunfar en la vida, dan felicidad o éxito. A la proliferación de héroes y modelos extranjeros, corresponde el fetichismo de las marcas y las modas de los países ricos. Las fotonovelas y los teleteatros locales transcurren en un limbo de cursilería, al margen de los problemas sociales y políticos reales de cada país; y las series importadas venden democracia occidental y cristiana junto con violencia y salsa de tomates. </div>
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5.</div>
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En estas tierras de jóvenes, jóvenes que se multiplican sin cesar y que no encuentran empleo, el tic-tac de la bomba de tiempo obliga a los que mandan a dormir con un solo ojo. Los múltiples métodos de alienación cultural, máquinas de dopar y de castrar, cobran una importancia cada vez mayor. Las fórmulas de esterilización de las conciencias se ensayan con más éxito que los planes de control de la natalidad. </div>
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La mejor manera de colonizar una conciencia consiste en suprimirla. En este sentido también opera, deliberadamente o no, la importación de una falsa contracultura que encuentra eco creciente en las nuevas generaciones de algunos países latinoamericanos. Los países que no abren a los muchachos opciones de participación política – por la petrificación de sus estructuras o por sus asfixiantes mecanismos de represión – ofrecen los terrenos mejor abonados para la proliferación de una presunta “cultura de protesta”, venida de afuera, subproducto de la sociedad del ocio y el despilfarro, que se proyecta hacia todas las clases sociales a partir del anti-convencionalismo postizo de las clases parasitarias. </div>
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Los hábitos y símbolos de la revuelta juvenil de los años sesenta en Estados Unidos y en Europa, nacidos de una reacción contra la uniformidad del consumo, son ahora objeto de producción en serie. La ropa con diseños psicodélicos se vende al grito de “¡Libérate!”; la música, los posters, los peinados y los vestidos que reproducen los modelos estéticos de la alucinación por las drogas, son volcados en escala industrial sobre el Tercer Mundo. Junto con los símbolos, coloridos y simpáticos, se ofrece pasajes al limbo a los jóvenes que quieren huir del infierno. Se invita a las nuevas generaciones a abandonar la historia, que duele, para viajar al Nirvana. Al incorporarse a esta “cultura de la droga”, ciertos sectores juveniles latinoamericanos realizan la ilusión de reproducir el modo de vida de sus equivalentes metropolitanos. </div>
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Originada en el inconformismo de grupos marginales de la sociedad industrial alienada, esta falsa contra-cultura nada tiene que ver con nuestras necesidades reales de identidad y destino: brinda aventuras para paralíticos; genera resignación, egoísmo, incomunicación; deja intacta la realidad pero cambia su imagen; promete amor sin dolor y paz sin guerra. Además, al convertir a las sensaciones en artículos de consumo, encaja perfectamente con la “ideología de supermercado” que difunden los medios masivos de comunicación. Si el fetichismo de los autos y las heladeras no resulta suficiente para apagar la angustia y calmar la ansiedad, es posible comprar paz, intensidad y alegría en el supermercado clandestino.</div>
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6. </div>
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Encender conciencias, revelar la realidad: ¿Puede la literatura reivindicar mejor función en estos tiempos y estas tierras nuestras? La cultura del sistema, cultura de los sucedáneos de la vida, enmascara la realidad y anestesia la conciencia. Pero, ¿qué puede un escritor, por mucho que arda su fueguito, contra el engranaje ideológico de la mentira y el conformismo? </div>
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Si la sociedad tiende a organizarse de tal modo que nadie se encuentra con nadie, y a reducir las relaciones humanas al juego siniestro de la competencia y</div>
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el consumo – hombres solos usándose entre sí y aplastándose los unos a los otros -¿qué papel puede cumplir una literatura del vínculo fraternal y la participación solidaria? Hemos llegado a un punto en el que nombrar las cosas implica denunciarlas: ¿ante quiénes, para quiénes? </div>
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7.</div>
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Nuestro propio destino de escritores latinoamericanos está ligado a la necesidad de transformaciones sociales profundas. Narrar es darse: parece obvio que la literatura, como tentativa de comunicación plena, continuará bloqueada de antemano mientras existan la miseria y el analfabetismo y los dueños del poder sigan realizando impunemente su proyecto de imbecilización colectiva a través de los medios masivos de comunicación.</div>
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No comparto la actitud de quienes reivindican para los escritores un privilegio de libertad al margen de la libertad de los demás trabajadores. Grandes cambios, hondos cambios de estructura serán necesarios en nuestros países para que los escritores podamos llegar más allá de las ciudadelas cerradas de las élites y para que podamos expresarnos sin mordazas visibles o invisibles. Dentro de una sociedad presa, la literatura libre sólo puede existir como denuncia y esperanza.</div>
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En el mismo sentido, creo que sería un sueño de una noche de verano suponer que por vías exclusivamente culturales podría llegar a liberarse la potencia creadora del pueblo, desde temprano adormecida por las duras condiciones materiales y las exigencias de la vida. ¿Cuántos talentos se extinguen, en América Latina, antes de que puedan llegar a manifestarse? ¿Cuántos escritores y artistas no llegan ni siquiera a enterarse de que lo son?</div>
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Por otra parte, ¿puede realizarse cabalmente una cultura nacional en países donde las bases materiales del poder no son nacionales, o dependen de centros extranjeros? Si esto no es posible, ¿qué sentido tiene escribir? No hay un “grado cero” de la cultura, así como no existe un “grado cero” de la historia.</div>
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Si reconocemos una inevitable continuidad entre la etapa del dominio y la etapa de la liberación en cualquier proceso de desarrollo social, ¿por qué negar la importancia de la literatura y su posible función revolucionaria en la exploración, revelación y difusión de nuestra verdadera identidad o de su proyecto? El opresor quiere que el espejo no devuelva al oprimido más que una mancha de azogue. ¿Qué proceso de cambio puede impulsar un pueblo que no sabe quién es, ni de dónde viene? Si no sabe quién es, ¿cómo puede saber lo que merece ser? ¿No puede la literatura ayudar, directa o indirectamente, a esa revelación? En gran medida, pienso, la posibilidad del aporte depende del grado de intensidad de la comunidad del escritor con las raíces, los andares y el destino de su pueblo. También de su sensibilidad para percibir el latido, el sonido y el ritmo de la auténtica contra-cultura en ascenso. Muchas veces lo que se considera “incultura” contiene semillas o frutos de “otra” cultura, que enfrenta a la cultura dominante y no tiene sus valores ni su retórica. Se la suele menospreciar, por error, como a una mera repetición degradada de los productos “cultos” de la élite o de los modelos culturales que el sistema fabrica en serie, pero a menudo es más reveladora y valiosa una crónica popular que una novela “profesional”, y el pulso de la vida real se siente con más fuerza en ciertas coplas anónimas del cancionero nacional que en muchos libros de poesía escritos en el código de los iniciados; los testimonios de la gente que de mil modos expresa sus lastimaduras y sus esperanzas frecuentemente resultan más elocuentes y bellos que las obras escritas “en nombre del pueblo”.</div>
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Nuestra auténtica identidad colectiva nace del pasado y se nutre de él – huellas sobre las que caminan nuestros pies, pasos que presienten nuestros andares de ahora – pero no se cristaliza en la nostalgia. No vamos a encontrar, por cierto, nuestro escondido rostro en la perpetuación artificial de trajes, costumbres y objetos típicos que los turistas exigen a los pueblos vencidos. Somos lo que hacemos, y sobre todo lo que hacemos para cambiar lo que somos: nuestra identidad reside en la acción y en la lucha. Por eso la revelación de lo que somos implica la denuncia de lo que nos impide ser lo que podemos ser. Nos definimos a partir del desafío y por oposición al obstáculo. </div>
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Una literatura nacida del proceso de crisis y de cambio y metida a fondo en el riesgo y la aventura de su tiempo, bien puede ayudar a crear los símbolos de la realidad nueva y quizás alumbre, si el talento no falta y el coraje tampoco, las señales del camino. </div>
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No es inútil cantar al dolor y la hermosura de haber nacido en América.</div>
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9.</div>
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No siempre los datos de tiraje o venta dan la medida de la resonancia de un libro. A veces la obra escrita irradia una influencia mucho mayor que su difusión aparente; a veces responde con años de anticipación a las preguntas y necesidades colectivas, si el creador ha sabido vivirlas previamente como dudas y desgarramientos dentro de sí. La obra brota de la conciencia herida del escritor y se proyecta al mundo: el acto de creación es un acto de solidaridad que no siempre cumple su destino en vida de quien lo realiza.</div>
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No comparto la actitud de los escritores que se atribuyen privilegios divinos no otorgados al común de los mortales, ni la actitud de quienes se golpean el pecho y rasgan sus vestiduras clamando el perdón público por vivir al servicio de una vocación inútil. Ni tan dioses ni tan insectos. La conciencia de nuestras imitaciones no es una conciencia de impotencia: la literatura, una forma de la acción, no tiene poderes sobrenaturales, pero el escritor puede ser un poquito mago cuando consigue que sobrevivan, a través de su obra, personas y experiencias que valen la pena. Si lo que escribe no es leído impunemente y cambia o alimenta, en alguna medida, la conciencia de quien lee, bien puede un escritor reivindicar su parte en el proceso de cambio: sin soberbia ni falsa humildad, y sabiéndose padecido de algo mucho más vasto. </div>
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Me parece coherente que renieguen de la palabra quienes cultivan el monólogo con sus propias sombras y laberintos sin fin; pero la palabra tiene sentido para quienes queremos celebrar y compartir la certidumbre de que la condición humana no es una cloaca. Buscamos interlocutores, no admiradores; ofrecemos diálogo, no espectáculo. Escribimos a partir de una tentativa de encuentro, para que el lector comulgue con palabras que nos vienen de él y que vuelven a él como aliento y profecía.</div>
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Sostener que la literatura va a cambiar, de por sí, la realidad, sería un acto de locura o soberbia. No me parece menos necio negar que en algo puede ayudar a que cambie. </div>
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La conciencia de nuestras limitaciones es, en definitiva, una conciencia de nuestra realidad. En medio de la niebla de la desesperanza y la duda, es posible enfrentar las cosas cara a cara y pelearlas cuerpo a cuerpo: a partir de nuestras limitaciones, pero contra ellas. </div>
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En este sentido, resulta tan desertora una literatura “revolucionaria” escrita para los convencidos, como una literatura conservadora consagrada al éxtasis en la contemplación del propio ombligo. Hay quienes cultivan una literatura “ultra” y de tono apocalíptico, dirigida a un público reducido y que está de antemano de acuerdo con lo que propone y trasmite: ¿cuál es el riesgo que asumen estos escritores, por más revolucionarios que digan ser, si escriben para la minoría que piensa y siente como ellos y le dan lo que espera recibir? No hay, entonces, posibilidad de fracaso; pero tampoco de éxito. ¿De qué sirve escribir si no es para desafiar el bloqueo que el sistema impone al mensaje disidente? Nuestra eficacia depende de nuestra capacidad de ser audaces y astutos, claros y atractivos. Ojalá podamos crear un lenguaje entrador y más hermoso que el que los escritores conformistas emplean para saludar al crepúsculo. </div>
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Pero no es solamente un problema de lenguaje. También de medios. La cultura de la resistencia emplea todos los medios a su alcance y no se concede el lujo de desperdiciar ningún vehículo ni oportunidad de expresión. El tiempo es breve, ardiente el desafío, enorme la tarea: para un escritor latinoamericano enrolado en la causa del cambio social, la producción de libros forma parte de un frente de trabajo múltiple. No compartimos la sacralización de la literatura como institución congelada de la cultura burguesa. La crónica y el reportaje de tirajes masivos, los guiones para radio, cine y televisión y la canción popular no siempre son géneros “menores”, de categoría subalterna, como creen algunos marqueses del discurso literario especializado que los miran por encima del hombro. Las fisuras abiertas por el periodismo rebelde latinoamericano en el engranaje alienante de los medios masivos de comunicación, han sido a menudo el resultado de trabajos sacrificados y creadores que nada tienen que envidiar, por su nivel estético y su eficacia, a las buenas novelas y cuentos de ficción. </div>
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13.</div>
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Creo en mi oficio; creo en mi instrumento. Nunca pude entender por qué escriben los escritores que mientras tanto declaran, tan campantes, que escribir no tiene sentido en un mundo donde la gente muere de hambre. Tampoco pude nunca entender a los que convierten a la palabra en blanco de furias o en objeto de fetichismo. La palabra es un arma, y puede ser usada para bien o para mal: la culpa del crimen nunca es del cuchillo. </div>
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Creo que una función primordial de la literatura latinoamericana actual consiste en rescatar la palabra, usada y abusada con impunidad y frecuencia para impedir o traicionar la comunicación. “Libertad” es, en mi país, el nombre de una cárcel para presos políticos y “Democracia” se llaman varios regímenes de terror; la palabra “amor” define la relación del hombre con su automóvil y por “revolución” se entiende lo que un nuevo detergente puede hacer en su cocina; la “gloria” es algo que produce un jabón suave de determinada marca y la “felicidad” una sensación que da comer salchichas. “País en paz” significa, en muchos lugares de América Latina, “cementerio en orden”, y donde dice “hombre sano” habría que leer a veces “hombre impotente”.</div>
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Escribiendo es posible ofrecer, a pesar de la persecución y la censura, el testimonio de nuestro tiempo y nuestra gente – para ahora y después -. Se puede escribir como diciendo, en cierto modo: “Estamos aquí, aquí estuvimos; somos así, así fuimos”. </div>
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Lentamente va cobrando fuerza y forma, en América Latina, una literatura que no ayuda a los demás a dormir, sino que les quita el sueño; que no se propone enterrar a nuestros muertos, sino perpetuarlos; que se niega a barrer las cenizas y procura, en cambio, encender el fuego. Esa literatura continúa y enriquece una formidable tradición de palabras peleadoras. Si es mejor, como creemos, la esperanza que la nostalgia, quizás esa literatura naciente pueda llegar a merecer la belleza de las fuerzas sociales que tarde o temprano, por las buenas o por las malas, cambiarán radicalmente el curso de nuestra historia. Y quizás ayude a guardar para los jóvenes.</div>
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*. «Defensa de la palabra» es un texto fundamental de Eduardo Galeano que merece rescatarse y releerse. Texto tomado de Contraseña, Editorial Arca, (Montevideo 1987), pp. 7-23</div>
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EDUARDO GALEANO (Eduardo Hugues Galeano), nació en Montevideo, Uruguay, en 1940. Escritor y periodista cuya obra, comprometida con la realidad latinoamericana, indaga en las raíces y en los mecanismos sociales y políticos de América Latina. Se inició en el periodismo a los catorce años, en el semanario socialista El Sol, en el que publicaba dibujos y caricaturas políticas que firmaba como Gius. Posteriormente fue jefe de redacción del semanario Marcha (1960-64), publicación que durante décadas cobijó a las voces más interesantes de las letras uruguayas y que terminó siendo silenciada en 1974 por la dictadura. En el año 1964 Galeano era director del diario Época. En 1973 tuvo que exiliarse a Argentina en donde es Director Editorial de la ya mítica revista literaria Crisis. En 1975 se exilia en España.En dos ocasiones obtuvo el premio Casa de las Américas: en 1975 con su novela La canción de nosotros y en 1978 con el testimonio Días y noches de amor y de guerra. La obra de Eduardo Galeano abarca los más diversos géneros narrativos y periodísticos. Otros títulos suyos a destacar son Los días siguientes (1962), China, crónica de un desafío (1964), Los fantasmas de día de León (1967), Guatemala, país ocupado (1967), Nosotros decimos no (1989), El libro de los abrazos (1989), Las palabras andantes (1993), El fútbol a sol y sombra (1995), Las aventuras de los jóvenes dioses (1998), Patas arriba. La escuela del mundo al revés (1999), Bocas del tiempo (2004) y Espejos. Una historia casi universal (2008).</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-16988511181647650282013-05-27T22:57:00.005-03:002020-05-23T21:02:23.552-03:00Milcíades Arévalo | Las Últimas Alegrías<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcKD9a_Zn34N8phiTrCP8DKppz4u8sZRUKsl0fZzsN9SwJyKlYJjHXCdTWrVWX0jBAOEmoS1gzX6i7UXNbXrjMFzTtwomfklHCii_yJkGVgLIuhxbedniCXnwPUTnXs5JKe9RhmxALYiI/s1600/M.+Ar%C3%A9valo_540x361.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcKD9a_Zn34N8phiTrCP8DKppz4u8sZRUKsl0fZzsN9SwJyKlYJjHXCdTWrVWX0jBAOEmoS1gzX6i7UXNbXrjMFzTtwomfklHCii_yJkGVgLIuhxbedniCXnwPUTnXs5JKe9RhmxALYiI/s320/M.+Ar%C3%A9valo_540x361.jpg" width="320" /></a></div>
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<b><span style="font-size: x-small;">"¡<i>Tú y tu miserable maquinita de escribir! </i></span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-small;"><i>¡Tú y tus miserables cheques enanos! ¡Mi abuela gana más dinero que tú</i>!" </span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-small;"> Charles Bukowski</span></b></div>
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Me disponía a comenzar las labores del día cuando de pronto se abrió la puerta y entró la esposa de don Hiparco. La luz mortecina que se asomaba por la ventana la hacía ver más luminosa que cientos de bombillos de magnesio. El día de por sí era bastante lluvioso como para que doña Julietta entrara a mi oficina a pintarse los labios. </div>
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—Dentro de poco escampa —le insinué. En vez de comprobar si era cierto, se sentó en el escritorio, encima de la foto de Rimbaud que yo tenía debajo del vidrio. Trató de acomodarse mejor, pero estiró las piernas más allá de lo acostumbrado y se le cayó un zapato. Me tiré al piso y se lo alcancé. </div>
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—No seas tímido, muchacho... —susurró y estiró el pie. </div>
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Cuando uno está haciendo parte del engranaje laboral, inconscientemente termina por aceptar todo lo que le ordenan para evitarse disgustos. Con delicadeza le levanté la falda, le ajusté las medias y le calcé el zapato. No dijo nada. La besé.... Cuando estaba a punto de derretirse se recostó sobre el vidrio y comenzó a menearse de tal modo que empezaron a moverse las sillas, el escritorio, los archivadores, el edificio, la ciudad entera. Por un momento pensé que por la ventana había entrado un rinoceronte, que don Hiparco me había dado un garrotazo en la nuca, que los empleados de la empresa me aplaudían a rabiar; nada de eso era cierto: </div>
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—¡Pucha! ¡Se cayó el computador! —grité angustiado.</div>
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Doña Julietta se bajó del escritorio, se subió los calzones, se abrochó el liguero y alisó la falda como si no hubiera pasado nada. Sin embargo tuve la entereza de manifestarle que con sus nalgas me había arrugado la foto Rimbaud.</div>
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—¿Es tu hijo? —me preguntó displicente.</div>
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—Es mi santo, mi pana, mi verdadero patrón —le dije con rencor.</div>
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—Parece un gamín —dijo displicente.</div>
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Me sentí humillado como un pobre, mucho más cuando me pidió que la acompañara al parqueadero y tuve que ponerme el abrigo. Al ver las hilachas que le colgaban, se quedó mirándome como si por primera vez se diera cuenta de que yo también era humano.</div>
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—Te voy a regalar un abrigo y un paraguas que Hiparco ya no usa. </div>
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—¿Cómo voy a pagarle tanta bondad, doña Julietta? —le pregunté ansioso. </div>
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—Tú sabes, muchacho... -dijo levantando el brazo como un mecánico. Se subió al auto y salió del parqueadero haciendo chirriar las llantas contra el pavimento bañado por la lluvia. </div>
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Siempre había deseado tener un auténtico abrigo de piel de camello como el de Jean Baptiste Clemence, el personaje central de La Caída, para deslumbrar a todo el que se atravesara en el camino. Cuando Usina me viera luciendo tan exquisita prenda traída directamente de París, de seguro dejaría de tratarme como si yo fuera una mascota. Frecuentemente me vaticinaba un porvenir triste: "—Algún día terminarás por ahí como una mascota sin dueño".</div>
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El camino que recorrí en compañía de mi perro, fue el de un niño que soñaba que todo lo que veía era mío. Ese fue mi fracaso, soñar lo que no debía. De mis fracasos se han alegrado muchos ¡Y de qué modo! A los muchos obstáculos que me impidieron triunfar en la vida, debo sumar el torso deforme, la pierna torcida, la lengua biforme y la miopía. No era un galán en modo alguno, pero era vibrátil y candente como una varilla de cadmio. Odiaba las órdenes, los horarios, los reglamentos y todo porque quería que me amaran. </div>
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Usina era mi novia, pero no lo parecía. Tenía sus sueños, sus celos, sus temores, pero me echaba la culpa de todas sus desgracias. Usina era un ángel y un demonio también. Me decía palabras de amor y era cruel todas las veces que quería. A veces me chupaba como a una banana en almíbar y otras veces ni siquiera me daba un beso al despedirse. Usina era de seda cuando estaba vestida y de fuego cuando estaba desnuda. "Rica, riquita, dulce de manzanita". Yo la besaba por todas partes, no oyendo sino su risa, sus gemidos de felicidad, sus espasmos de dicha y le hacía el amor sin que le faltara ninguna tentación. Le aplicaba los labios insectamente al estilo Bogart y le mordía el cuello, las teticas, las nalgas, el lomo, la cerviz, el morro. Los días eran azules y las noches de amor.</div>
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Usina se fumaba todos los tabacos que le pusieran por delante y muchos más. Como vivía fumando a toda hora, una noche quise darle una sorpresa. Me puse el abrigo, compré una paca de tabacos y fui a llevársela. Golpeé delicadamente en la puerta de su casa, para que los vecinos de la cuadra no asomaran su testa por entre los barrotes de sus jaulas y comenzaran a murmurar lo indecible. Sucedió todo lo contrario. En pocos segundos la calle se llenó de curiosos. Unas mujeres horribles dijeron que era muy tarde para que un caballero tan elegante fuera a hacerle visitas a una vagabunda. Otras opinaron que no había que creer en las apariencias, que tal vez lo que yo quería era robarme a alguna de sus niñas y fueron a traer piedras y palos. Sólo entonces Usina abrió la puerta, somnolienta y desnuda. Me recibió los tabacos y me cerró la puerta en las narices. Si al menos me hubiera dado un miserable beso delante de la turba enardecida, yo me habría sentido feliz...</div>
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Lo peor que pudo ocurrirme con el abrigo sucedió el domingo siguiente en el parque. El día era tan radiante y soleado que parecía de colores. Tendí el abrigo sobre la grama y me quedé mirando las nubes, pensando en la cara que pondría Usina cuando viera mi abrigo dispuesto de manera que ningún curioso pudiera chuzarle las nalgas. </div>
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Un agente del orden acertó a pasar por el lugar haciéndole arrumacos a una enana regordeta. No resistió las ganas de demostrarle para qué servía la autoridad que llevaba al cinto. Se me vino encima, sacó el revólver y me apuntó como a un vulgar ladrón: —"¿Dónde se lo robó?" --me preguntó calculando el valor del abrigo. No me inmuté. —"¿Dónde se lo robó?" -insistió autoritario. Herido en lo más profundo de mi orgullo reviré ofendido: —"¡Soy un ciudadano ejemplar!" Le mostré el carné de la empresa, los papeles de identidad, las recomendaciones de buena conducta, el certificado judicial. —"Su honestidad me importa un culo" -dijo. Estábamos en el tira y afloje de las grandes decisiones cuando llegó Usina con un girasol en la mano. Al ver tanta belleza junta, el agente del orden aprovechó la ocasión para esfumarse por los senderos del parque con mi abrigo y su enana regordeta.</div>
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—Era un abrigo muy fino -le expliqué.</div>
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—No te preocupes, amorcito. Mañana mismo te compras otro. </div>
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Suspiré hondo.</div>
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—Un abrigo de piel de camello cuesta un platal. </div>
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—¿Un platal? No quiero que mi amor te cause daño, pero ¿de qué vamos a vivir cuando nos casemos? ¿De un miserable salario? —me inquirió rabiosa. </div>
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—Mi amor, es cierto que no me pagan lo que valgo, que nunca tengo suficiente dinero para tus tabacos, que perdí el abrigo por discutir con la ley, pero de hoy en adelante seré el mejor —le prometí. Al día siguiente entré a la oficina de don Hiparco a pedirle me aumentara el sueldo. </div>
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—¿Qué sabe de poesía? -me preguntó dejando en vilo mi solicitud. En sus ratos de ocio le gustaba escribir alejandrinos, que dominicalmente publicaba en los periódicos. </div>
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—He leído algunos sonetos nada más -le respondí inquieto.</div>
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Puso en mis manos una revista en la que estaba subrayado el verso de un poeta de las nuevas generaciones: "Mi palabra es la risa de las piedras y los peces".</div>
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—Explíqueme eso. Si eso es poesía yo debo estar loco. </div>
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El día de por sí era bastante gris como para ponerme a explicarle lo que para mí era más difícil de explicar:</div>
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—La poesía no se explica; se vive. </div>
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Refutó mi atrevimiento con una cita tomada de La poesía al alcance de todos. Para asombrarme más me leyó unos párrafos acerca del contenido y la forma y otros referentes a la composición y la métrica. Si le hubiera dado la gana me habría tirado por la ventana, pero sencillamente hizo todo lo contrario:</div>
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—¡Está despedido!! —gritó manoteando el escritorio como un endemoniado. Traté de averiguar el motivo.</div>
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—Mis razones son más poderosas que las suyas.</div>
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—Voy a recoger mi paraguas —le respondí solemne como un pingüino. Lo busqué detrás de la puerta, debajo del escritorio, en el baño, en el perchero, detrás del archivador... No era una pretensión de mi parte pero era una joya que me gustaba lucir en todas partes. Tenía una hermosa empuñadura de cedro y su forma aerodinámica lo distinguía entre los demás de su especie. Como don Hiparco seguía con interés mis movimientos, cuidando que no me embolsicara algunas de sus pertenencias, aproveché para darle el golpe de gracia de una vez:</div>
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—Seguramente se lo llevó doña Julietta, para no descompletar su colección de antigüedades.</div>
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Me enrollé la bufanda al cuello y salí a la calle esquivando a esos transeúntes faltos de pericia en el manejo de sus paraguas; unos no cabían en la calzada por lo grandes y desproporcionados y otros porque parecían alas de cuervo. </div>
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Era un atardecer frío, lluvioso, una mierda. Venteaba fuerte. Antes de llegar al puente de la 26 estalló una bomba. La onda explosiva mató a un perro, levantó a un taxi, volvió trizas los ventanales del edificio Colombia. Era amargo y triste pero así era: vivíamos en un país de muertos. Las noticias no eran sino de matanzas, masacres, voladuras de puentes, de torres derribadas. Pueblos masacrados, soldados torturados, niños mutilados, paramilitares, injusticias, ríos de sangre, dolores sin fin...</div>
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—¡El mundo se está acabando, carajo! -gritaba un señor de pelo blanco blandiendo un paraguas. </div>
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La reportera de un noticiero atribuía el atentado a un comando de la guerrilla urbana. Una pelandusca muerta de hambre le refutó delante de la cámara:</div>
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—No mienta, parcerita. El país está lleno de inocentes palomas.</div>
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Cuando vi llegar a la policía, me escabullí del tumulto y seguí de largo. Entré a la Cinemateca a ver El Cartero llama dos veces. Si bien es cierto que Jessica Lange hacía temblar sus tetas en cada escena de amor, yo ni siquiera me inmutaba; parecía una araña triste meditando en el fondo de una butaca: "—¿Qué va a pensar Usina cuando se entere que perdí el empleo?" —Le había prometido ser el futuro presidente de la empresa, casarnos, viajar por el mundo en globo, dorarnos la barriga en el Mediterráneo y todo eso. ¡Claro! Yo era el que soñaba. Vivía en función de los números, tenía pesadillas con ellos, yo mismo era un número 12021. Ese número me identificaba entre la muchedumbre haciéndome morder el polvo. </div>
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Al llegar al apartamento encontré a Usina tirada en la cama, cubierta apenas por su pelo negro sedosito y las medias zapotes que tanto me gustaban. Mientras le acariciaba la barriguita me puse a recordarle alegrías pasadas, mis sueños de grandeza, lo mucho que la amaba... La maldad me pasaba por debajo de las narices sin hacerme daño.</div>
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—¿Qué está pasando contigo? —me interrumpió.</div>
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—Perdí el empleo. </div>
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—¡Alcánzame un tabaco! </div>
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—Mi vida es una suma de desgracias y a ti sólo se te ocurre decir: "¡Alcánzame un tabaco!" ¿Hasta cuándo voy a soportar tanta indolencia tuya?</div>
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Seguramente pensó que me había vuelto loco. Jamás le había reclamado nada. Saltó de la cama y se encerró en el baño. Pasó un rato bien largo en el que no se oyó ni un suspiro ni un lamento. </div>
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—¿Estás bien? —le pregunté intrigado.</div>
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—Hay un puma en el baño.</div>
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—¿Un puma? </div>
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Se había escapado de un circo de miserias que debutaba en la vecindad, pero era tan inofensivo con las mujeres que ni las ofendía ni las agredía ni las preñaba. Amaba tanto la belleza que prefería la contemplación al goce pasajero. Los jadeos los dejaba para después.</div>
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—Seré tuya por siempre, pero por favor, ¡sálvame! </div>
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Usina siempre decía lo mismo pero me hacía sufrir lo indecible, ¿en qué mundo vivía? Se oyó un "ay", yo no sé si de gozo o de agonía; después sólo silencio. Presintiendo una desgracia empujé la puerta y entré. ¡Demasiado tarde! Usina se había fugado con el puma. Me hubiera gustado un desenlace menos patético, pero el amor al fin de cuentas, no es más que una comedia.</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-2831097399641359532013-05-27T22:54:00.001-03:002020-05-23T19:27:20.605-03:00Juan A. Ahuerma Salazar | El Tigre De La Campagnola<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUrsYYVe22w1RH2XAEIf1wuOV9Opzcd2MGeNrnFjGVEv3MpoxfcvkfYwBz_kjTijxd0uIL7wk27mO54vHW9q2Wf7vns3DLDymwpgTj2a_c1i38P17vDg_CnSIO1CiOXBVlwEPGhegJnbw/s1600/El+p%C3%A1jaro+cultural+-+Juan+Ahuerma+-+Juan+Jos%C3%A9+Botelli+-+Fernanda+Ag%C3%BCero.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUrsYYVe22w1RH2XAEIf1wuOV9Opzcd2MGeNrnFjGVEv3MpoxfcvkfYwBz_kjTijxd0uIL7wk27mO54vHW9q2Wf7vns3DLDymwpgTj2a_c1i38P17vDg_CnSIO1CiOXBVlwEPGhegJnbw/s320/El+p%C3%A1jaro+cultural+-+Juan+Ahuerma+-+Juan+Jos%C3%A9+Botelli+-+Fernanda+Ag%C3%BCero.JPG" width="320" /></a></div>
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Lloviznaba empecinadamente en la ciudad de Salta. Yo había escuchado historias de tigres. Tigres de la Malasia. Tigres de papel. El tigre dientes de sable. El blanco de la Siberia. Los proverbiales tigres de la China, de rayas negras y amarillas. Y porqué no recordar también a los tigres de Mompracem, de Emilio Salgari, que no eran propiamente tigres, sino piratas. Pero nunca había escuchado la historia de un tigre como éste, desafortunadamente aburguesado. </div>
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En la ciudad la tarde había sido propiamente de perros. La llovizna se empecinaba sobre los campanarios, y el viento frío nos remitía a buscar de alguna manera el fuego.</div>
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Recuerdo que después de dar algunas vueltas por la ciudad, el destino nos llevó, ya bien entrada la noche, a los avatares de un velatorio. El muerto, al parecer, era más o menos importante, si bien no era conocido de todos. Supuestamente habría tenido alguna relación comercial o un parentesco indefinido con alguno de los que allí estábamos. </div>
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La noche se había demorado entre los primeros comentarios de rigor, café al coñac, de lo bien que se lo había visto unos días antes, de un sobrino que a la postre quedaría a cargo de su bufete de abogado, de la viuda relativamente joven que dejaba. En fin, que si lo hubieran agarrado a tiempo se podría haber hecho algo. Al rato nomás, cuando la consabida guardia de honor ya iba raleando, se apareció Rierita, que traía una botella chica de fernet disimulada en el bolsillo de su abrigo. Su llegada providencial puso fin a la dictadura del café al coñac en la cafetería. Se había enterado, en la Peña El Cardón, no sé por quién, que estábamos en el velatorio. Su llegada animó un poco la reunión y nos anticipó la posible venida del turco Egab, que se estaba aburriendo con tres amigas en la Peña. No era un refuerzo despreciable a la hora en que el muerto se va quedando irremediablemente solo y únicamente sobrevive una guardia astral de cuenteros y bohemios que no se sabe bien qué relación tienen con el asunto. </div>
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Al rato nomás ya empezaron a contar cuentos, algunos verdes y otros más subidos de tono, hasta que se fue instalando entre nosotros ese tiempo inmemorial en el que uno termina olvidándose de los códigos y la solemnidad que acontecen en ciertas circunstancias especiales. Después llegó el turco Egab con sus amigas, que traían al Pepe Lloret y al Freddy My prácticamente de colados, lo que nos obligó a enviar una comisión en busca de algo más de beberaje que ayudara a sobrellevar el frío físico y del otro, que de tanto en tanto se colaba entre una que otra narración y algún recuerdo. </div>
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Ya se había contado el cuento del diablo en el puente Mojotoro y el Cuchi había recibido algunos pésames, dado el hecho de que estaba con corbata, lo que hacía suponer que tenía algún parentesco con el muerto. Insensiblemente fue pasando la noche y ya empezaron a salir historias de negocios turbios y amantazgos, conversaciones de acuerdo a esa hora sin fin en que el filo de la noche amenaza con diluirse en la próxima madrugada. Fue entonces que alguien comenzó a contar la historia de un tigre del Quebrachal al que se le había escapado del baile una gacela, y que siguiendo sus efluvios amorosos se había venido a la ciudad de Salta. En un principio pensé, varios pensamos, que se trataba de otro cuento verde, pero poco a poco la precisión de ciertos detalles nos fue dando la certeza de que se trataba de una historia verdadera. </div>
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Se había tratado de un tigre común. Es decir normal, como puede haber sido cualquiera de nosotros. Se había enamorado de una gacela inquieta, de mirada sagaz y pechos turgentes, que le había hecho sentir sensaciones de una pasión quizá apócrifa, pero nueva. Así como así, siguiendo los vahos de esa pasión sentimental se vino para la ciudad y persiguió a la belleza, con el ahínco que lo caracterizaba, por cuanto restaurante o Púb. o reunión de amigos donde ésta se manifestaba. </div>
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Dícese que pasó un tiempo prudencial hasta que fue presentado ante la familia, de cierta alcurnia, y después siguieron las cuestiones de forma que todos conocemos. Se dice también que ella se distanció de algunas amigas, que secretamente fantaseaban con las rayas vibrátiles del tigre, con su grave y acentuada voz, con su soberbia manera de andar y de mirarlas. </div>
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Es fácil imaginar su paulatina adecuación a los ritmos de la ciudad, a las maneras de la forma. Pero a poco de andar habían empezado a manifestarse los problemas. Su pasión, que a pesar de las predicciones parecía no menguar, se mantuvo en relación proporcional a sus dificultades de conducta. Sus maneras altaneras de andar en musculosa en las mañanas soleadas por el centro de la ciudad ya le habían ganado ciertos comentarios adversos, en especial del sector de los maridos perspicaces que no atinaban a aceptar su relación con la princesa. Un mediodía de primavera atravesó por entre las mesas del club social, dispuestas frente a la plaza en la vereda, sin importarle que dicho corredor estaba tácitamente prohibido a los foráneos. No faltó el señorito que lo increpó, ni el mozo que intentara detenerlo. La riña se generalizó en un escándalo descomunal que terminó con dientes quebrados y quijadas rotas. Si bien la cuestión no llegó a la página de policiales, la hermosa no dejó de hacerle notar, con una cierta frialdad, que una cosa eran las historias truculentas que él podría haber tenido en los montes ignaros del Quebrachal, y una muy otra eran las reglas de la ciudad de Salta, donde su familia tenla un ganado prestigio, y no podía andar así nomás, jodiendo. </div>
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Por esa época fue que había empezado a fumar de más, y según algunos que lo conocieron, llegó a consumir hasta tres paquetes entre la mañana y la noche, incluyendo la madrugada. </div>
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Empezó a andar de sobretodo gris, sin importar la temperatura en la ciudad, y una visiblemente esforzada manera de sonreír le ganó un pequeño crédito en la sociedad. Llegar a ser un tigre cabal no era nada, lo difícil era sostenerse. </div>
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Poco a poco las presiones familiares fueron aumentando, y la llegada de los hijos puso un poco más de sensatez en las cuestiones cotidianas. La gacela, con las artes propias del amor y algunos remilgos, había logrado que se corte regularmente las uñas. Y hasta había conseguido hacer que se ponga unas sandalias franciscanas con la llegada del verano. Lo mismo lo siguieron criticando, sino era por a era por b, y llegaron a decir que la preciosa lo tenía cagando, que ya no era el mismo de antes, que parecía gato de rico y un montón de otras cosas. </div>
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Sea porque los rumores no llegaban a su oído, sea porque los ignorara, él se mantuvo tranquilo, como antes. Era su costumbre comprar en un kiosco céntrico a las once de la mañana, sin dejar de preguntarle a las viejitas cuestiones de forma, familiares, y alguna que otra vez intercambió chanzas con el deán de la catedral, que aprovechó para hacer notar, como en broma, su ausencia inocultable en las misas del domingo.</div>
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Se dice que sobrellevó, con encomiable estoicismo, ciertos rigores de bautismos y fiestas familiares, a las que debía concurrir con anteojos oscuros para evitar las perspicacias que podrían sobrellevarle alguno que otro brillo sagaz en su mirada. Fue probablemente ese detalle el que generó el comentario de que quizás fuera un mafioso, o anduviera en cosas raras. Las viejas, que en general saben de todo, acordaron en una versión ecléctica que sostenía que el animal padecía de celos patológicos, fundados o infundados, por la gacela, que a más pasaba el tiempo, se iba poniendo más hermosa. No faltó quién dijera que estaba rayado, no del lomo precisamente.</div>
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En las cuestiones del amor no le iba mejor. Fue precisamente en las fiestas donde se hacía evidente su instinto consuetudinario de tigre rapaz e incivilizado. Pues según se decía, al estímulo de los primeros brindis, entre una rumba y un bolero, no dejaba de deslizar su cola sensual y peluda por unos tobillos incitantes o un escote demasiado profundo. Les metía, sin más, las manos a las viejas, las que no demostraban demasiado enojo, ya que la fama que tenía de tigre sobrepasaba con creces sus expectativas.</div>
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Las amiguitas de la gacela no tardaron en denunciarlo, aprovechando las tertulias de té con masas en la pastelería Covi, a las que eran asiduas. Desde allí arrojaban sus dardos de envidia y de desconfianza contra el tigre. Nunca faltaba una chirusa conocida de una amiga a la que el despreciable e insaciable felino le había prometido amor eterno. Sin embargo no fueron esas historias respecto de sus correrías las que fueron envenenando paulatinamente su idílica relación con la gacela. Fue otra cosa más sutil que destilaban aquellas tertulias entre un alfajor y una torta alemana. Indefectiblemente llegaba la hora en la que las chicas comenzaban a hablar de las maravillas que eran sus maridos. Una decía que el suyo había sido ascendido a la subgerencia por sus acrisoladas virtudes de honestidad y de progreso. Haydee contaba que su marido era un romántico incurable que en la intimidad le decía "mi princesa". La otra que qué bien se ve que es tu marido, que te corre la silla para que te sientes, lo mismo mío que no se sube al auto sin antes abrirme la puerta, y el pícaro me dice "mi bichito", etc. Y esas cosas. Qué, la gacela ardía de bronca porque ella no podía contar nada de eso. El tigre era un desgraciado, un malevo en las cosas de la intimidad: cómo iba a contar que le decía "que culo hermoso que tenés, putita". Se sentía disminuida ante las amigas y terminaba mintiendo que el tigre le regalaba bombones. Un día una chica le preguntó de qué marca eran los bombones y ella se puso colorada, pues nunca se había visto una caja de bombones que pudiera regalarle el incivilizado.</div>
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Poco a poco iba acumulando rencor y muchas noches se arrinconaba llorando en silencio al borde de la cama. El rapaz en tanto soñaba y roncaba a patas sueltas suponiendo que todo estaba bien. Por ese tiempo empezaron a arreciar los intentos de cambiarlo.</div>
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Le retaceaban la carne y trataron de suplantarle el vino fino, al que era adicto, por jugos o al menos por uno más barato. Le hacían ver los beneficios de ser un tigre vegetariano y lo convencieron de las virtudes afrodisíacas del brote de soja, que comía con poca sal y poco aceite, pero con inocultable escepticismo. Nadie podrá decir que no hizo esfuerzos por cambiar. Bajo los influjos del amor se hizo decolorar la pelambre y hasta usaba pantuflas de paño los días en que se enceraba el piso.</div>
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Ya hasta macaneaba menos que antes, pero se sabe que el pasado siempre se aparece para sabotear la dicha duradera. Como los genes tienen sus bemoles y acercan al hombre a su destino, no faltó el incidente que lo pusiera de nuevo en la mira de la moralidad pública. Extrañamente, esta vez colaboraron ciertos rasgos aristocratizantes, como los que tenía a la hora de tomarse un vino bueno. Estando en una peña un viernes a la noche, después de haberse tomado una botella del mejor, cuando pidió la segunda le dijeron que no había más, de ese. Parece ser que lo obligaron a tomar un vino ordinario, de la casa. Y eso de alguna manera ofuscó sus ánimos. El hecho es que a eso de las cinco de la mañana, cuando ya estaban todos medio machados y desentonaban con la zamba de "La Cerrillana", algún resentido quiso tocarle el culo y allí nomás se armó la barahúnda. El despelote fue descomunal y terminaron peleando todos contra todos, adentro y en la calle, en un zafarrancho que se desplazaba hasta cuadras aledañas y que se fue extinguiendo como a eso de las siete de la mañana. Hubo cabezas rotas, muñecas quebradas y varios detenidos. Y aunque él no figuraba entre éstos ni entre los hospitalizados, quedó sentado ante todos que había sido responsable del tumulto.</div>
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Desde entonces empezó a salir menos a la calle y prefería quedarse, a la hora de tomar un vino, en una piecita del fondo de la casa.</div>
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De todos modos una versión aviesa afirmó que la cola que habían tocado no era la de él, sino la de la esposa de un Senador, con la cual, supuestamente, mantenía una relación secreta. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo esa versión le trajo aparejado un seguimiento minucioso por parte de la brigada de investigaciones, que después de un trabajo arduo de tres meses no logró reunir ni una prueba que lo incriminara, con lo que se demostró que no era otra cosa que un rumor intencionado. Se supone, ahora que el tiempo ha pasado, que esa versión pudo originarse en el club de los osos, que por una cuestión de piel desde hacía un buen rato lo tenían entre cejas.</div>
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Las críticas infundadas hicieron esta vez profunda mella en su piel, ya decolorada, y apenas si aparecía para ir hasta el kiosco de la esquina o acompañar rigurosamente a su señora de compras al supermercado. Ya había aprendido por entonces a decir en la intimidad "que linda colita que tenés mi amor" y no las porquerías que decía antes. Los chicos del barrio le pusieron de apodo "el tigre de la Campagnola", a la sazón una consabida marca de conservas.</div>
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El tío de la princesa, que era un chancho del monte al que le iba bastante bien en el comercio, lo visitaba regularmente, con intención y esperanza educativas. En largas tardes de dominó lo catequizaba con los avatares del acatamiento moral y las conversaciones giraban, irremisiblemente, alrededor de las altas y las bajas en la bolsa de comercio.</div>
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Poco a poco fue perdiendo su condición de tigre y vivía preocupado por el caos social que sobrevendría de suceder una mentada crisis económica. Ya por entonces le cambiaban regularmente el vino, cuando mandaba pedir. Le compraban del barato y en complicidad con la empleada se lo trasvasaban a una botella del fino, con la etiqueta planchada para que pareciera nuevo. Y él, que parecía no darse cuenta. Un día lo llevaron a tomar el té con las amigas de su mujer, para mostrar que ya era un tigre cabal, no como era antes. Estaban todas maravilladas. Ni una sola vez había movido la cola, otrora tan volátil, lo bien que agarraba las masitas, así, con las uñas bien paradas. Una maravilla de tigre, con los zapatos negros bien abotinados. No viene el mozo y les acerca un diario, para que lean las señoras. Como el infeliz estaba nervioso lo agarra él y se pone a leer el diario de punta a punta, pero al revés, de patas para arriba.</div>
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Si lo hubiera leído bien se habría enterado de que lo iban a hacer puré, pues hace rato ya que se venía diciendo. Fue el acabose y la princesa lloró desconsoladamente como un mes seguido. Lo mandaron al psiquiatra, que lo sometió a una cura para el estrés y se corrió la versión de que estaba perdiendo la vista, para morigerar el ridículo.</div>
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Se duda que lo hubieran conseguido. Tomaba cerveza light, deambulaba por internet y se dormía solo, en la pieza del fondo.</div>
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Un sábado se escapó y se fue a una lota, cerca de la Sociedad Española. Empezó a notar que la gente lo miraba raro. Se puso nervioso y la corbata le molestaba. Cuando salió vio escrito con aerosol en la pared de enfrente una leyenda que decía "el tigre se la come". No lo pudo soportar. Se las agarró con un taxista que le había echado el auto encima: lo sacó de las mechas y le rompió la nariz, además de quitarle y aplastarle los anteojos. Ese incidente le trajo un sumario y problemas judiciales.</div>
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Con el tiempo se lo dejó de ver en la calle. Sólo lo sacaban los domingos cuando habían visitas importantes, ya en forma de paté. Paté de tigre. Qué rico paté, decían las viejas. No te queda más de ese exquisito paté de tigre? Si, tenemos para rato, decía la suegra gacela. Riquísimo, decían y se disputaban lo que había quedado del sagaz felino: un paté rosado, luminoso, hasta con algunos reflejos amarillos.</div>
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La versión llegó, inevitablemente, al club de los osos, que tenían espías por todas partes y hace rato le tenían un hambre atroz a la gacela. Con el tigre ya tranquilo en su nuevo estado de paté, ella estaba más hermosa y seductora que nunca.</div>
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Se dicen varias cosas. Que hubo una fiesta familiar. Que se trató de la fiesta de compromiso de una de sus primas con un candidato a Concejal. El hecho es que cayeron a la fiesta los osos, que dicen que no estaban invitados, aunque fueron con un tatú carreta que sí. Parece que de entrada arreció el champaña. Y entre rumbas y boleros el oso bandera se puso medio denso por detrás de la gacela. A un tero-tero que quiso quejarse lo tiraron de cabeza por la ventana y antes de que dieran las tres la cosa estaba fuera de control. Desbarataron la casa hasta no dejar ni una vajilla sana, sometieron a la gacela, a su prima y a las amigas de su prima de una manera atroz. Y el hecho de que los niños estuvieran en casa de unos amigos evitó que los pusieran en el horno.</div>
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No vamos a abundar en los detalles. Solo diremos que cuando llegaron la ley y el orden, ya bien pasado el mediodía, hubo que darle una inyección de Valium y cuarenta gotas de Sertal a la médico forense, pues el espectáculo que se presentaba ante sus ojos era inenarrable.</div>
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De cualquier manera, y a pesar de las continuas denuncias que hizo la viejita de la esquina, como los osos eran influyentes pronto se tapó todo. Al chancho del monte, pocos meses después, lo mandaron preso por evasión de impuestos.</div>
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Sin embargo el zorro hizo conocer la noticia y en un pasquín de mala muerte la difundió hasta en los rincones más alejados de la selva salteña. Desde entonces, dijo el narrador, los tigres no salen ni por puta del monte y si bajan a la ciudad es para comerse a alguien.</div>
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Un profundo silencio nos embargó a todos y el Cuchi Leguizamón dijo, como para devolvernos el ánimo: "es que a los tigres no los envasa ni la Campagnola". Aunque todos sabíamos que sí, que alguna vez había sucedido.</div>
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Cuando salimos de aquel lugar ya estaba bien entrada la mañana y el Farjato Salim me dijo que tenía que escribir ese cuento, pero que era mejor que le pusiera por título "paté de tigre" y no "el tigre de la Campagnola". Seguía lloviznando tenazmente. Se ofreció a acercarme en un remis y yo le dije que no, que me quedaría por ahí.</div>
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Me fui caminando hasta el Mercado San Miguel. Entré en un cafecito y pedí un chocolate bien caliente. Me dijo la chica que ya había apagado la máquina. Cómo era eso, le pregunté, si recién estaba amaneciendo. Me contestó que no, que ya iban a ser como las ocho de la noche, que era el atardecer. Me quedé pensando, afuera seguían el frío y la llovizna. Le pedí entonces que me trajera un vino, en lo posible bueno. Saqué unas servilletas y empecé a escribir "lloviznaba empecinadamente en la ciudad de Salta...".</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-47029696171503068032013-05-27T22:50:00.003-03:002020-05-23T11:43:18.949-03:00Fausto Burgos | El Viajero Solitario (Cuento Sanjuanino) *<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDuIqtPyQ4iH_zRBIp9w4iAlL2fBUFyI7jDdbzCfYxRDFXN5KCt_6Hwjf-Smoa8Yt9Lj2ACX9jeL1VmfhsyepWHboFeLIKgAPY5l5HUPNEJ1PQODOI5gGq6lRNl9dh6A7HCtgFqhJk48E/s1600/Fausto+Burgos_002.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="455" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDuIqtPyQ4iH_zRBIp9w4iAlL2fBUFyI7jDdbzCfYxRDFXN5KCt_6Hwjf-Smoa8Yt9Lj2ACX9jeL1VmfhsyepWHboFeLIKgAPY5l5HUPNEJ1PQODOI5gGq6lRNl9dh6A7HCtgFqhJk48E/s640/Fausto+Burgos_002.jpg" width="640" /></a></div>
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Don Tomás era un sanjuanino corpulento, de rostro barbado, muy alegre, muy jovial, que tenía una tropa de carros. Había pasado todo aquel día sofocante, caluroso, terrible, en un mísero rancho perdido en el inmenso desierto de su provincia natal, aguardando la fresca hora del crepúsculo, para emprender de nuevo la interrumpida marcha.</div>
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<br /></div>
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¿Qué hizo don Tomás durante tan largas horas? En compañía de don Silverio, el dueño de casa, tallar el naipe, beber sendos vasos de vino y contar imposibles hazañas de troperos. A don Tomás, le agradaba lo fantástico, tenía predilección por todo aquello que parecía irrealizable.</div>
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<br /></div>
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Don Silverio tornaba grave su cara angulosa, enjuta, cuando oía de los labios de su amigo, que una tal mula zaina había salvado cincuenta leguas de un tirón; que sus carros pasaban a nado el río San Juan o que Elias José era un hombre que pactaba con el demonio.</div>
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<br /></div>
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Entre chachara y broma, al fin se hizo la tarde, una tarde calmosa, triste, con dejos de cansancio y ansiedad de sombras.</div>
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<br /></div>
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Cuando el sol se hundía tras las cumbres lejanas, lanzando sus últimos rayos de oro, seguido de nubes de variados tintes, don Tomás ensilló su macho tordillo, puso,en las alforjas algún trozo de carne seca, llenó los chifles, dio unas palmadas en la grupa del animal y se entregó a recorrer leguas y leguas. El camino, apenas marcado sobre la llanura yerma, callada, triste, pensativa, que se acercaba hasta el pie de los cerros adustos, graves, era un camino polvoriento, blancuzco, salpicado de una vegetación raquítica, extenuada: aqui una mata de jarillas, un minúsculo bosquecillo de salvajes cactus; más allá, un centenar de arbustos enanos de amarillos troncos y espinudas ramas o un conjunto de hierbas plomizas de aspecto desolado. Este camino era la obligada ruta de los troperos que llevaban provisiones a los pueblecitos montañeses y que traían al volver, sendos cascos de vino. En algunos sitios la llanura pobre, tornábase más triste aún, desaparecían las plantas y el camino, mil veces señalado por los grandes vehículos, atravesaba un páramo pedregoso.</div>
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<br /></div>
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En llegando a Los Rincones, un paraje agreste, enclavado entre enormes barrancos, lúgubre, silencioso, don Tomás, el sanjuanino corpulento, de barbilla aguda, distinguió a lo lejos la silueta de un viajero.</div>
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<br /></div>
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Ya la blanca luna, en los campos, en los valles desiertos, en las quebradas hondas, en las cimas nevadas, esparcía su hermosa luz. Casi inmóvil en el firmamento, semejaba una virgen pálida.</div>
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<br /></div>
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Don Tomás cogió el chifle, bebió algunos sorbos de vino y apresuró la marcha de su mulo, acariciando la idea de toparse con alguno de sus viejos camaradas. Momentos después, a la luz de la luna, divisaba una mulita de andar rítmico y a horcajadas sobre el animal, un pequeño bulto humano.*</div>
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<a name='more'></a><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
—¡Ep, amigo!... ¡Eppp, amigoo!!, gritó don Tomás. El eco respondió de igual manera. La voz del tropero retumbaba al chocar contra los flancos de los cerros obscuros.</div>
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<br /></div>
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Aceleró más el paso de la bestia y tornó a gritar: ¡¡Eppp, amigo!!... ¡Eppp, amigo, párese un poco!...</div>
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<br /></div>
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La mulita de andar rítmico, no muy lejos ya, impávida, sin inquietarse, seguía marchando acompasadamente por el camino blancuzco, polvoriento... Un nuevo sorbo de vino fortaleció la garganta del sanjuanino, que rompió a exclamar: ¡Epp, amigooo!!, ¡epp, amigooo, párese!...</div>
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Sólo el eco malicioso contestó otra vez.</div>
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Acaso me esté creyendo un saltiador... —dijo—y volvió a gritar con todas las fuerzas de sus pulmones: ¡eppp, amigooo!; yo soy Tomás, párese, pu... Güeno... paciencia — repitió — lo que es ese me gana a sordo y juego que va curao (1). No quere hablar... Tal vez no pueda, el pobre... También... no ha de ser poco el vino que lleva adentro. Pa mí, que ese no llega a su casa. ¡Quien lo mete a pasarse a la otra banda!</div>
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Agora parece que quere levantar un poco la cabeza...</div>
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Se ve que no puede... —¡Eppp, viejo!..., cuidao que se va al suelo!—dijo por la vez última don Tomás, a corta distancia del viajero mudo y solitario. Al no recibir respuesta alguna de tan misterioso personaje, trató de ganar la delantera cortando el camino sin encararle, pues reñir no le venía en ganas. </div>
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<br /></div>
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La mula de andar rítmico, impávida, sin inquietarse, marchaba acompasadamente por el camino blancuzco, polvoriento, que iba internándose caprichoso en las primeras quebradas, iluminado por la blanca luz de la pálida luna.</div>
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Aún el véspero brillaba en el alto cielo, cuando don Tomás llegó a una cabaña miserable, oculta entre riscos, donde jamás habíale cogido el alba. El buen hombre pidió hospedaje y pienso para su mulo. Mientras tomaba mate acompañado de una viejuca limpia, pulcra, alegre, retozona, de curtido rostro y dedos sarmentosos, vio aparecer súbitamente, repentinamente una mula. . . Era aquella</div>
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mulita de andar rítmico que marchaba silenciosa por el camino polvoriento.</div>
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Doña Anastasia lanzó tm grito de angustia y exclamó dolorida: ¡Pobre compagre... viene muerto!</div>
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Don Tomás, mirando aquel rostro lívido, se heló de pies a cabeza. </div>
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El Marquesado (San Juan), febrero 1917.</div>
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* El cuento «El Viajero Solitario» está tomado de Cuesta Arriba, Editorial Argentina, Biblioteca de Autores Jóvenes, Buenos Aires: 1918; 15-18.</div>
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1. Ebrio</div>
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Los datos biobibliográficos del autor puede el lector interesado consultarlos en nuestro post del 14 de julio de 2009 pinchando Aquí</div>
Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-20034096849707601692013-05-27T03:30:00.004-03:002020-05-23T19:28:14.956-03:00María del Carmen Colombo | Leónidas Lamborghini: poesía y política<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<b><span style="font-size: x-large;"></span></b><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyOny9G2qx7gzW6fKR6PQF3A64e0KlZ2A3t8kPHJGURlKzzLtwsL7N_8Tua8Yc0DXcK6w1rCFhBKN5_9ZVATZikiMmGKdRXtzGg6sIA_sMSni1krSJQN4kmYo9bRCMNE3Tr7SQYNL2NTw/s1600/120327contratapa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgyOny9G2qx7gzW6fKR6PQF3A64e0KlZ2A3t8kPHJGURlKzzLtwsL7N_8Tua8Yc0DXcK6w1rCFhBKN5_9ZVATZikiMmGKdRXtzGg6sIA_sMSni1krSJQN4kmYo9bRCMNE3Tr7SQYNL2NTw/s1600/120327contratapa.jpg" /></a></div>
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<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
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Se ha señalado con ligereza que Lamborghini "canta en clave peronista". Y ese comentario parecería esconder una disyuntiva que invita a optar entre dos términos, poesía o política, seccionando quirúrgicamente con bisturí de buen amputador lo que para Lamborghini no sólo va junto sino que, además, encuentra en la escritura su punto de fusión.</div>
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<br /></div>
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No es casual que enfrentados a un libro como Las patas en la fuente se estrellen aquellos que tienden a ver el discurso político como un conjunto de consignas ortopédicas, patas atornilladas al cuerpo del poema, para que éste, como la famosa cucaracha herida pueda con ellas caminar.</div>
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<br /></div>
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Pero la puesta de Lamborghini es otra: alumbrar un nacimiento, el de un nuevo cuerpo que necesita ser relatado, escrito, y que trae consigo ya sus propias patas: Una primavera me sorprende/ y el mover de este pueblo./ El ruido se hizo carne y habitó entre nosotros." Así, enfatizando la inmediatez del mundo, su materialidad, encarnada en ese sonido ("lo mortal/ lo que se oye"), que es resto de sentido y eco ("el nombre: eco del eco") de un habla congelada ("lo dignísimo"), Lamborghini lanza su propuesta. </div>
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Elige, entonces, el margen, el "basural", entre los "no antologados", en el lugar del no poder ("-Poder/mi no poder"), en el ningún lugar. Y allí, entre los restos y con ellos pondrá en escena ese alumbramiento.</div>
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<br /></div>
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Haciendo oídos al "croar del corazón del feto", Lamborghini partero transforma en poesía todos esos restos flotantes y, como buen escuchador deseoso ("con el deseo del deseo"), acompaña ese deambular dialogando con una multiplicidad de ecos ("Cómo se pianta la vida/ cómo rezongan los años/ cómo se viene la muerte/ tan callando").</div>
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<a name='more'></a><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Constituyéndose en ese diálogo, el poeta escribe su propio nacimiento: un hablar entrecortado de frases suspendidas, como entre la vigilia y el sueño ("... el canto que es lo que sale del sueño y/ entra en/la realidad y/entra en el sueño"). Con él responderá apropiándose de ese lenguaje ajeno, exterior, donde el poder se instala (" y eres libre o no eres libre"). No para reproducirlo y reproducir con él sus efectos de sentido, sino para diferenciarse, oponiéndose, enfrentándose y teatralizando ese enfrentamiento ("y fui hacia los libertadores/ y eran/ los opresores"). En este sentido, la apropiación del habla directa de la política, que se efectúa, por ejemplo, en Las Patas... se presenta como condición necesaria para decir, en la medida que posibilita al habla dominada escribirse, hacer su aparición ("somos los destrozados/los mutilados/ la vida por/la vida por").</div>
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<br /></div>
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Se trata, entonces, de sabotear formas consagradas, "bellas", para que el verso dé la vida al poeta, terminando con el miedo y "asomando de tantas sofisticadas acumulaciones". El poeta "pega el cascotazo", responde pateando el tablero, dinamitando la lengua corriente y normativizada de la literatura, violando, en un mismo movimiento, ese conjunto de convenciones que provienen del sentido común, del statu - quo literario.</div>
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No es ajena a esta propuesta la elección de una primera persona del singular. Como acabando con la "estatua del yo mismo", ese fantoche erigido por toda una tradición literaria, Lamborghini "rompe el mito/ de que (ha) nacido antes que nada", es decir, rehúye toda forma de trascendentalismo y dualidad, retirándole al yo ese fundamento de instaurador de sentido previo a la formación de la palabra ("identidad en/ los principios:-a/ e.i.o.u.). </div>
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El yo, entonces, se descentra, se descascara, y ese descamisamiento da entrada a la voz plural, ramillete cantor y dialogante que ha encarnado en el coro multitudinario de voces que en Episodios cuentan -"oyen"- un susurro: "susúrrame -lo que está unido/ susúrrame: lo que está entero". </div>
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En un vertiginoso movimiento de fusión y recuperación de "entrada y salida" las voces se van entrelazando dentro del poema. "metiéndose" en la cabeza de los personajes ("estoy con la cabeza/ metida en la cabeza/ del adicto cabeza"), y saliendo para meterse nuevamente en la cabeza del Juglar, o en la del Letrista proscripto, o bien transcribiendo voces interiores en la forma de un escucharse a sí mismo ("-No obstante tratá de dar los pasos necesarios"): así la voz lamborghiniana de los primeros libros se va desenredando.</div>
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Y en ese permanente movimiento de vaivén, hablar es actuar, dejar el comentario para "meterse/ metiéndose": como en La estatua de la Libertad, uno de los libros donde con más énfasis se cuestiona el aislamiento del "yo mismo/ de la estatua de mí mismo". Es el drama del sujeto escindido el que se representa: el que ríe con la risa de lo cómico, risa humana por excelencia --diría Octavio Paz--, ruptura del pacto entre dios y la criatura. Riéndose de sí mismo, acentuando la ruptura, la separación, poniendo el dedo en la llaga, mostrando su herida, ese hueco, Lamborghini abandona la clausura de la fijación en el tiempo y en el espacio y se hace sujeto, autor, y en ese su movimiento inacabado se transforma en futuro: canto futuro, clave lamborghinana con la que, en todo caso, en todo caso, el peronismo puede ser cantado.</div>
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* Ponencia leída en ocasión del primer Encuentro de Poesía, organizado por la Universidad Nacional de San Luis, y a cargo del poeta Patricio Thorne, que se realizara en la ciudad de Villa Mercedes, durante los días 9, 10 y 11 de octubre de 1987.</div>
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*Leónidas Lamborghini (Buenos Aires, 1927). Poeta y periodista. Residió en México desde 1978 hasta 1990. Publicó, entre otros, los siguientes libros: El saboteador arrepentido (1955), Al público (1957, reedit, 1960), Las patas en la fuente (1965, reedit. 1966 y 1968), La estatua de la Libertad (1967), La canción de Buenos Aires (1968), El solicitante descolocado (1971, reedit. 1990), Partitas (1972), Eva Perón en la hoguera (versión grabada), Circus (1986), Verme y 11 reescrituras de Discépolo, Odiseo confinado (1992), Tragedias y parodias (1994), Comedieta (1995).</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-28277032705381600942013-05-26T19:39:00.002-03:002020-05-23T11:54:13.999-03:00Emiliano Zapata | Manifiesto a la nación<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUqwjHpZ9DkKw9yby2Okvkr_bMP6aphxYj6D75_nflw83LVGm92arN1NSkVTccMJAxvMFUQPPJjKt01ioHwfIjsTz0zaM9-hZWmOudvSZcbU6jT2mb6FOtXLmh44By2xPJr-LItk73Xeg/s1600/emiliano-zapata.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUqwjHpZ9DkKw9yby2Okvkr_bMP6aphxYj6D75_nflw83LVGm92arN1NSkVTccMJAxvMFUQPPJjKt01ioHwfIjsTz0zaM9-hZWmOudvSZcbU6jT2mb6FOtXLmh44By2xPJr-LItk73Xeg/s640/emiliano-zapata.jpg" width="474" /></a></div>
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La victoria se acerca, la lucha toca a su fin. Se libran ya los últimos combates y en estos instantes solemnes, de pie y respetuosamente descubiertos ante la nación, aguardamos la hora decisiva, el momento preciso en que los pueblos se hunden o se salvan, según el uso que hacen de la soberanía conquistada, esa soberanía por tanto tiempo arrebatada a nuestro pueblo, y la que con el triunfo de la revolución volverá ilesa, tal como se ha conservado y la hemos defendido aquí, en las montañas que han sido su solio y nuestro baluarte. Volverá dignificada y fortalecida para nunca más ser mancillada por la impostura ni encadenada por la tiranía.</div>
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Tan hermosa conquista ha costado al pueblo mexicano un terrible sacrificio, y es un deber, un deber imperioso para todos, procurar que ese sacrificio no sea estéril, por nuestra parte, estamos bien dispuestos a no dejar ni un obstáculo enfrente, sea de la naturaleza que fuere y cualquiera que sean las circunstancias en que se presente, hasta haber levantado el porvenir nacional sobre una base sólida, hasta haber logrado que nuestro país, amplia la vía y limpio el horizonte, marche sereno hacia el mañana grandioso que le espera.</div>
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Perfectamente convencidos de que es justa la causa que defendemos, con plena consciencia de nuestros deberes y dispuestos a no abandonar ni un instante la obra grandiosa que hemos emprendido, llegaremos resueltos hasta el fin, aceptando ante la civilización y ante la historia, las responsabilidades de este acto de suprema reivindicación.</div>
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Nuestros enemigos, los eternos enemigos de las ideas regeneradoras, han empleado todos los recursos y acudido a todos los procedimientos para combatir a la revolución, tanto para vencerla en la lucha armada, como para desvirtuarla en su origen y desviarla de sus fines.<br />
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Sin embargo, los hechos hablan muy alto de la fuerza y el origen de este movimiento.</div>
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Más de treinta años de dictadura, parecían haber agotado las energías y dado fin al civismo de nuestra raza, y a pesar de ese largo periodo de esclavitud y enervamiento, estalló la revolución de 1910, como un clamor inmenso de justicia que vivirá siempre en el alma de las naciones como vive la libertad en el corazón de los pueblos para vivificarlos, para redimirlos, para levantarlos de la abyección a la que no puede estar condenada la especie humana.</div>
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Fuimos de los primeros en tomar parte de aquel movimiento, y el hecho de haber continuado en armas después de la expulsión de Porfirio Díaz y de la exaltación de Madero al poder, revela la pureza de nuestros principios y el perfecto conocimiento de causa con que combatimos y demuestra que no nos llevaban mezquinos intereses, ni ambiciones bastardas, ni siquiera los oropeles de la gloria, no; no buscábamos ni buscamos la pobre satisfacción del medro personal, ni anhelábamos la triste vanidad de los honores, ni queremos otra cosa que no sea el verdadero triunfo de la causa, consistente en la implantación de los principios, la realización de los ideales y la resolución de los problemas, cuyo resultado tiene que ser la salvación y el engrandecimiento de nuestro pueblo.</div>
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La fatal ruptura del Plan de San Luis Potosí motivó y justificó nuestra rebeldía contra aquel acto que invalidaba todos los compromisos y defraudaba todas las esperanzas; que nulificaba todos los esfuerzos y esterilizaba todos los sacrificios y truncaba, sin remedio, aquella obra de redención tan generosamente emprendida por los que dieron sin vacilar, como abono para la tierra, la sangre de sus venas. El Pacto de Ciudad Juárez devolvió el triunfo a los enemigos y la víctima a sus verdugos; el caudillo de 1910 fue el autor de aquella amarga traición, y fuimos contra él, porque, lo repetimos: ante la causa no existen para nosotros las personas y conocemos lo bastante la situación para dejarnos engañar por el falso triunfo de unos cuantos revolucionarios convertidos en gobernantes; lo mismo que combatimos a Francisco I. Madero, combatiremos a otros cuya administración no tenga por base los principios por los que hemos luchado.</div>
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Roto el Plan de San Luis, recogimos su bandera y proclamamos el Plan de Ayala.</div>
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La caída del gobierno pasado no podía significar para nosotros más que un motivo para redoblar nuestro esfuerzo, porque fue el acto más vergonzoso que pueda registrarse; ese acto de abominable perversidad, ese acto incalificable que ha hecho volver el rostro indignados y ecandalizados a los demás países que nos observan y a nosotros nos ha arrancado un estremecimiento de indignación tan profunda, que todos los medios y todas las fuerzas juntas no bastarían a contenerla, mientras no hayamos castigado el crimen, mientras no ajusticiemos a los culpables.</div>
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Todo esto por lo que respecta al origen de la revolución, por lo que toca a sus fines, ellos son tan claros y precisos, tan justos y nobles, que constituyen por sí solos una fuerza suprema, la única con que contamos para ser invencibles, la única que hace inexpugnables estas montañas en que las libertades tienen su reducto.</div>
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La causa por la que luchamos, los principios e ideales que defendemos, son ya bien conocidos de nuestros compatriotas, puesto que en su mayoría se han agrupado en torno de esta bandera de redención de este lábaro santo del derecho, bautizado con el sencillo nombre de Plan de Villa de Ayala. Ahí están contenidas las más justas aspiraciones del pueblo, planteadas las más imperiosas necesidades sociales, y propuestas las más importantes reformas económicas y políticas, sin cuya implantación, el país rodaría inevitablemente al abismo, hundiéndose en el caos de la ignorancia, de la miseria y de la esclavitud.</div>
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Es terrible la oposición que se ha hecho al Plan de Ayala, pretendiendo, más que combatirlo con razonamientos, desprestigiarlo con insultos, y para ello, la prensa mercenaria, la que vende su decoro y alquila sus columnas, ha dejado caer sobre nosotros una asquerosa tempestad de cieno, de aquel en que se alimenta su impudicia y arrastra su abyección. Y sin embargo, la revolución, incontenible, se encamina hacia la victoria.</div>
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El gobierno, desde Porfirio Díaz a Victoriano Huerta, no ha hecho más que sostener y proclamar la guerra de los ahítos y los privilegiados contra los oprimidos y los miserables, no ha hecho más que violar la soberanía popular, haciendo del poder una prebenda; desconociendo las leyes de la evolución, intentando detener a las sociedades y violando los principios más rudimentarios de la equidad arrebatando al hombre los más sagrados derechos que le dió la naturaleza. He allí explicada nuestra actitud, he allí explicado el enigma de nuestra indomable rebeldía y he allí propuesto, una vez más, el colosal problema que preocupa actualmente no sólo a nuestros conciudadanos, sino también a muchos extranjeros. Para resolver este problema, no hay más que acatar la voluntad nacional, dejar libre la marcha a las sociedades y respetar los intereses ajenos y los atributos humanos.</div>
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Por otra parte, y concretando lo más posible, debemos hacer otras aclaraciones para dejar explicada nuestra conducta del pasado, del presente y del porvenir.</div>
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La nación mexicana es demasiado rica. Su riqueza, aunque virgen, es decir todavía no explotada, consiste en la agricultura y la minería; pero esa riqueza, ese caudal de oro inagotable, perteneciendo a más de quince millones de habitantes, se halla en manos de unos cuantos miles de capitalistas y de ellos una gran parte no son mexicanos. Por un refinado y desastroso egoísmo, el hacendado, el terrateniente y el minero, explotan esa pequeña parte de la tierra, del monte y de la vera, aprovechándose ellos de sus cuantiosos productos y conservando la mayor parte de sus propiedades enteramente vírgenes, mientras un cuadro de indescriptible miseria tiene lugar en toda la República. Es más, el burgués, no conforme con poseer grandes tesoros de los que a nadie participa, en su insaciable avaricia, roba el producto de su trabajo al obrero y al peón, despoja al indio de su pequeña propiedad y no satisfecho aún, lo insulta y golpea haciendo alarde del apoyo que le prestan los tribunales, porque el juez, única esperanza del débil, hállase también al servicio de la canalla; y ese desequilibrio económico, ese desquiciamiento social, esa violación flagrante de las leyes naturales y de las atribuciones humanas, es sostenida y proclamada por el gobierno, que a su vez sostiene y proclama pasando por sobre su propia dignidad, la soldadesca execrable.</div>
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El capitalista, el soldado y el gobernante habían vivido tranquilos, sin ser molestados, ni en sus privilegios ni en sus propiedades, a costa del sacrificio de un pueblo esclavo y analfabeta, sin patrimonio y sin porvenir, que estaba condenado a trabajar sin descanso y a morirse de hambre y agotamiento, puesto que, gastando todas sus energías en producir tesoros incalculables, no le era dado contar ni con lo indispensable siquiera para satisfacer sus necesidades más perentorias. Semejante organización económica, tal sistema administrativo que venía a ser un asesinato en masa para el pueblo, un suicidio colectivo para la nación y un insulto, una vergüenza para los hombres honrados y conscientes, no pudieron prolongarse por más tiempo y surgió la revolución, engendrada, como todo movimiento de las colectividades, por la necesidad. Aquí tuvo su origen el Plan de Ayala.</div>
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Antes de ocupar don Francisco I. Madero la presidencia de la República, mejor dicho, a raíz de los Tratados de Ciudad Juárez se creyó en una posible rehabilitación del débil ante el fuerte, se esperó la resolución de los problemas pendientes y la abolición del privilegio y del monopolio, sin tener en cuenta que aquel hombre iba a cimentar su gobierno en el mismo sistema vicioso y con los mismos elementos corruptos con que el caudillo de Tuxtepec, durante más de seis lustros, extorcionó a la nación. Aquello era un absurdo, una aberración, y sin embargo, se esperó porque se confiaba en la buena fe del que había vencido al dictador. El desastre, la decepción no se hicieron esperar. Los luchadores se convencieron entonces de que no era posible salvar su obra ni asegurar su conquista dentro de esa organización morbosa y apolillada, que necesariamente había de tener una crisis antes de derrumbarse definitivamente: la caída de Francisco I. Madero y la exaltación de Victoriano Huerta al poder.</div>
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En este caso y conviniendo en que no es posible gobernar al país con ese sistema administrativo sin desarrollar una política enteramente contraria a los intereses de las mayorías, y siendo, además, imposible la implantación de los principios por que luchamos, es ocioso decir que la Revolución del Sur y Centro, al mejorar las condiciones económicas, tiene, necesariamente, que reformar de antemano las instituciones, sin lo cual, fuerza es repetirlo, le será imposible llevar a cabo sus promesas.</div>
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Allí está la razón de por qué no reconoceremos a ningún gobierno que no nos reconozca y, sobre todo, que no garantice el triunfo de nuestra causa.</div>
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Puede haber elecciones cuantas veces se quiera; pueden asaltar, como Huerta, otros hombres la silla presidencial, valiéndose de la fuerza armada o de la farsa electoral, y el pueblo mexicano puede también tener la seguridad de que no arriaremos nuestra bandera ni cejaremos un instante en la lucha, hasta que, victoriosos, podamos garantizar con nuestra propia cabeza el advenimiento de una era de paz que tenga por base la justicia y como consecuencia la libertad económica.</div>
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Si como lo han proyectado esas fieras humanas vestidas de oropeles y listones, esa turba desenfrenada que lleva tintas en sangre las manos y la consciencia, realizan con mengua de la ley la repugnante mascarada que llaman elecciones, vaya desde ahora, no sólo ante el nuestro sino ante los pueblos todos de la Tierra, la más enérgica de nuestras protestas, en tanto podamos castigar la burla sangrienta que se haga a la Constitución del 57.</div>
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Téngase, pues, presente que no buscaremos el derrocamiento del actual gobierno para asaltar los puestos públicos y saquear los tesoros nacionales, como ha venido sucediendo con los impostores que logran encumbrar a las primeras magistraturas, sépase de una vez por todas, que no luchamos contra Huerta únicamente, sino contra todos los gobernantes y los conservadores enemigos de la hueste reformista, y sobre todo, recuérdese siempre que no buscamos honores, que no anhelamos recompensas, que vamos sencillamente a cumplir el compromiso solemne que hemos contraido dando pan a los desheredados y una patria libre, tranquila y civilizada a las generaciones del porvenir.</div>
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Mexicanos: si esta situación anómala se prolonga; si la paz, siendo una aspiración nacional, tarda en volver a nuestro suelo y a nuestros hogares, nuestra será la culpa y no de nadie. Unámonos en un esfuerzo titánico y definitivo contra el enemigo de todos, juntemos nuestros elementos, nuestras energías y nuestras voluntades y opongámonos cual una barricada formidable a nuestros verdugos; contestemos dignamente, enérgicamente ese latigazo insultante que Huerta ha lanzado sobre nuestras cabezas; rechacemos esa carcajada burlesca y despectiva que el poderoso arroja, desde los suntuosos recintos donde pasea su encono y su soberbia, sobre nosotros, los desheredados que morimos de hambre en el arroyo.</div>
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No es preciso que todos luchemos en los campos de batalla, no es necesario que todos aportemos un contingente de sangre a la contienda, no es fuerza que todos hagamos sacrificios iguales en la revolución; lo indispensable es que todos nos irgamos resueltos a defender el interés común y a rescatar la parte de soberbia que se nos arrebata.</div>
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Llamad a vuestras conciencias; meditad un momento sin odio, sin pasiones, sin prejuicios, y esta verdad, luminosa como el sol, surgirá inevitablemente ante vosotros: la revolución es lo único que puede salvar a la República.</div>
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Ayudad, pues, a la revolución. Traed vuestro contingente, grande o pequeño, no importa cómo; pero traedlo. Cumplid con vuestro deber y seréis dignos; defended vuestro derecho y seréis fuertes, y sacrificaos si fuere necesario, que después la patria se alzará satisfecha sobre un pedestal inconmovible y dejará caer sobre vuestra tumba un puñado de rosas.</div>
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Reforma, Libertad, Justicia y Ley</div>
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Campamento revolucionario</div>
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Morelos, 20 de octubre de 1912</div>
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El General en Jefe del Ejército Libertador del Sur y Centro</div>
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Emiliano Zapata</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-50427224569605648452013-05-26T19:09:00.002-03:002020-05-23T12:05:34.137-03:00Rodolfo Jorge Walsh | La Revolución Palestina * con Prólogo de Ángel Horacio Molina<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfy_Lc9R_3PIf-zadS3EfXJQji1KsnYClr5H45CYT5eGaW6IAVVRFeAqfus-2qt9VBF-qNqynKYR3lCwll4wNXNyca6aa7RIYkK36nvzQcjvBIxAW9KQjillLWMGwm1f9LlRyYB6r1Eq4/s1600/Rodolfo-Walsh_448x298.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="425" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhfy_Lc9R_3PIf-zadS3EfXJQji1KsnYClr5H45CYT5eGaW6IAVVRFeAqfus-2qt9VBF-qNqynKYR3lCwll4wNXNyca6aa7RIYkK36nvzQcjvBIxAW9KQjillLWMGwm1f9LlRyYB6r1Eq4/s640/Rodolfo-Walsh_448x298.jpg" width="640" /></a></div>
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<b><span style="font-size: x-small;">Especial para <i>Analecta Literaria</i></span></b></div>
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<b>RODOLFO JORGE WALSH</b> fue un periodista, escritor, dramaturgo y traductor argentino nacido en Lamarque, Río Negro, Argentina, el 9 de enero de 1927. Autor de cuentos y relatos policiales, precursor del Nuevo Periodismo y de lo que años más tarde se llamó «Non fiction novel». En la noche del 10 de junio de 1956, mientras jugaba al ajedrez en el club Capablanca de La Plata, recibió las primeras noticias sobre el levantamiento de los generales Valle y Tanco; seis meses después comenzó su investigación sobre los fusilamientos clandestinos de civiles en los basurales de José León Suárez. Al año siguiente, apareció Operación Masacre con el que Walsh inauguró en la Argentina la novela de no ficción, en la cual la investigación periodística sirve de punto de partida para la narración de hechos reales por medio de procedimientos ficcionales. Tanto en este libro como en sus investigaciones posteriores (¿Quién mató a Rosendo? de 1969 y El caso Satanovsky de 1973), Walsh incorporó las técnicas de la investigación periodística y los procedimientos del género policial, como el uso del enigma y del suspenso, politizando sus estrategias centrales. En los años cincuenta, ingresó a la editorial Hachette, donde trabajó como corrector de pruebas de imprenta, lector, antólogo y traductor. Colaborador de las revistas Leoplán, Vea y Lea, Panorama, Primera Plana, Semanario Villero, de la editorial Jorge Alvarez y los periódicos Mayoría y Noticias, creó y dirigió el semanario CGT y participó de la gestación y primeros pasos de la agencia cubana Prensa Latina y, años más tarde de la clandestina ANCLA. Autor de Operación Masacre, ¿Quién mató a Rosendo?, El caso Satanovsky. Además de sus relatos agrupados en Diez cuentos policiales, Variaciones en rojo, Los oficios terrestres, Un kilo de oro, Un oscuro día de justicia, presentó en 1965 las piezas teatrales La granada y La batalla. Su temprano compromiso político se evidenció en su paso por la Alianza Libertadora Nacionalista y, décadas más tarde, en su participación en la CGT de los Argentinos y su incorporación al grupo armado FAP y, posteriormente, a Montoneros. Después de enviar por correo los primeros ejemplares de su "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar" en un buzón de Plaza Constitución, fue herido y secuestrado por un grupo de tareas de la Marina en las inmediaciones de la esquina porteña de San Juan y Entre Ríos, el 25 de marzo de 1977. Desde entonces se encuentra desaparecido. En 1974, Rodolfo Walsh, enviado de Noticias, estaba en Beirut el 15 de mayo cuando un comando palestino golpeó en Maalot. Caminó al día siguiente entre las ruinas de las aldeas libanesas bombardeadas por la aviación israelí. Entrevistó a los principales dirigentes de la Resistencia Palestina; antes había pulsado el sentimiento dominante en El Cairo, Damasco, Argel. En su opinión, los acuerdos tramitados por Kissinger no sellarán la paz en Medio Oriente. La explicación está en el pueblo palestino expulsado de su tierra y en la marea revolucionaria que sacude a ese pueblo. Esa Revolución es el tema de la serie que empieza a publicar Noticias, entre el 12 y el 19 junio de 1974. Analecta Literaria publica en calidad de Adelanto Exclusivo para sus páginas, el Prólogo completo de nuestro compañero y Jefe de Redacción, Ángel Horacio Molina, y el primer Capítulo íntegro del libro La Revolución Palestina de Rodolfo J. Walsh. Agradecemos muy especialmente a Ediciones El Hornero de Rosario la autorización para publicar las partes seleccionadas del libro. </div>
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<b>LA REDACCIÓN</b></div>
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<b>Prólogo</b></div>
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El aporte de Walsh en la era de la desinformación</div>
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“Las sociedades de la desinformación conforman un estrato importante del entramado imperial que oprime al mundo”. </div>
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Tariq Ali1</div>
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Escritas durante 1974, la serie de notas de Rodolfo Walsh sobre el conflicto palestino-israelí conservan aun una extraordinaria vigencia, en la medida en que el autor se propone desarticular, desde su lugar cómo periodista, escritor y militante, el andamiaje discursivo que legitima el proyecto neo-colonial en Oriente Medio. No se trata éste de un gesto menor; por el contrario, la utilización de los medios de comunicación a la hora de dar cuenta de la resistencia palestina supone, por parte de Walsh, instalar la disputa ideológico-discursiva en el corazón mismo del sistema. Como Laura Navarro sostiene, siguiendo los lineamientos teóricos gramscianos, las instituciones que configuran la opinión pública forman parte de “los aparatos de hegemonía (…) que permiten dirigir intelectual, moral y políticamente a una sociedad, sin necesidad de recurrir a la violencia física para obtener el consenso de la mayoría”2. </div>
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Los medios de comunicación se revelan como uno de los pilares imprescindibles a la hora de construir, fortalecer y mantener los lineamientos fundamentales del discurso hegemónico, ocultando los intereses políticos y económicos a los que responde. </div>
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“Los medios ocupan así una posición destacada en el ámbito de las relaciones sociales, visto que es en el dominio de la comunicación donde se fijan los contornos ideológicos de orden hegemónico y se procura reducir al mínimo indispensable el espacio de la circulación de ideas alternativas y contestatarias”3</div>
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La apuesta de Walsh, desde las columnas del diario Noticias, conserva toda su osadía; no se limita a reproducir lo que observa sino que sabe contextualizarlo, señalando los procesos históricos que vislumbra con la resistencia palestina como protagonista. Avanza, así, sobre los mitos políticos sobre los cuales pretende legitimar su existencia Israel, poniendo al descubierto el entramado de mentiras y ocultamiento que el Estado sionista ha construido en connivencia con el aparato académico- mediático de las potencias occidentales.</div>
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Pero el movimiento palestino del que Walsh fuera testigo en aquellos años ha sufrido toda una serie de cambios de los que, hoy, no podemos abstraernos a la hora de aproximarnos al conflicto palestino-israelí. No está de más, entonces, repasar, someramente, las etapas que han marcado a la resistencia palestina para situar a los escritos de Walsh en el contexto adecuado.</div>
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La causa palestina y el fracaso del arabismo</div>
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La resistencia palestina que Walsh tenía ante sus ojos en 1974 respondía a ciertos presupuestos ideológicos y declamativos que giraban fundamentalmente en torno al proyecto panarabista. Entendido éste como la voluntad de unión entre los países árabes y la defensa mutua frente a las ambiciones imperiales, en necesario señalar el devenir de éste proyecto y las causas de un fracaso del que Walsh no fue testigo.</div>
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La avanzada sionista sobre territorio palestino, desde mediados del siglo XIX, y la reacción árabe frente a la misma ha puesto permanentemente en entredicho la solidez del arabismo como referente político movilizador para los arabo-parlantes. El accionar siempre ambiguo de las dirigencias árabes para con el sionismo contrastan con la rotunda negativa del Sultán otomano Abdul Hamid II de negociar, con los representantes sionistas, las tierras palestinas. El mismo Yassir Arafat recordaba el triste accionar de los líderes árabes tras la declaración de independencia de Israel en 1948, frente a la cual los egipcios tomaron como primera medida desarmar a la resistencia palestina en Gaza. “No puedo olvidarlo - relataba Arafat - ; yo estaba en Gaza. Un oficial egipcio vino hacia mi grupo y ordenó que entregáramos nuestras armas. Al principio no podía creer lo que oía. Preguntamos por qué y el oficial respondió que era una orden de la Liga Árabe”. (…) Cuando el 10 de junio la Liga Árabe acepta un alto el fuego de treinta días, el Secretario General Abdurrahman Azzam se levanta murmurando ‘El pueblo árabe jamás nos perdonará lo que hemos hecho’. La tregua da tiempo a los judíos para consolidar sus posiciones; mientras, los árabes ni siquiera se reaprovisionan”. 4</div>
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Vencidos los ejércitos árabes, la posibilidad de establecer un Estado palestino en Gaza y Cisjordania se desvanece, estos territorios quedan bajo administración de Egipto y Jordania respectivamente. La complicidad y las oscuras negociaciones que históricamente ha mantenido la dinastía jordana con Israel, en detrimento de los movimientos palestinos, son por todos conocidas y nos eximen de profundizar en las mismas. Más llamativo podría resultar el accionar del mayor representante del arabismo a nivel mundial, nos referimos al entonces presidente egipcio Gamal Abdel Nasser. La política de Nasser, como la de la mayoría de los líderes árabes antes y después de él, procuró fortalecer el poder de su propio país y la influencia del mismo por sobre los demás estados árabes, manteniendo bajo control a la resistencia palestina. La primera Organización para la Liberación de Palestina, creada en 1964 por la Liga Árabe, respondía a los intereses egipcios y se mostraba claramente incapaz de organizar la resistencia contra las fuerzas sionistas5. </div>
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Los errores cometidos durante la Guerra de los Seis Días y la aplastante derrota de los ejércitos árabes señalan el comienzo de la decadencia del arabismo como proyecto político movilizador. Perdido todo el territorio palestino en manos de los sionistas, los éstos dependen de la solidaridad de los estados árabes vecinos a Israel para la realización de acciones armadas. La respuesta jordana será la masacre contra las fuerzas de resistencia palestinas en 1970 durante el tristemente conocido Septiembre Negro. Egipto, por su parte, asiste a la muerte de su líder en ese mismo año, siendo sucedido por el abiertamente pro occidental Anwar As Sadat. Siria, en tanto, ve mutilado su territorio ante la pérdida de las Alturas del Golán, lo que sitúa a las fuerzas israelíes a unos pocos kilómetros de Damasco. La causa palestina es objeto, entonces, de un descarado intento de manipulación por parte de los distintos gobiernos árabes que buscan dirigir la resistencia según sus intereses particulares; asistimos por estos años al surgimiento de una enorme cantidad de grupos armados palestinos funcionales al estado árabe que lo financia. Incluso la Guerra de 1973, de Yom Kippur o de Ramadán, es emprendida por parte de los países árabes con el sólo interés de establecer nuevas condiciones de negociación con los israelíes, sin contemplar realmente la posibilidad de recuperar parte alguna del territorio palestino. </div>
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Pero 1974, año en el que Walsh publica sus notas en el diario Noticias, señala para la OLP (ya con Arafat a la cabeza) un momento fundamental en su historia y en el devenir de la resistencia palestina. Con el heroico antecedente de Al Karameh (que Walsh relata) y el reconocimiento, en la cumbre árabe de 1973, de la Organización para la Liberación de Palestina como “único representante del pueblo palestino”, Al Fatah y su líder se constituían en la esperanza de un proceso de cambios revolucionarios en Oriente Medio, y esta es precisamente la lectura que realiza el propio Walsh. La presencia de Arafat ese mismo año en la Asamblea General de Naciones Unidas reivindicando los derechos del pueblo en un discurso memorable, parecía señalar el fortalecimiento de la causa palestina de la mano de un líder destinado a conducirla a la victoria. Pero Walsh no menciona (casi con seguridad por desconocimiento) lo que podría considerarse como el primer gran renunciamiento de Arafat, el primer indicio de lo que van a ser una larga cadena de claudicaciones. Desde febrero de 1974 circulaba en el seno de la OLP un documento de trabajo que vuelve sobre la idea, ya rechazada en 1971, de contentarse, por lo menos en una primera etapa, con una parte menor del territorio, “aquella que pueda ser recuperada al ocupante sionista”. Esta propuesta de mini-estado provoca la ruptura de la OLP con la salida de sus filas del Frente Popular para la Liberación de Palestina que califica a la propuesta como “una deviación histórica” de la que no se harán responsables. Durante los próximos tres años Arafat trabajará para imponer su propuesta que empezaba a ser bien recibida en los ámbitos internacionales. Podemos encontrar, entonces, en 1974 los presupuestos que conducirán la lógica negociadora de la OLP décadas más tarde.</div>
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Los años posteriores a las notas de Walsh no van a ser mucho más alentadores para los palestinos. De hecho, el repliegue más obsceno de los estados árabes sobre sí mismos, en detrimento de la causa palestina, se produce durante estos años. En 1976 Siria inicia una serie de ataques en el Líbano contra las fuerzas de resistencia palestinas, con el objetivo de evitar el fortalecimiento de cualquier fuerza política capaz de poner en entredicho su hegemonía en el país de los cedros. La masacre llevada a cabo en el campamento de refugiados palestinos de Tel Al Zaatar, donde fuerzas sirias junto a los falangistas cristianos asesinaron el 12 de agosto de 1976 a mil quinientas personas en un solo día, es la muestra más acabada de lo que sostenemos. Las negociaciones de paz que egipcios e israelíes inician, con la anuencia estadounidense, se plasman definitivamente en los acuerdos de Camp David en 1978, que rompen con la histórica postura de los países árabes de no negociar por separado la paz con Israel, privilegiando los intereses nacionales por sobre la “causa árabe” y abandonando a su suerte a la resistencia palestina.</div>
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Aislados, sin la frontera sur (con Egipto) ni Este (con Jordania) disponibles para llevar acciones de hostigamientos al ocupante sionista, los palestinos recibirán el golpe más terrible durante la invasión israelí al Líbano en 1982, que contó con el visto bueno de los cristianos maronitas libaneses. El discurso arabista se había evaporado, dando lugar al chauvinismo nacionalista libanés más nefasto (que por otra parte seguía los pasos del que, en su momento y ante la inacción generalizada de los árabes, desplegara la monarquía jordana contra los palestinos). </div>
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Expulsados del Líbano, sin frontera alguna desde donde llevar a cabo acciones de resistencia a gran escala, sólo los palestinos bajo la ocupación sionista consiguen, en un proceso largo y conflictivo, mantener la lucha contra el expansionismo israelí. La Intifada de 1987, recuerda al mundo la situación de ilegalidad sobre la que se construyó el estado israelí, pero también denuncia ante los pueblos árabes la solitaria resistencia a la que fueron confinados los palestinos. Rápidamente la OLP (bajo la dirección de Arafat), claro representante del proyecto arabista, se apropia de la espontánea movilización palestina contra los fuerzas represivas sionistas a fin de fortalecer su capacidad negociadora frente a Israel. Sin embargo, el escenario internacional había cambiado y el proyecto arabista ya no era el único capaz de movilizar las fuerzas resistentes en los territorios árabes. El Islam, como alternativa política, ganaba espacios otrora arabistas, y el proceso no hacía más que empezar.</div>
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Hamas y la alternativa islámica </div>
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La enorme actividad de los Hermanos Musulmanes de Egipto y el triunfo de la Revolución Islámica en Irán en 1979, constituyen elementos indispensables a la hora de intentar comprender lo que hemos de llamar la “alternativa islámica” o el proyecto islámico. Con esto entendemos a aquel discurso político religioso que propone como eje movilizador la pertenencia al Islam y la lucha por la constitución de un Estado Islámico, más allá de distinciones de tipo étnicas o lingüísticas6.</div>
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En el caso de Palestina, dos organizaciones surgidas durante los ochenta representan con mayor claridad este proyecto: nos referimos a Hamas (Movimiento de Resistencia Islámico) y a la Yihad. Inspirados en los hermanos Musulmanes de Egipto, más organizado y con mayores recursos que Yihad, Hamas ha sabido desarrollar una amplia red de organizaciones sociales en los territorios ocupados (Universidades, comedores, clubes, asociaciones, etc.) además de contar con un ala armada propia (Izzedin Al Qassam). La radicalización progresiva de la primera Intifada de 1987, supuso un aumento de la influencia de Hamas en las acciones de resistencia, lo que preocupó sobremanera a los dirigentes de la OLP quienes inmediatamente, ante la amenaza interna que suponía Hamas, inician negociaciones con Israel en una situación absolutamente desfavorable y con escaso apoyo de las bases. En ese marco se realiza la Conferencia de Madrid en 1991 y los posteriores Acuerdos de Oslo en 1993, donde la OLP reiteró el reconocimiento de Israel como Estado, en tanto que los sionistas hacían lo propio reconociendo a la OLP como interlocutor de los palestinos y cediendo a la ahora llamada Autoridad Nacional Palestina cierta autonomía en algunas ciudades de Gaza y Cisjordania, donde, además se traspasaron competencias en áreas como la sanitaria y la policial. Es menester, sin embargo, recordar las limitaciones de la policía palestina dirigida por la OLP, la misma no estaba autorizada a detener a colonos o ciudadanos israelíes, es decir, su función era simplemente reprimir a los propios palestinos (recordemos que asistíamos a un progresivo aumento de la popularidad de Hamas en las calles). La primera Intifada termina, como vemos, no por la acción de las fuerzas represivas sionistas, sino por la claudicación de Arafat y sus hombres. Sin embargo, el impacto popular que significó para los palestinos el reconocimiento mundial de sus símbolos y autoridades le permitió a la OLP legitimar sus acciones a través de las elecciones de 1996, en las que Yassir Arafat fue elegido como Presidente de la Autoridad Nacional Palestina.</div>
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Pero el proceso negociador estaba viciado desde sus orígenes, y lo que siguió a estos primeros encuentros fue una sucesión de concesiones palestinas y la reducción de las zonas autónomas a pequeñas zonas sin continuidad territorial ni viabilidad económica.7 El fracaso de las negociaciones, la impunidad israelí en acciones de hostigamiento constante a la población palestina y la explicita provocación del líder del partido israelí Likud ingresando con fuerzas sionistas a la Explanada de las Mezquitas,8 dieron origen a la segunda Intifada o Intifada Al Aqsa durante el 2000. Pero ese año traerá consigo otro acontecimiento de enorme trascendencia para los movimientos islámicos de la región: tras años de resistencia, Hizbullah consigue expulsar a las fuerzas israelíes y sus aliados del sur del Líbano. El hecho tiene enormes implicancias para el imaginario de los musulmanes del mundo que asisten al triunfo de una organización religiosa (con partido político, milicia irregular y organizaciones sociales de lo más variadas) por sobre unas fuerzas armadas que habían construido para sí mismas el mito de la invencibilidad. Hizbullah había logrado lo que ningún Estado árabe u organización político-militar arabista pudo jamás conseguir, la rendición y la retirada incondicional de Israel de territorio árabe.</div>
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La contracara de los triunfos islámicos fue el fracaso del arco árabe para reaccionar de manera eficaz y conjunta a la invasión y destrucción de un estado hermano, Irak, en 2003. De hecho, autores como Kramer sitúan en la invasión norteamericana al país mesopotámico, la muerte definitiva del proyecto arabista y su discurso. </div>
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Unos meses después, Arafat moría (en 2004) dejando como herencia un proceso negociador absolutamente desfavorable para los palestinos y la cuestión de Jerusalén sin resolver. Mahmud Abbas (Abu Mazen) se hace cargo, entonces, de la dirección de la OLP y, por la tanto, de la Autoridad Nacional Palestina. Pero el trabajo y la coherencia de Hamas en su lucha contra Israel se traducirán en el triunfo de esta organización en las elecciones de 2006, arrebatando la representación de los intereses palestinos de las manos de la OLP. Contrariamente a lo que algunos analistas suponen9, el discurso arabista no se concilia fácilmente con las prácticas democráticas, y la OLP (con el apoyo de las potencias europeas, Estados Unidos y los países árabes10) desconoce el triunfo de Hamas que logra fortalecer sus posiciones en Gaza. Mahmud Abbas exigió a la organización islámica el reconocimiento del Estado de Israel para, a partir de la satisfacción de esta exigencia, contemplar la posibilidad de formar un gobierno de unidad. La negativa de Hamas no hizo más que exacerbar la enemistad de la OLP para con la misma y las complicidades del grupo de Abbas con el Estado sionista quedaron en evidencia11.</div>
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Ideas finales</div>
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Viejos debates, pero no por eso menos urgentes, están implícitos en las líneas precedentes: ¿qué posibilidades de triunfar tiene la causa palestina mientras exista todo un espectro de países árabes aliados a Israel?; ¿es necesario que se produzcan, primero, una serie de cambios hacia el interior de los distintos sistemas políticos de estos estados árabes para alejar del poder a los residuos monárquicos y dictatoriales que favorecen las políticas de Israel y los Estados Unidos, para luego pensar en una acción exitosa por Palestina?; ¿cómo puede la ANP defender en los organismos internacionales los intereses de su pueblo mientras defiende sus aparatos de corrupción y hace alianzas con los ocupantes sionistas?; ¿sigue siendo la resistencia palestina el actor político con las posibilidades de desencadenar un proceso transformador revolucionario en Oriente Medio? No podemos aquí responder a estos interrogantes. Sólo la incólume voluntad de resistencia del pueblo palestino demostrada por décadas de heroica lucha, a pesar de las traiciones, nos permite pensar en un horizonte alentador en el que seamos testigos del triunfo de procesos libertarios no sólo en Palestina sino en todo el mundo árabe.</div>
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NOTAS </div>
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1 SERRANO, PACUAL. Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo. Ediciones Península, Barcelona, 2009. Página40. </div>
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2 NAVARRO, LAURA. Contra el Islam. Ed. Almuzara, España, 2008. Página 45.</div>
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3 DE MORAES, DENIS. Cultura mediática y poder mundial. Grupo Editor Norma, Bogotá, 2005. Página 50.</div>
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4 FAVRET,REMI. Arafat, un destino para un pueblo. Espasa Calpe, Madrid, 1991. Páginas 36 y 37.</div>
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5 Situación que se modifica posteriormente cuando otras fuerzas, entre ellas Al Fatah con Arafat a la cabeza, se hacen cargo de la OLP, aunque los presupuestos arabistas se mantienen.</div>
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6 No vamos a emplear este término para referirnos a las construcciones discursivas islámicas elaboradas por distintos Estados para legitimarse (Arabia Saudí, por ejemplo).</div>
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7 De ahí la muy acertada comparación con los Bantustanes creados por la Sudáfrica del apartheid. </div>
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8 El tercer lugar sagrado para los musulmanes después de Meca y Medina.</div>
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9 Ver KRAMER, MARTIN. Nacionalismo árabe: una identidad falsa (I). En /www.libreria-mundoarabe.com/Boletines/n%BA64%20Oct.08/NacionalismoArabe1.htm</div>
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10 Recordemos que algo similar había sucedido ya en Argelia en 1992 ante el inminente triunfo del Frente Islámico de Salvación en las elecciones presidenciales.</div>
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11 Cfr. SALINGUE, PIERRE – YVES. ¿Los dirigentes del movimiento de la solidaridad con Palestina cómplices de los “Petain palestinos”? en http://oidislam.blogspot.com/2010/09/traidores-en-palestina.html</div>
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Capítulo 1</div>
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TRES MILLONES DE PALESTINOS DESPOJADOS DE SU PATRIA CUESTIONAN TODO ARREGLO DE PAZ EN MEDIO ORIENTE</div>
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- ¿Cómo te llamás?</div>
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- Zaki.</div>
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- ¿Qué edad tenés?</div>
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- Siete.</div>
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- ¿Vive tu padre?</div>
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- Murió.</div>
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- ¿Qué era tu padre?</div>
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- Fedaí. (miliciano)</div>
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- ¿Qué vas a ser cuando seas grande?</div>
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- Fedaí.</div>
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El chico rubio de cabeza rapada y uniforme a rayas que da estas respuestas en una escuela de huérfanos al sur de Beirut, Líbano, resume la mejor alternativa, que tras 26 años de frustración resta a tres millones de palestinos despojados de su patria: convertirse en fedayines, combatientes de la Revolución Palestina. “¿Palestinos? No sé lo que es eso”, declaró en una oportunidad la ex primer ministro de Israel, Golda Meir. Se conoce la eficacia ilusoria del argumento, utilizado en Argelia, Vietnam, colonias portuguesas, para negar la existencia de sus movimientos de liberación. Muyaidín? Connait pas. Libération Front? Never heard of it. FRELIMO? Nao conhece. El enemigo no existe y todo está en orden. Cada una de estas negativas ha hecho correr un río de sangre pero no ha detenido la historia. Desde hace un cuarto de siglo la política oficial del Estado de Israel consiste en simular que los palestinos son jordanos, egipcios, sirios o libaneses que se han vuelto locos y dicen que son palestinos, pero además pretenden volver a las tierras de las que se fueron “voluntariamente” en 1948, o que les fueron quitadas no tan voluntariamente en las guerras de 1956 y 1967. Como no pueden, se vuelcan al terrorismo. Son en definitiva “terroristas árabes”. Es inútil que en el Medio Oriente estos argumentos hayan sido desmantelados, reducidos a su última inconsecuencia. Israel es Occidente y en Occidente la mentira circula como verdad hasta el día en que se vuelve militarmente insostenible. La hoja 1974 de esta historia no ha sido todavía doblada y ya tiene varios renglones sangrientos: Keriat Shmonet, Kfair, Maalot, Nabatyé. Es difícil entenderla si se ignoran las hojas 1967, 1948, 1917, y aún las anteriores, incluso las que se salen de la historia y se hunden en la literatura religiosa.</div>
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EN EL PRINCIPIO FUE…</div>
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Primero –dicen– fueron los caanitas y después fueron los hebreos. Faltaban mil años para que naciera Cristo cuando Saúl fundó su reino, que después se partió en dos. Hace casi 2700 años el reino de Israel fue abatido por los asirios. Hace 2560 años el reino de Judá fue liquidado por los babilonios, y en el año 70 de nuestra era los romanos arrasaron Jerusalén. Estos son los precedentes históricos del Estado de Israel, sus títulos de propiedad sobre Palestina. El Sha de Irán podría alegar títulos análogos fundado en la invasión persa del siglo VI antes de Cristo, la Junta Militar griega podría recordar que Alejandro ocupó Palestina el año 331, Paulo VI acordarse de que en el año 1099 los cruzados católicos fundaron el reino de Jerusalén. Los propios historiadores árabes han señalado burlonamente que los caanitas que ocuparon Palestina antes que los hebreos, venían de la península arábiga y eran, en consecuencia, “árabes”. Con la destrucción de Jerusalén –dicen– empezó la diáspora judía, la dispersión. Desde entonces, según la leyenda moderna, el judío anduvo errante por el mundo esperando el momento de volver a Palestina. ¿Cuántos volvieron realmente? Historiadores ingleses afirman que en el siglo XVI vivían en Palestina menos de 4.000 judíos, en el siglo XVIII, 5.000, y a mediados del siglo pasado, 10.000. Es recién a fines de ese siglo cuando algunos judíos empiezan a plantearse el retorno masivo, y cuando ese retorno asume una forma política y una ideología: el sionismo. ¿Por qué?</div>
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UN FRUTO TARDIO DEL CAPITALISMO</div>
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Una respuesta posible a esa pregunta surgió del campo de concentración nazi de Auschwitz. La escribió en 1944, su último año de vida, un judío marxista de 26 años, Abraham León: “El sionismo, que pretende extraer su origen de un pasado dos veces milenario, es en realidad el producto de la última fase del capitalismo” En esa fase todos los nacionalismos europeos han construido sus estados y no necesitan ya de la burguesía judía que ayudó a construirlos, pero que ahora es un competidor molesto para el capitalismo nativo. “Repentinamente” surge en esos países el chovinismo antisemita, y se convierten en extranjeros indeseables judíos integrados durante siglos a la vida de los mismos, que, como dice León, “tenían tan poco interés en volver a Palestina como el millonario norteamericano de hoy”. Las persecuciones del siglo XIX afectan más a la clase media judía que a la clase alta, cuyos representantes notorios iban a lograr una nueva integración a nivel del capital financiero internacional. Aquellos judíos europeos perseguidos que descubrieron en el capitalismo la verdadera causa de sus males, se integraron en los movimientos revolucionarios de sus países reales. El sionismo evidentemente no lo hizo y se configuró como ideología de la pequeña burguesía, alentada sin embargo por aquellos banqueros que –como los Rotschild– veían venir la ola y querían que sus “hermanos” se fueran lo más lejos posible. A fines del siglo pasado esa ideología encontró su profeta en un periodista de Budapest, Teodoro Herzl, su programa en las resoluciones del Congreso de Basilea de 1897 y su herramienta en la Organización Mundial Sionista. El retorno a Palestina tropezaba sin embargo con el inconveniente de que el país estaba ocupado por una población –500.000 habitantes– que desde la conquista islámica del siglo VII era árabe. Los fundadores del sionismo negaron el problema. En 1898 Herzl hizo un viaje a Palestina y preparó un informe donde la palabra árabe no figuraba. Palestina era una tierra sin pueblo donde debía ir el pueblo sin tierra. El palestino se convirtió en “el hombre invisible” del Medio Oriente. Algunos alcanzaron sin embargo a descubrirlo. El escritor francés Max Nordau vio un día a Herzl y le dijo asombrado: “Pero en Palestina hay árabes” y agregó: “Vamos a cometer una injusticia”.</div>
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EN MEDIO SIGLO EL SIONISMO REEMPLAZÓ LA POBLACIÓN ÁRABE DE PALESTINA POR INMIGRANTES EUROPEOS</div>
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“Palestina es mi país” dice Ihsan. “Nunca estuve en Palestina”, dice, “pero algún día volveré porque nuestros comandos están peleando para que volvamos”. “Mi padre murió en Abar el Djelili”, dice Naifa. “La muerte de mi padre no me duele, porque murió por nosotros”. “Mi padre se llamaba Salah”, dice Randa. “Estaba peleando y murió”. Ninguno de los 480 huérfanos de la escuela de Suq el Garb, al sur de Beirut, había visto Palestina si no era a través de los ojos del padre muerto. En el aula las muchachas se levantaron para saludar al visitante que venía de tan lejos. En el pizarrón había una inscripción en árabe. Pregunté qué decía. Decía: “Historia Palestina”. La idea del Estado Judío surgió a fines del siglo pasado, como el último proyecto de un estado europeo cuando ya no existía en Europa lugar para un nuevo estado. Ese estado debía en consecuencia instalarse fuera de Europa y el lugar elegido resultó Oriente. La contradicción fue “resuelta” a través de la ideología –el sionismo– y la ideología se alimentó en el mito bíblico y en la simulación de que Palestina estaba deshabitada. Históricamente, estas construcciones mentales producen víctimas. En 1900 había en Palestina 500.000 árabes y 30.000 judíos. Si en 1974 hay tres millones de israelíes y 350.000 árabes, no hace falta preguntarse dónde están las víctimas: están afuera de Palestina, expulsadas de su patria. Conviene recordar –porque es la cuestión de fondo– cómo se produce ese trasvasamiento sin precedentes en que la población de un país es reemplazada por otra. Los primeros inmigrantes no provocaron la desconfianza de los árabes. En 1883 los habitantes de Sarafand recibieron a los colonos que llagaban con estas palabras. “Desde tiempo inmemorial somos hermanos de nuestros vecinos, los hijos de Israel, y viviremos con ellos como hermanos”. Ocho años después sin embargo los notables de Jerusalén pidieron al imperio otomano, que gobernaba Palestina, que prohibiera la inmigración judía, y en 1898 los árabes de Transjordania expulsaron violentamente una colonia judía. A pesar de las prohibiciones oficiales la inmigración continuó, aprovechando la corrupción de funcionarios turcos y de terratenientes árabes ausentistas que vendían sus tierras. En 1907 se estableció el primer kibutz, granja colectiva que desde el principio excluyó al trabajador árabe. Cuando en 1914 los turcos hicieron su primer y último censo, resultó que había en Palestina 690.000 habitantes, de los que 60.000 eran judíos. Ese año la guerra mundial dio al sionismo su gran oportunidad.</div>
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INGLATERRA REGALA PALESTINA</div>
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Foreign Office, Noviembre 2, 1917. Querido Lord Rotschild:</div>
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Tengo mucho placer en transmitirle, de parte del gobierno de Su Majestad, la siguiente declaración de simpatía con las aspiraciones Judías Sionistas, que ha sido sometida al Gabinete y aprobada por él.</div>
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“El gobierno de Su Majestad contempla con simpatía en establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo Judío, y usará sus mejores esfuerzos para facilitar el cumplimiento de ese objetivo, quedando claramente entendido que nada se hará que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de comunidades no-Judías existentes en Palestina, o los derechos y el status político de que disfrutan los Judíos en cualquier otro país”. “Le agradeceré ponga esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista”.</div>
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Este trozo de papel, en apariencia inofensivo, es el fundamento moderno del Estado de Israel. Se lo conoce como de declaración de Balfour, y lleva la firma del canciller inglés. Dos años después Balfour aclaró lo que quería decir: “El sionismo, bueno o malo, es mucho más trascendente que los deseos y prejuicios de los 700.000 árabes que ahora habitan esa antigua tierra… En Palestina no pensamos llenar siquiera la formalidad de consultar los deseos de los actuales habitantes del país”. Dos años antes de la Declaración, Gran Bretaña había prometido al Shariff Hussein, la independencia de los países árabes, a cambio de su ayuda en la guerra contra Turquía, aliada de Alemania. Y en efecto fueron soldados árabes los que liquidaron el dominio otomano en Medio Oriente. La declaración Balfour se conoció después y, finalizada la guerra, sirvió de base para la resolución de la Liga de las Naciones que convirtió a Palestina en mandato británico. En la redacción de ese documento participó la Organización Mundial Sionista. A partir de ese momento la inmigración creció inconteniblemente, organizada por la Agencia Judía, que formaba parte de la administración británica. Cuando los ingleses hicieron su primer censo en 1922 había en Palestina 760.000 habitantes, de los que algo más de 80.000 eran judíos: o sea el 11%. Esa proporción había subido en 1931 al 16 y en 1936 al 28%. Ese año se produciría la primera rebelión palestina contra los ingleses, que duró tres años y costó millares de muertos.</div>
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MANUAL DEL COLONIALISMO</div>
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Todavía en 1917 David Ben Gurion afirmó que “en un sentido histórico y moral” Palestina era un país “sin habitantes”. Ben Gurion no ignoraba que el 90% de los habitantes eran árabes: decía simplemente que no existían como seres históricos o morales. Por la misma época, según relata Fanon, los profesores franceses de la Universidad de Argel enseñaban seriamente que los argelinos eran más parecidos a los monos que a los hombres. Este tren de pensamiento, llevado a sus conclusiones prácticas, puede encontrarse en el propio fundador del sionismo, Teodoro Herzl. “La edificación del Estado Judío” escribió “no puede hacerse por métodos arcaicos. Supongamos que queremos exterminar los animales salvajes de una región. Es evidente que no iremos con arco y flecha a seguir la pista de las fieras, como se hacía en el siglo XV. Organizaremos una gran cacería colectiva, bien preparada, y mataremos las fieras lanzando entre ellas bombas de alto poder explosivo.”</div>
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Algunos colonizadores admitían que los palestinos eran hombres, aunque más parecidos a los pieles rojas. “¿Quién ha dicho –preguntaba en 1921 la Organización Sionista de Gran Bretaña– que la colonización de un territorio subdesarrollado debe hacerse con el consentimiento de sus habitantes? Si así fuera… un puñado de pieles rojas reinarían en el espacio ilimitado de América.”</div>
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UN GHETTO MÁS GRANDE</div>
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La mentalidad colonial marcó profundamente el establecimiento de la inmigración judía en Palestina. Se formaron comunidades cerradas, exclusivas, donde el árabe era un intruso. La reventa de tierras a los árabes se convirtió en pecado que las organizaciones terroristas judías castigaron sangrientamente. Aún a nivel de la clase obrera se instala una perversión de la conciencia que convierte al trabajador árabe primero en competidor del inmigrante, después en enemigo, finalmente en víctima. La Histradut, central sindical judía, no admite en su seno, los boicotea, prohíbe a las empresas judías que compren materiales trabajados por los árabes. David Hacohen, miembro de la Histradut y años después parlamentario israelí, ha recordado las dificultades que tuvo para explicar a otros “socialistas” ingleses que “en nuestro país uno adoctrina a las amas de casa para que no compren nada a los árabes, se piquetean las plantaciones de citrus para que ningún árabe pueda trabajar en ellas, se vuelca petróleo sobre los tomates árabes, se ataca en el mercado a la mujer judía que ha comprado huevos a un árabe, y se los rompe en la canasta…” La soberbia racial va moldeando esa sociedad en el más absoluto aislamiento,como si todos los ghettos del mundo se juntaran en un ghetto más grande, pero esta vez deliberadamente encerrado en sí mismo. Simón Luvich, israelí exiliado en Londres, recuerda con asombro aquella época de su infancia: “Para nosotros, los árabes eran una especie de exótica minoría étnica, que a veces bajaba de las montañas con sus kufeyas… Nunca entendimos de qué se trataba, porque no los veíamos.” Galili, ministro de Información de Israel, seguía sin verlos en 1969: “No consideramos a los árabes del país un grupo étnico ni un pueblo con carácter nacional definido”. Si es ceguera no ver lo que existe, a esa ceguera debe atribuirse la sangre que ha corrido y seguirá corriendo en Palestina.</div>
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EN 1947, UNA RESOLUCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS QUITÓ A LOS PALESTINOS EL DERECHO A TENER UNA PATRIA</div>
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El israelí se jacta ante el mundo de ser el máximo representante en la historia de la Diáspora… Pero quien posee en tal grado el sentimiento del destierro, llega a ser completamente incapaz de comprender que otros puedan tener ese mismo sentimiento. No es cruel que digamos que el comportamiento de los israelíes sionistas con el pueblo original de Palestina es similar a la persecución nazi contra los propios judíos.</div>
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(Mahmud Darwish, poeta palestino).</div>
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El mandato británico sobre Palestina después de la primera guerra mundial permitió cumplir con la promesa, contenida en la declaración de Balfour de 1917, de establecer un “hogar nacional” judío en un territorio poblado por los árabes. Para el sionismo el Mandato era una etapa intermedia, necesaria antes de establecer una población propia en Palestina como base del Estado Judío, objetivo permanente detrás de la fachada del “hogar nacional”. Gran Bretaña favoreció ese proyecto hasta que la inminencia de la segunda guerra mundial le hizo ver que el riesgo de que los pueblos árabes se alinearan junto a Alemania. Las falsas promesas de 1915 se renovaron en 1939. En mayo de ese año el gobierno británico publicó un Libro Blanco donde reafirmaba que no tenía el propósito de imponer la nacionalidad judía a los árabes palestinos, prometía limitar a 75.000 el número de inmigrantes en los próximos cinco años y, a partir de 1944, no admitir nueva inmigración sin el consentimiento explícito de los árabes. El Libro Blanco fue un producto tardío e ineficaz del colonialismo ingles. En los primeros 20 años de Mandato la proporción de habitantes judíos en Palestina pasó del 10 al 30%. Solamente en 1935 habían entrado más de 60.000 colonos: en 1940 la población judía se acercaba al medio millón.</div>
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ACEITANDO EL FUSIL</div>
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Los jefes de la Agencia Judía concibieron desde el principio la inmigración como una “colonización armada” y construyeron una organización semiclandestina, el Haganah, de la que en 1935 se separó un brote terrorista de ultraderecha, el Irgun, cuyo lema era un mapa de Palestina y Transjordania atravesado por un brazo armado y un fusil con el lema hebreo Rak Kach (“Sólo así”). Inicialmente estas organizaciones se limitaron a asegurar mediante el terror la vigencia del boycot antiárabe, pero a partir de 1939 empezaron a prepararse para combatir, también a los ingleses. Curiosamente uno de esos preparativos consistió en el ingreso masivo de judíos en el ejército británico: al final de la segunda guerra su número llegaría a 27.000 hombres, que serían el núcleo del ejército judío para la confrontación final en dos tiempos: contra los ingleses y contra los árabes.</div>
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EL EMPUJÓN NAZI</div>
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El estallido de la guerra llevó a su paroxismo la persecución de los judíos en Alemania y brindó un nuevo argumento para la inmigración en Palestina. Ben Gurion resumió en estos términos el sentido y los límites de la alianza entre el sionismo y Gran Bretaña: “Lucharemos junto a Gran Bretaña en esta guerra como si el Libro Blanco no existiera, y lucharemos contra el Libro Blanco como si no existiera la guerra”. En la práctica esto significó desconocer las cláusulas restrictivas del Libro Blanco e intensificar la inmigración clandestina, aún desafiando el bloqueo inglés. Buques cargados de inmigrantes europeos fugitivos del nazismo empezaron a llegar a las playas palestinas. Cuando en 1940 los ingleses pretendieron devolver el cargamento de dos de esos barcos, el buque Patria que debía transportarlos confinados a la isla Mauricio, saltó en pedazos en el puerto de Haifa. Allí murieron 250 personas, en su mayoría mujeres y niños. Aunque el sionismo alegó que los propios refugiados volaron el Patria, la opinión mundial se indignó ante la insensibilidad británica. Recién 18 años después un miembro del Comité de Acción Sionista, Rosenblum, reveló que el Patria había sido volado por la Haganah, sin consultar a las víctimas. “Con nuestras propias manos asesinamos a nuestros hijos”, escribió Rosenblum.</div>
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LLEGAN LOS AMERICANOS</div>
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En 1942 el centro de gravedad del sionismo se había desplazado de Gran Bretaña a los Estados Unidos. El 11 de mayo de ese año la Organización Sionista Americana publicó un manifiesto que luego fue conocido como el Programa de Baltimore. Planteaba cuatro exigencias: el fin del Mandato, el reconocimiento de Palestina como Estado soberano judío, la creación de un ejército judío, la formación de un gobierno judío. En Jerusalén, la Agencia Judía adoptó el Programa de Baltimore como política oficial del sionismo y se desligó del Mandato. Gran Bretaña había cumplido su ciclo. Iba a librar aún acciones de retaguardia, condenadas de antemano, pero dejaría en Medio Oriente –como en la India, como en Irlanda– la semilla de un conflicto inagotable. Los norteamericanos tomaron el relevo de los ingleses y no lo abandonaron hasta hoy. Cuando en 1945 se desmoronó el nazismo y se abrieron las puertas de los campos de concentración –las cámaras de gas, los patéticos restos de una infinita carnicería–, un sentimiento de horror sacudió a Europa. Los europeos tienen una singular capacidad para proyectar los propios demonios a lejanos escenarios. Muchos franceses creen que las atrocidades de Hitler son distintas de sus propios crímenes en Indochina y Argelia: ingleses que no han oído de Kenya se asustan de las persecuciones de Stalin, y algunos italianos están convencidos de que el fascismo nació en la Argentina. De acuerdo con este esquema, el exterminio de los judíos iba a ser purgado no en el lugar donde ocurrió, sino en Medio Oriente: no por quienes lo ejecutaron o lo permitieron sino por gente que no tenía nada que ver. El proyecto de un Estado Judío en Palestina se convirtió así en clamor mundial y los dirigentes sionistas lo explotaron serenamente. Los 225.000 sobrevivientes de los campos de concentración fueron canalizados a Palestina aumentando una población que ya al fin de la guerra ascendía al 32%. Entretanto se preparaba la guerra. No se había disipado el humo sobre las ruinas de Berlín ni se había desenterrado el espanto total de Auschwitz cuando David Ben Gurion, futura cabeza del Estado de Israel, negociaba en Estados Unidos la compra de armamento pesado y la reorganización de la Haganah por militares norteamericanos.</div>
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NACE UNA NACIÓN</div>
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Una fulgurante campaña de terror contra los ingleses precipitó el epílogo. En febrero de 1947 Gran Bretaña anunció que, en esas condiciones, no estaba dispuesta a seguir gobernando Palestina, y devolvió a las Naciones Unidas el Mandato que le había entregado la Liga de las Naciones. La Asamblea de la UN discutió siete meses el tema y finalmente elaboró una solución “salomónica”. Palestina sería dividida en dos Estados: uno judío, otro árabe. En ese momento había en Palestina 1.200.000 árabes y 600.000 judíos. Los palestinos poseían el 94% de la tierra y los judíos el 6%. El Plan de Partición de las Naciones Unidas dividió el país en dos. En uno, que se convertiría en el Estado de Israel, y que abarcaba el 60% de las mejores tierras cultivables, había 500.000 judíos y 400.000 palestinos. En el 40% restante, que nunca llegó a convertirse en Estado, y que hoy forma parte de Israel, había 800.000 palestinos y 100.000 judíos. El mapa resultante es un notable ejercicio de topología en que ambos países aparecen superpuestos, con pasadizos y corredores para comunicar regiones separadas. Lo que no dice el mapa es que la mitad de las tierras de propiedad palestina caían bajo jurisdicción israelí, y que en millares de casos la aldea árabe quedaba separada de las tierras que cultivaban sus habitantes. El 29 de noviembre de 1947, por una mayoría de dos tercios que encabezaban los Estados Unidos y la Unión Soviética, la Asamblea de la UN aprobó el Plan de Partición y desencadenó la desgracia del pueblo palestino, el genocidio, el éxodo y la guerra. En la votación los norteamericanos presionaron hasta el límite a los dóciles gobiernos asiáticos y latinoamericanos. Una empresa yanqui compró a la vista de todo el mundo el voto de un país africano. El secretario de Defensa norteamericano James Forrestal, que no era propenso a escandalizarse, pudo escribir: “Los métodos que se han usado en la Asamblea General para presionar y coercionar a otras naciones, bordean el escándalo”. Así nació Israel. Pero la historia no terminaba. Al día siguiente de la votación, el sionismo lanzó todo el peso del terror para despojar a los árabes del territorio que le había dejado el Plan de Partición.</div>
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EL TERROR SIONISTA Y EL ÉXODO PALESTINO. LA MASACRE DE DEIR YASSIN SENTÓ UN MODELO DE ESCARMIENTO</div>
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“Durante tres días, del 11 al 13 de diciembre, atacamos en Haifa y en Jaffa, en Tireb y Yazur. Atacamos y volvimos a atacar en Jerusalén… Las bajas enemigas en muertos y enemigos fueron muy altas”. De este modo describe Menajem Begin, el jefe del Irgun, el comienzo de la guerra que durante siete meses sacudió a Palestina en 1947-48. El objetivo de esos ataques no eran ya los ingleses. El 29 de noviembre las Naciones Unidas habían votado la partición de Palestina y Gran Bretaña anunció el 14 de mayo de 1948 que retiraba sus últimas tropas. El blanco de la ofensiva en que participaron la Haganah, el Irgun y la Banda Stern era la población Palestina, desarmada y desorganizada. En septiembre de 1946 la Haganah había caracterizado al Irgun y la Banda Stern como “organizaciones que se ganan la vida mediante el gangsterismo, el contrabando, el tráfico de drogas en gran escala, el robo a mano armada, el mercado negro”. Esta suma de dicterios expresaba en realidad diferencias políticas y de método. Mientras la Haganah, brazo armado de la Agencia Judía, se definía como “socialista” y buscaba una imagen de respetabilidad, el Irgun evolucionaba hacia las posiciones fascistas que hoy sostiene el partido Herut, encabezado por el mismo Begin y la Banda Stern era un grupo de desesperados de ultraderecha. A pesar de las acciones espectaculares del Irgun, Haganah fue siempre la organización de mayor peso y de ella surgieron los líderes, hasta hoy, del Estado de Israel.</div>
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Como jefe militar aparecía Moshe Sneh. La cabeza real era Ben Gurion –luego primer ministro– y entre sus dirigentes figuraban Moshe Dayan, hasta hace poco ministro de Defensa, y el actual primer ministro Itshak Rabin. Un comité anglonorteamericano de investigación sobre la violencia en Palestina describió en 1946 los efectivos de la Haganah: una fuerza territorial de reserva de 40.000 colonos, un ejército de campaña de 16.000, y una fuerza de choque, el Palmach, que oscilaba entre 2.000 y 6.000. El Irgun tenia de 3.000 a 5.000 combatientes; la Banda Stern alrededor de 300. Separadas por ácidas disputas, estas tres fuerzas confluyeron rápidamente ante el anuncio de la retirada inglesa, aceptaron la hegemonía de la Haganah y pusieron en práctica el llamado Plan D, que consistía en aterrorizar a la población árabe en el período de vacío político comprendido desde el voto de la UN y la retirada inglesa y limpiar de árabes el Estado Judío y ocupar todo el territorio posible del Estado Árabe previsto por el Plan de Partición.</div>
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DEIR YASSIN</div>
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Las primeras operaciones combinadas de las organizaciones sionistas se desataron en diciembre de 1947 sobre la carretera que unía los dos principales baluartes judíos: la ciudad costera de Tel Aviv y el barrio judío de Jerusalén. La carretera estaba flanqueada por aldeas árabes, lo que equivalía al bloqueo de Jerusalén. La primera etapa consistió en operaciones de hostigamiento contra esas aldeas, duró hasta marzo de 1948 y dejó 1700 muertos. La ofensiva en gran escala comenzó el 3 de abril cuando el Palmach tomó por asalto la aldea de Qastall, situada sobre un cerro que dominaba la carretera. Seis días después el Irgun con el conocimiento de la Haganah, desarrolló una operación que hasta el día de hoy aparece ante cien millones de árabes como el símbolo del horror: el asalto y la masacre de Deir Yassin. Deir Yassin era una pequeña aldea árabe situada cinco kilómetros al oeste de Jerusalén. No tenía importancia estratégica alguna y sus habitantes permanecían al margen de la conflagración. En la mañana del 9 de abril, 200 efectivos del Irgun y la Banda Stern entraron a sangre y fuego casa por casa, masacrando a 254 hombres, mujeres y niños, saquearon, violaron, mutilaron cadáveres y los arrojaron a una fosa común. “El baño de sangre de Deir Yassin” –admitió después el escritor judío Arthur Koestler- “fue la peor atrocidad cometida por los terroristas en toda su carrera”.</div>
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DISCURSO DEL MÉTODO</div>
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En su libro La Rebelión, el autor de la masacre, Menajem Begin, aclaró sus motivos. Después de Deir Yassin, dice, “un pánico sin límites asaltó a los árabes, que empezaron a huir en salvaguarda de sus vidas. Esta fuga en masa se convirtió en un éxodo enloquecido e incontrolable. De los 800.000 árabes que vivían en el actual Estado de Israel, sólo quedaron 165.000”. La opinión de Begin es confirmada por Koestler: “La población árabe fue presa del pánico y escapó de sus pueblos y aldeas lanzando el lastimero grito: Deir Yassin. Huyeron de sus casas dejando a medio beber el último café en el pocillo de porcelana”. Si los detalles de la masacre de Deir Yassin merecen un tratamiento aparte cuando se discuta el rol del terrorismo en las luchas palestinas, sus efectos políticos y militares se hicieron evidentes enseguida. Tres días después el Palmach tomó Kolonia sin lucha y dinamitó una por una las casas árabes. Cinco aldeas más fueron destruidas por la fuerza de choque del Haganah antes del 17 de abril con un saldo de 350 muertos. El 21 de abril, dice Begin, “todas las fuerzas judías penetraron en Haifa como un cuchillo entra en la manteca. Los árabes escapaban aterrados gritando Deir Yassin”. Haifa era la segunda ciudad de Palestina. En una semana su población se redujo de 60.000 a 9.000. El 25 de abril el Irgun atacó Jaffa, la ciudad árabe contigua a Tel Aviv. Al principio hubo resistencia, pero después se repitió el fenómeno: los árabes escapaban por decenas de millares. Aquí no fue necesario el ejemplo de Deir Yassin: los últimos defensores de Jaffa fueron fusilados sobre el terreno, los sobrevivientes expulsados con lo puesto, y las casas dinamitadas una tras otra. El mismo día la Haganah tomó Acre. Bastó un megáfono y el anuncio de represalias, para que el éxodo se repitiera. Mientras estos episodios se repetían en centenares de aldeas y decenas de millares de familias palestinas ambulaban por los caminos que conducían al Líbano, Siria, Jordania, las tropas británicas observaron con singular indiferencia, limitándose a impedir que los incipientes ejércitos de los países árabes violaran las fronteras del nuevo Estado de Israel. El 14 de mayo las últimas columnas del ejército inglés desfilaron al son de las gaitas por las calles de Jerusalén. En el primer minuto del 15, una exclamación de júbilo brotó de las posiciones conquistadas por los israelíes: era el Día de la Independencia. Nathan Chowsi, un judío que emigró a Palestina en 1906, ha calificado ese júbilo: “Los viejos colonos de Palestina podríamos relatar de que manera nosotros, los judíos, expulsamos a los árabes de sus ciudades y sus aldeas… Aquí había un pueblo que vivió 1300 años en su propia tierra. Vinimos nosotros y convertimos a los árabes en trágicos refugiados. Y todavía nos atrevemos a calumniarlos y difamarlos, a ensuciar su nombre. En vez de sentirnos profundamente avergonzados por lo que hicimos, y tratar de enmendar todo el mal que hemos cometido, ayudando a esos infelices refugiados, justificamos nuestros actos terribles, y tratamos inclusive de glorificarlos”.</div>
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PRODUCTO DE TRES GUERRAS Y DE INNUMERABLES PERSECUCIONES EL PUEBLO DE LAS TIENDAS AGUARDA SU HORA</div>
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- ¿Usted de dónde es?</div>
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- Soy de Jaffa.</div>
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- ¿Y dónde vive?</div>
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- Yo vivo en una carpa. Y usted, ¿de dónde es?</div>
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- Soy de Bulgaria.</div>
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- ¿Y dónde vive?</div>
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- Vivo en Jaffa.</div>
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(Arlette Tessier. “Diálogo en Gaza”)</div>
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“Esta es una transmisión de la Haganah, intimidando a los árabes a que abandonen esta distrito antes de las 5:15 de la madrugada. Tengan piedad de sus mujeres y de sus hijos y salgan de este baño de sangre. Váyanse por el camino de Jericó, que todavía está abierto. Si se quedan, vendrá el desastre”. Aún no había amanecido el 15 de mayo de 1948, Día de la Independencia de Israel, cuando decenas de camiones equipados con altoparlantes transmitían este mensaje a las poblaciones árabes. El desastre que se invocaba no era una amenaza hueca. El recuerdo de la masacre de Deir Yassin se unía en la mente de los palestinos al de decenas de pueblos y ciudades ocupados a sangre y fuego. El Plan Dalat o Plan D, puesto en ejecución por el alto mando de la Haganah, al que se plegaron las otras dos organizaciones terroristas –Irgun y Stern- incluyó trece campañas militares en regla entre el 1º de abril (Operación Nachshon) y el 14 de mayo (Operaciones Ben Ami, Pitchfork y Schfilon). Ocho de ellas se desarrollaron fuera de Israel. El resultado de estas operaciones fue la ocupación de Haifa, Jaffa, Beisan, Acre, barrio residencial árabe de Jerusalén y otras poblaciones menores, así como la “purificación” de Galilea. Antes que Ben Gurion proclamara el Estado de Israel en un museo de Tel Aviv, bajo un retrato de Teodoro Herzl fundador del sionismo, había ya 400.000 palestinos fugitivos. Pero en la madrugada del 15 las fuerzas israelíes cruzaron arrolladoramente las fronteras del Estado árabe consagrado por el Plan de Partición de la UN que, de ese modo, no llegó a existir. Es entonces cuando se produce, según la historia oficial israelí, pródiga en mitos, “la invasión de cinco poderosos ejércitos árabes” contra el indefenso Estado de Israel.</div>
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EL COWBOY Y EL PIELROJA</div>
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Después de la guerra del 48, cada bando hizo su balance militar. Solamente la Haganah, que en 1946 tenía 65.000 hombres (fuente británica) y en 1948, 90.000 (fuente israelí), contaba un año antes de la guerra con 10.000 fusiles, 1.900 metralletas, 600 ametralladoras y 768 morteros: en este caso la fuente es Ben Gurion. En los meses anteriores a la Partición, ese armamento se multiplicó merced a la introducción “clandestina” de una fábrica capaz de producir 100 metralletas y 50.000 balas por día. Y en vísperas de la guerra, agentes israelíes contrabandearon por barco y por avión millares de fusiles y ametralladoras checas. Fuentes árabes estiman el total de sus fuerzas en 21.000 hombres mal equipados, con largas líneas de comunicaciones. En Egipto reinaba el corrompido rey Faruk, cuyo primer ministro Nokrashy no tenía el menor interés en mandar hombres a Palestina, desafiando a los ingleses que aún ocupaban el Canal de Suez. En Irak gobernaba un títere de los ingleses, Nuri as Said. Siria acababa de independizarse de los franceses y su ejército no superaba los 3.000 hombres. El “ejército” libanés tenía apenas 1.000 reclutas. La única fuerza militar atendible, la Legión Árabe, reunía 4.000 hombres adiestrados y conducidos por oficiales ingleses. El Foreign Office llegó a un acuerdo con el rey Abdullah, por el que se impidió a la Legión violar la frontera israelí. (Abdullah pagó después su traición a manos de un refugiado palestino). En estas condiciones la invasión de los “poderosos ejércitos árabes” en apoyo de sus hermanos palestinos resultó apenas un gesto desesperado. A pesar de todo, esas fuerzas consiguieron algunos éxitos iniciales, cuyo eje era el bloqueo de Jerusalén, pero el 11 de junio aceptaron una tregua que les hizo perder todas las ventajas conseguidas. En menos de un mes la Haganah terminó de convertirse en un ejército regular, y cuando el 7 de julio se reanudó la lucha, duró apenas diez días. Ahora sí, los árabes estaban vencidos.</div>
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EL MASACRADOR DE LYDDA</div>
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En el contexto de la derrota, cabe el estilo de la victoria. El 11 de julio de 1948, la población árabe de Lydda, que se había rendido a los israelíes, se sublevó al advertir la presencia de unos tanques jordanos. El tercer regimiento del Palmach liquidó en horas la insurrección, entrando casa por casa y disparando sobre todo lo que se movía. Según fuente israelí, hubo 250 muertos. Según fuente árabe, entre 500 y 1.700, de los cuales 150 fusilados en la Gran Mezquita convertida en prisión. El escritor inglés Erskine Childers dice que una columna israelí entró en el pueblo disparando en todas direcciones: “los cadáveres de hombres, mujeres y niños quedaron desparramados en las calles, tras esta carga implacablemente brillante”. Y dice quién iba al frente de la columna: Moshe Dayan, un nombre que haría historia. Tras la firma del armisticio, Israel se quedó con 3.500 kilómetros cuadrados más de tierra palestina, Faruk se apropió la franja de Gaza y la monarquía hachemita anexó la Cisjordania. Palestina había dejado de existir. Casi 900.000 palestinos se amontonaban en los campamentos de refugiados de Jordania, Siria, Líbano, Gaza, alimentándose con las raciones de socorro de la UN. Una generación entera nació y creció bajo las carpas. En 1954 eran más de un millón, en 1956, 1.300.000. Otros 500.000 habían emigrado al Canadá, al Brasil y a otros países. En 1956 esos desterrados vieron pasar entre columnas de polvo los tanques israelíes que se lanzaban sobre el Sinaí, mientras los ingleses y los franceses ocupaban el Canal. Meses después los vieron regresar. En 1967 el dios de la guerra volvió a tronar en los escuálidos campamentos del Pueblo de las Tiendas.</div>
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LA PAZ ISRAELÍ</div>
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Fue con repugnancia que vi por televisión las escenas de Israel en aquellos días; la ostentación del orgullo y la brutalidad del conquistador; los estallidos del chauvinismo; y las salvajes celebraciones del inglorioso triunfo, contrastando con las imágenes del sufrimiento y desolación árabe, las caravanas de refugiados jordanos y los cadáveres de los soldados egipcios muertos de sed en el desierto. Contemplé las figuras medievales de los rabís y los khassidim saltando de alegría en el Muro de los Lamentos; y sentí como los fantasmas del oscurantismo talmúdico –que bien conozcose amontonaban sobre el país, y cómo la atmósfera reaccionaria de Israel se volvía densa y sofocante.</div>
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Este es el comentario de un escritor judío, Isaac Deutscher, a la fulgurante campaña de los Seis Días que, en junio de 1967, arrojó al ejército egipcio al otro lado del Canal de Suez. Sus glorias han sido suficientemente cantadas. Entre ellas no figura probablemente la expulsión de 250.000 palestinos que aún quedaban en Cisjordania y Gaza. En el vacío que dejó el largo éxodo palestino, se estableció la Paz Israelí. El profesor de matemáticas italiano le sacó la casa al tendero árabe. El lingüista inglés construyó la suya sobre un espacio demolido. El pintor apátrida del Quartier Latin se rodeó de un ambiente “oriental”. El ingeniero agrónomo argentino se fue al kibutz donde ya no quedaba ni memoria del fellah que durante trece siglos le preparó la tierra: como si no hubiera tierra en la Argentina.</div>
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EN LA RESISTENCIA ARMADA EL PUEBLO PALESTINO ENCONTRÓ AL FIN SU IDENTIDAD NEGADA POR LA OCUPACIÓN</div>
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“Yo soy de Djebelia, en la franja de Gaza. Allí éramos 16.000 concentrados. Nos quitaron las casas, destruyeron los campos y se repartieron todo. Quieren que todo cambie de aspecto, que nada sea árabe. A la gente más vieja, la que se fue en 1948, no la dejan volver para que no puedan reconocer los lugares. Nos incitan a irnos, nos ofrecen dinero para que nos vayamos a países más ricos. ¡Vayan a Canadá, a Argentina, allá van a estar bien! Tal vez ellos han venido de allá, ¿no?” “Djebelia tenía fama de brava. A los que éramos de Djebelia no nos daban trabajo, decían que éramos peligrosos. Un día, en 1969, nos bombardearon. Empezaron a las 10 de la mañana y nos cañonearon hasta las 5 de la tarde. Hubo 500 muertos. ¿Por qué? Porque somos palestinos. De noche rodean el campamento con tanques, no nos dejan salir. Y sin embargo, tienen miedo: yo aprendí el israelí y los oigo conversar. Cuando pasan en un jeep, van sentados alrededor del jeep, apuntando en distintas direcciones”. El muchacho se ríe. Estamos en el campamento de Borje Barashne, al sur de Beirut, capital de Líbano, a cuya Universidad ha venido a estudiar. Hay 20.000 refugiados en este campamento que es en realidad un pueblo, una villa cuya copia casi exacta son algunas manzanas de la villa de Retiro: pequeñas casas de bloques con techos de chapa, pasillos de material con la canaleta por donde circula el agua, canillas colectivas. E igual que nuestro villero, el palestino pone una planta, aunque sea una maceta, en el mínimo espacio libre: recuerdo del campo al que uno y otro pertenecen. Después las diferencias. No hay calles, solamente pasillos, porque en Medio Oriente el espacio es distinto que en Argentina: Líbano cabe dos veces en la provincia de Tucumán. Pero otra diferencia que al principio casi no se nota, va penetrando como la verdad esencial del campamento. Son los hombres vestidos de caqui que sentados en alturas estratégicas vigilan con el fusil AK cruzado sobre las rodillas, es el jefe de la milicia local que sale a recibirnos, es la puerta de madera de una casa donde el refugiado que la habita ha pintado todo a lo alto la bandera roja, verde blanca y negra de la Resistencia palestina, y adentro de la bandera su nombre en árabe. Administrativamente, el campamento depende de la UN. Políticamente, la palabra es Fatah.</div>
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LA LUZ DE LA ESPERANZA</div>
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En una oficina de Beirut, Abu Hatem, miembro del Comité Central de Fatah (sigla de Movimiento Nacional de Liberación Palestina) enumeró ante el enviado de Noticias las etapas de la Resistencia. “La primera etapa, antes de 1965, fue de preparación y organización. Llegamos a la conclusión de que la lucha armada era la única salida para el pueblo palestino, y desde ese año empezamos a ponerla en práctica. Fue una época llena de dificultades: teníamos tantos enemigos… No eran sólo los israelíes, sino también el imperialismo y los elementos reaccionarios en los países árabes. Nuestro primer mártir, Ahmed Muza, fue abatido por el ejército jordano al cruzar la frontera con Israel. “Nuestras operaciones militares fueron una de las razones que alegaron los israelíes para desencadenar la guerra de 1967. Pero allí los países árabes fueron derrotados y se instaló un clima de derrota. Era importante acabar con ese clima, y por eso, apenas terminada la guerra, nosotros reanudamos las hostilidades. Eso fue el 28 de agosto de 1967.</div>
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“En cuatro meses, lanzamos 79 operaciones en el interior de Palestina, pusimos fuera de combate a más de 300 sionistas, volamos dos trenes militares, derribamos tres helicópteros, destruimos medio centenar de vehículos, hicimos estallar el depósito de explosivos de Acre y bombardeamos con bazukas los suburbios de Jerusalén y Tel Aviv. El precio fue duro: perdimos 46 hombres, de los cuales la mitad eran cuadros de conducción. Pero en todo el mundo árabe esa actividad de Fatah fue percibida como una luz de esperanza, que se agrandó el 21 de marzo de 1968, cuando dimos la batalla de Al Karameh”.</div>
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EL SIGNO DE KARAMEH</div>
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Si Deir Yassin es para los palestinos el recuerdo que sobrecoge y enfurece, Al Karameh simboliza la recuperación de la propia identidad negada tras la derrota, la confiscación, la persecución, el exilio. Dice un combatiente: “En esa época, nuestro problema era obtener bases permanentes. En la guerra de junio habíamos perdido las bases de Gaza y Cisjordania. Entonces empezamos a filtrarnos en Jordania, por separado, de a uno o de a dos. Así se formó la base de Al Karameh, en el campamento de ese nombre que existía desde 1948. Juntamos 500 combatientes en la zona. De allí lanzamos una escalada operativa. “El gobierno de Jordania quería echarnos, pero no se atrevía. Los israelíes empezaron a fastidiarse. Al fin planearon una operación de represalia en gran escala, para aplastarnos. Concentraron 15.000 soldados, con tanques. Pero estaban tan orgullosos de la victoria de junio, tan seguros de que nadie podía oponerles resistencia, que no tomaron medidas de seguridad. Nosotros nos enteramos 48 horas antes de la operación. “Llamamos a todas las organizaciones palestinas para que discutiéramos si debíamos enfrentar el ataque o retirarnos. Algunos dijeron que los principios de la guerrilla prohibían el choque frontal, que si el enemigo ataca en fuerza, nosotros nos retiramos, todas esas cosas”. Fatah sostuvo que todo eso era cierto, pero que aquí lo fundamental era el marco político: la derrota árabe, el pueblo desesperado. Fatah decidió dar la batalla, a todo o nada. Sólo nos acompañó una pequeña organización, el Ejército de Liberación Palestino. “Con ellos distribuimos los 500 puestos de combate. No era una emboscada, Al Karameh era terreno llano, con una población, una villa de emergencia. Había que pelear como se pudiera. Durante toda la noche cavamos pozos, nos enterramos, y esperamos el amanecer.</div>
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LA PICADURA Y EL BURRO</div>
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“A las 5 de la mañana empezaron la preparación de artillería, después avanzaron los tanques. Venían como para desfile. Traían periodistas y Dayan les dijo que iban a almorzar en Amán, la capital de Jordania. Cuando les paramos un tanque con un bazukazo, y después otro, se quedaron como sorprendidos. No esperaban eso. Retrocedieron, después volvieron a avanzar. Ahora venían con aviones y helicópteros además de los tanques. Les resistimos trinchera por trinchera, les resistimos hasta el mediodía. Y en esas siete horas interminables, detrás nuestro estaba el ejército jordano, inmóvil. Los oficiales miraban la batalla con sus prismáticos. El rey Hussein había ordenado no intervenir, y los oficiales miraban: oficiales árabes. No se sabe quién dio el grito, quién no aguantó más. Y de pronto el ejército jordano avanzaba, desobedeciendo órdenes, se juntaba con nosotros. Eso fue a mediodía. A las ocho de la noche la división israelí empezó a retirarse. No podíamos creerlo, era la primera vez que sucedía, la primera vez en la historia. Y cuando avanzamos vimos el daño que les habíamos hecho: los tanques destruidos, los equipos abandonados. Al día siguiente Hussein se hizo fotografiar en un tanque capturado. A Dayan le preguntaron para cuando era el almuerzo en Amán, y él contestó que sólo el burro no cambia de opinión. A Levy Eshkol le preguntaron que había sucedido, y él dijo que el que busca miel, debe esperar algunas picaduras. Aquella picadura la hicimos nosotros, y nos costó. Nos costó 90 muertos, que son muchos cuando sólo teníamos 500 hombres. Pero Al Karameh cambió todo, fue un viraje decisivo. Les demostró a todos los árabes que ellos podían derrotar al ejército israelí. Para nosotros, el resultado fue tremendo. Hasta entonces, Al Fatah era una organización estrictamente secreta, un puñado de hombres. La batalla de Al Karameh demostró a las masas que éramos sinceros, que podíamos convertirnos en el cuchillo y en la víctima como dice uno de nuestros documentos, “entrar en la batalla para crearlo todo de la nada, que los palestinos podíamos cerrar el puño sobre la brasa ardiente, como dice nuestro hermano Abu Ammar (Arafat)”</div>
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Después de la batalla de Al Karameh millares de palestinos acudieron a incorporarse a Al Fatah, que aún no estaba preparado para recibirlos, aunque tuvo que abrir las puertas. Otras organizaciones se enriquecieron con ese flujo. Un año después la Resistencia palestina se paseaba libremente por Siria, tenía una estación de radio en El Cairo, dominaba prácticamente en Líbano Jordania. Sobre ese transitorio triunfo iba a abatirse la traición del rey Hussein. La esperanza palestina ardería en las calles de Amán, en las montañas de Jordania, antes de renacer poco a poco como una llama que no está destinada a apagarse.</div>
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“EL SIONISMO NO ES SÓLO EL ENEMIGO DE LOS ÁRABES, ES EL ENEMIGO DE TODA LA HUMANIDAD” – FATAH</div>
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En la oficina de Fatah en Beirut, Abu Hatem, miembro del Comité Central de la Organización, refirió a Noticias las etapas posteriores a la batalla de Karameh, que en 1968 demostró por primera vez que una fuerza árabe podía enfrentar al ejército israelí. “En Karameh, la Revolución Palestina creó las circunstancias de su propio crecimiento. Todo el mundo árabe se acercó a nosotros. Inversamente nuestros enemigos redoblaron sus esfuerzos para destruirnos. Los israelíes atacaron nuestras bases y nuestros campamentos, y los gobiernos árabes reaccionarios también. Esas tentativas culminaron en Jordania, en setiembre de 1970. El ejército de Hussein atacó nuestras bases y nuestros pueblos, con tanques y aviones. “No consiguió aplastarnos pero mató a muchos miles de compañeros. La masacre se reanudó en julio de 1971. Tuvimos que salir de Jordania. Con la pérdida de nuestras bases jordanas, empieza la cuarta etapa de nuestras luchas. Al principio nuestra actividad disminuyó. Tuvimos que adoptar una nueva política, concentrar la fuerza de Fatah en los propios territorios ocupados. El resultado se vio después de un año, con el aumento de las operaciones. También aumentamos la acción política, la duplicamos. El resultado es que actualmente la opinión pública mundial empieza a comprender que no hay acuerdo estable en Medio Oriente sin el pueblo palestino, que no hay paz sin Revolución Palestina. Actualmente la totalidad de los países africanos, con excepción por supuesto de los residuos coloniales, reconocen a la OLP como el único representante legítimo del pueblo palestino. En la Conferencia de Países no Alineados de Argel, el año pasado, 72 estados reconocieron a la OLP. O sea que las relaciones de la Revolución Palestina con el resto del mundo crecen día a día, y particularmente con el bloque socialista encabezado por la Unión Soviética. Por supuesto que no nos quedamos en eso. En la última guerra, la de Octubre, todo el mundo sabe –y principalmente los israelíesque no hubo dos frentes, sino tres: el egipcio, el sirio y el palestino”.</div>
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OLP Y CNP</div>
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Fatah es la fuerza hegemónica de la guerrilla palestina. Su líder Abu Ammar (Arafat) preside la OLP y, desde comienzos de junio de 1974, el Consejo Nacional Palestino. Pero no es la única organización de la Resistencia. En la OLP figuran, además de Fatah, el Frente Popular dirigido por Habache, el Frente Democrático de Hawathme (escisión del FP) y Saika, organización adiestrada por los sirios. Después de Fatah, Saika es probablemente la de mayor capacidad militar, y el FD, que se define como marxista-leninista, la de mayor capacidad política, mientras que la estrella de Habache, inclinado al ultraizquierdismo, parece declinar. Fuera de la OLP se encuentra todavía el Comando General, escindido del FP y dirigido por Ahmad Jibril, que saltó a la notoriedad a comienzos de este año con la operación de Kyriat Shmonet. El Consejo Nacional Palestino, CNP, la organización más amplia de la Revolución, incluye no sólo a las organizaciones guerrilleras, sino a los frentes de masas, delegados de territorios ocupados y de la emigración y de grupos financieros y religiosos. A los dirigentes de Fatah no les gustan las fotografías ni las autobiografías. Trazar su historia no es fácil. Un documento de la Organización, fechado en 1969, admite que sus creadores fueron un grupo de intelectuales que publicaban la revista Nuestra Palestina, antes de optar por la lucha armada. En ese punto su primera preocupación fue financiar la futura Organización, sin pedir ayuda a los gobiernos árabes, y el camino que eligieron fue heterodoxo:</div>
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“Ya no es un secreto que buscamos empleo o desarrollamos actividades comerciales en las regiones árabes ricas en petróleo, como el Golfo. Al principio esto creó una atmósfera particular alrededor de Fatah, pero eso no nos desalentó… porque nosotros sabíamos que nos privábamos hasta de lo esencial para ahorrar el máximo de nuestros ingresos y destinarlo al movimiento”.</div>
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¿Quiénes eran? Los nombres de guerra de alguno de ellos –Abu Ammar, Abu Iyad, Abu Ihad- son conocidos, pero salvo el primero (Arafat), poco se sabe de los demás. Los tres pertenecen sin embargo al grupo que fue al Golfo a trabajar. Cuando en 1965 decidieron lanzar la guerra, volvieron a suelo palestino. Abu Ammar operó allí, en Cisjordania, viviendo como un pastor a medias ciego, de gruesos anteojos negros. Su designación como “vocero” de Fatah fue una decisión en la que no participó. “Necesitábamos un hombre que pudiera hablar en nombre de Fatah. La prensa israelí había empezado a concentrarse en el nombre de Abu Ammar, porque era uno de los líderes en territorio ocupado, y un combatiente de primera fila… La dirección se reunió y lo designó vocero. Era el único miembro de dirección que no estaba presente. La decisión se anunció y él tuvo que cumplir con la decisión”.</div>
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HABLA FATAH</div>
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A pesar del origen de sus fundadores, Fatah puso siempre el acento en la lucha de masas, además de la acción armada: “Si abordáramos solamente la lucha armada, estaríamos condenados al fracaso, porque en términos militares partimos de una situación de inferioridad. Pero si abordáramos solamente la lucha política, también estaríamos perdidos, porque tarde o temprano nos chocaríamos con la realidad de que el enemigo nos domina por la fuerza. La lucha armada es indisoluble de la lucha política, y el descuido de una o de otra equivale a convertir la guerra revolucionaria en una aventura. “En consecuencia, nosotros no diferenciamos entre acción política y acción militar, ni mandamos a combatir a nadie que no haya pasado por la organización política”. ¿Cuál es el objetivo último de Fatah? Sus dirigentes lo vienen repitiendo desde hace años: la creación de un estado y no religioso en Palestina. ¿Cuál sería la situación de los judíos en ese Estado?</div>
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“Fatah no toma las armas contra los judíos. Aceptamos a los judíos como ciudadanos palestinos en absoluto pie de igualdad con los árabes. Fatah toma las armas contra el sionismo y se propone liquidarlo, porque el sionismo es el enemigo fascista y racista, el enemigo de toda la humanidad y no solamente de los árabes”. Preguntó un periodista:</div>
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- ¿Qué harían ustedes frente a un judío perseguido en cualquier</div>
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lugar del mundo?</div>
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Contestó Fatah:</div>
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- Le daríamos un fusil y pelearíamos a su lado.</div>
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ÁNGEL HORACIO MOLINA, Perito en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Salta (Argentina) y ha cursado estudios de Ciencia Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de Rosario (Argentina). Realizó cursos y diversas actividades académicas en Turquía (2009) e Irán (2011 - 2012). Fue conductor del espacio radial “Mundo Árabe” (Salta -1994) y formó parte del equipo periodístico del programa Senda Nacional (Rosario - 2008). Actualmente es Secretario de Relaciones e Intercambios del Centro de Estudios Orientales de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario y forma parte del Centro de Estudios Nacionales Scalabrini Ortiz (Rosario – Argentina). Ha publicado varios artículos y ensayos de investigación entre los que se encuentran: “Algunas contribuciones políticas del Islam", “Irán, categorías y limites analíticos”, “Los aliados árabes de Israel”, “Gaza y el ocaso del arabismo” y “Ashura o la representación de la desmesura”. Desde el 2007 hasta el presente es Jefe de Redacción de Analecta Literaria.</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-10211938730201887682013-05-26T18:03:00.001-03:002020-05-23T21:01:10.856-03:00Ana María Rodríguez Francia* | Borges o la pregunta por el ser<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjajvPwchAUWJ6mp2SgREr_Csd7e6apwRntd0vX0NM2Sd8yQFJQI_Xf1TZTl1K9xaGIcDxpYzNACY9K5LIHScoeEWi6WkbZg6FsKnWrQPMhPQMDz4AZO9Lt8i5LoPpr0R8nYCmlEwxkeFc/s1600/AMRF+foto_1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjajvPwchAUWJ6mp2SgREr_Csd7e6apwRntd0vX0NM2Sd8yQFJQI_Xf1TZTl1K9xaGIcDxpYzNACY9K5LIHScoeEWi6WkbZg6FsKnWrQPMhPQMDz4AZO9Lt8i5LoPpr0R8nYCmlEwxkeFc/s320/AMRF+foto_1.jpg" width="320" /></a></div>
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<b><span style="font-size: x-large;"><br /></span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-small;">Centro de Investigación de la Facultad de Filosofía y Humanidades</span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-small;">Universidad Nacional de Córdoba</span></b></div>
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<b><br /></b></div>
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<b>1.- Un texto borgiano</b></div>
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Se ha escrito que Borges es "un hombre de letras para quien tanto la literatura como la filosofía tienen que ver con la verdad."(1)</div>
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Un curso de Filosofía al que asistí, dictado por el Dr. Mario Presas, despertó mi inquietud acerca de un texto borgiano relativo - según el docente -, a qué es filosofía.(2)</div>
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El texto, expresa lo siguiente: </div>
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<b>El principio</b></div>
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Dos griegos están conversando: Sócrates acaso y Parménides. Conviene que no sepamos nunca sus nombres; la historia, así, será más misteriosa y más tranquila. El tema del diálogo es abstracto. Aluden a veces a mitos de los que ambos descreen. Las razones que alegan pueden abundar en falacias y no dan con un fin. No polemizan. Y no quieren persuadir ni ser persuadidos, no piensan en ganar o en perder. Están de acuerdo en una sola cosa; saben que la discusión es el no imposible camino para llegar a una verdad. Libres del mito y la metáfora, piensan o tratan de pensar. No sabremos nunca sus nombres. Esta conversación de dos desconocidos en un lugar de Grecia es el hecho capital de la Historia. Han olvidado la plegaria y la magia.(3)<br />
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<a name='more'></a><br /></div>
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<b>2.- En una primera ingenuidad</b></div>
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Este texto conciso y puntual se estructura a partir de dos personajes, dos griegos que están conversando: Sócrates acaso y Parménides.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El término "acaso" remite a un nivel de inseguridad o anonimato respecto de la identidad de los interlocutores que, más abajo, la expresión: "no sabremos nunca sus nombres", confirma. Vale decir, puede leerse: "Alguien está conversando" o "Unos hombres -filósofos- están conversando". Porque como se afirma de inmediato: "Conviene que no sepamos nunca sus nombres."</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El tema conlleva una abstracción que no admite la polémica, pero sí la discusión como camino posible para llegar a una verdad. Tengamos en cuenta que no se trata de la verdad, sino de una verdad. Por lo pronto hay algo que desecha; se trata de cuatro elementos agrupados en pares: el mito y la metáfora; la plegaria y la magia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero la conversación aludida (que no es polémica pero sí discusión según el texto), a través de la cual "piensan o tratan de pensar" (...) "es el hecho capital de la Historia."</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Evidentemente, nos hallamos frente a la disposición de dos hombres en apertura ante la inquietud por alcanzar "una verdad"; con toda seguridad la única capaz de donar sentido al acontecer humano: "la Historia".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Se observa un tono sigiloso, un suelo que expresiones manifestantes de ambigüedad: "acaso", "No sabremos nunca", "tema abstracto", "no quieren persuadir ni ser persuadidos", "el no imposible camino", "tratan de", etc., resignifican como que es algo de cuidado aquello que en la instancia se juega.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Reflexionaremos entonces acerca de los elementos (supra) que podrían aparecer como obstáculo para lograr lo que estos personajes se proponen, a fin de desentrañar, desde nuestro sitio, el escondido don de esta propuesta.</div>
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<br /></div>
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3.- Momento de distanciación</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desplegaremos brevemente el sentido de los elementos señalados: mito y metáfora; magia</div>
<div style="text-align: justify;">
y plegaria. </div>
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<br /></div>
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Relativo al mito, hay que tener en cuenta que su problemática ocupa un lugar preponderante en el marco del pensar filosófico desde el momento en que, frente a la racionalidad del concepto - y a efectos de un favorecimiento del pensar frente al universo -, se ha planteado el interrogante acerca de la necesidad de una interpretación, un hacer inteligible una vida prerrefleja.(4) En este sentido, el mito no es un hecho casual, ya que está inscripto en el horizonte de lo sagrado, lo poético, lo onírico y lo lingüístico. (5) Y como el juicio filosófico, a lo largo de la historia de la Filosofía, no es más el lugar de la verdad (yo subrayo), el mito nos pone ante la evidencia de que su problemática es, ante todo, la que determina la verdad (yo subrayo).(6)</div>
<div style="text-align: justify;">
El hombre primitivo, en la inmediatez de su vivencia con la Naturaleza y con las cosas, está penetrado por las mismas y expresa tal impresión "en forma que proceden inmediatamente de la experiencia y llevan a ella" (7), de donde bien se deduce que no se trata de alegoría, y menos aún de metáfora al menos en el sentido aristotélico (léase: metáfora como relación analógica), sino de percepción de contenido. "Para él [el hombre primitivo] - explica Guardini - el mito es realidad; más aún, es la realidad fundamental, la autenticidad de la existencia".(8)</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estos conceptos acerca del mito guardan estrecha relación con el criterio contemporáneo de metáfora, en tanto expresión instauradora de mundo, emergente del símbolo al que el mito apunta. (9)</div>
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<br /></div>
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Me parece oportuno, en este lugar, citar un párrafo extraído del último ensayo que he publicado:</div>
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<br /></div>
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"Estas consideraciones nos conducen a reflexionar acerca del espacio simbólico común a toda la humanidad, desde el cual la metáfora interdialoga vehiculizando el proceso textual a través de pautas universales, culturales y específicas de la voz (...) que le da sentido."(10)</div>
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<br /></div>
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Es decir, en lo que llevamos hasta aquí, estamos frente a una secuencia que partiendo del mito, como primitiva expresión del hombre en el marco de lo sagrado (supra), manifiesta la presencia de la metáfora que, en la expresión textual, muerde el borde del ámbito indicador de la sobreabundancia del símbolo.(11)</div>
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<br /></div>
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Con estos sintéticos desarrollos, creo haber diseñado - siquiera sea aproximadamente -, el campo de sentido sustentador de una pretensión de verdad, que juega en el enclave mito - símbolo - metáfora. Como quiere Ricoeur, del diálogo que el conflicto de las interpretaciones sustenta, ha de emerger el punto de confluencia.</div>
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<br /></div>
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Centrando ahora nuestra atención en la díada magia - plegaria, me referiré sucintamente a la primera.</div>
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<br /></div>
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Según J. G. Frazer, "la magia es una actitud emparentada con la ciencia y diametralmente opuesta a la religión." (12) De acuerdo con esta teoría, los pueblos primitivos - sumidos en el horror cósmico -, habrían consumado rituales tendientes a dominar las fuerzas de la naturaleza. Es obvio que en estos estratos de la humanidad no se puede hablar de ciencia:, pero el pensamiento de Frazer apunta a lo que se podría calificar como pseudociencia, en el sentido de un "saber" que algunos miembros de la tribu ejercían para conjurar las fuerzas que los superaban. No me interesa aquí seguir la línea de este pensamiento que, partiendo de la magia, pasa por la religión y culmina en la ciencia sobre la base de principios de semejanza y de contacto.(13) </div>
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<br /></div>
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Lo que me interesa rescatar, es el lugar de privilegio que el sitio de tensión entre la tierra dispensadora de bienes, pero también generadora del horror, imprime a la figura del mago o demiurgo, suerte de mediador estéril, ya que la virtud del acto de mediación por la magia, se clausura en sí mismo.</div>
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<br /></div>
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Expreso mediación y llegamos al momento en que se abre paso el concepto de plegaria.</div>
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La plegaria, impostación de la genuina voz de la actitud mediadora, es palabra que (en acto religioso raigal) se dirige a Dios abriendo el espacio de la salvación; salvación, como quiere Guardini, en su sentido más propio de cumplimiento en lo santo.</div>
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<br /></div>
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Expresa Guardini:</div>
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<br /></div>
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El hombre sabe que toma parte en ello con lo más intimo y definitivamente suyo. Tomando parte de un modo especial, con algo en él que es de Índole análoga a lo que se manifiesta ahí. Con un anhelo que sólo encuentra cumplimiento en eso santo; ese cumplimiento que designamos con la palabra "salvación". Se distingue de todos los restantes logros: los que proporciona el alimento, o la propiedad (...) Es el único cumplimiento definitivo, el que decide el sentido último de la existencia, y que sólo puede hallarse en el valor religioso.(14)</div>
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<br /></div>
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Finalizadas estas reflexiones, regresemos al texto borgiano:</div>
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<br /></div>
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Resulta insoslayable remarcar que dicho texto no ofrece diferenciaciones cualitativas respecto de mito y metáfora, magia y plegaria. Más aun: ubica estos conceptos bajo el común denominador de la prescindibilidad: "Aluden a veces a mitos de los que ambos descreen"; "Libres del mito y la metáfora, piensan o tratan de pensar"; "Han olvidado la plegaria y la magia."</div>
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<br /></div>
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A modo de síntesis, me parece oportuno reiterar, retomándolos a fin de acrecentarlos, conceptos vertidos acerca de que tanto en el mito como en la magia, los rituales demiúrgicos no producen verdaderas modificaciones en relación con el mundo tribal, frente al bien llamado "horror cósmico" de los pueblos primitivos; en tanto la metáfora es instrumento instaurador de mundo, tanto se trate de su aparición en la Escritura como en la plegaria que aquélla suscita, mediatizadora del acontecer salvífico. </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En este contexto, entre los cuatro términos considerados, sólo puede establecerse coherencia de relación entre mito y metáfora, en tanto ambos son - como hemos indicado -, formas de un lenguaje que apunta a lo trascendental. Magia y plegaria, por el contrario, se hallan en un parámetro de total escisión, en virtud de la diferencia mediatizadora señalada.</div>
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<br /></div>
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Respecto de Borges, Benavides explica:</div>
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<br /></div>
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Pero Borges es hijo de la modernidad, y la modernidad es critica, y la critica es poda, limpieza, sospecha, cautela. La vieja metafísica adoleció de realismo ingenuo: el yo que conoce y el mundo conocido o que aspira a conocer son dos realidades separadas y enfrentadas. La realidad es una pura ofrenda para el hombre que la sabe recibir: contemplar. Más aún: el yo que conoce o contempla es un ser más entre los seres, un objeto entre los objetos, de los que le diferencian sus ojos dirigidos a lo alto, su capacidad de contemplar. Es un yo empírico o conciencia que tiene la consistencia de las piedras o de los árboles, de los que se diferencia por cuanto le es dado elevarse hasta aquel otro Yo por medio de la contemplación participativa.(15)</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De esta manera, podemos entender que, al obviar el tema de la mediación entre hombre y Dios, ya que la idea rectora que el texto revela se halla instalada - como se ha visto - en la categorialidad de la prescindencia, se ve a las claras en "El principio", que la voz del emisor se imposta a partir de la mirada desde el Sujeto de la Modernidad, subyacente en los términos de su propia contradicción.</div>
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<br /></div>
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Citamos una vez más a Benavides:</div>
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<br /></div>
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La empresa de Borges es una pregunta obsesiva por los poderes respectivos de la poesía y de la filosofía, de la imagen y el concepto. La respuesta es irónica: unas y otras denuncian los limites de nuestra finitud.(16)</div>
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<br /></div>
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Conclusión</div>
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<br /></div>
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Desplegadas algunas de las ideas que la lectura me ha sugerido, y asumiendo una actitud interpretativa a partir de una postura de apropiación, me interesa remarcar que el texto de "El principio" denuncia que es acerca del ser, aquello por lo que se interroga.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Recorrido ya el camino de la Metafísica y sus "venerables perplejidades" (Cfr. Benavides, p. 260), la pregunta se relaciona con la posibilidad de traspasar el lenguaje, la literatura y la representación a través de la conciencia, a fin de acceder al ser.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Estaríamos en el terreno fenomenológico de la pura contemplación, consumada ya toda epojé, "en un lugar de Grecia [donde ocurre] el hecho capital de la Historia."</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Más allá del factor - contradicción que he señalado (Supra), factor que, por otra parte, constituye un signo característico y caracterizador de la Posmodemidad, a la que el texto borgiano no escapa, podrían atribuirse a los dos griegos, las palabras de Hölderlin: "Hemos llegado demasiado tarde para los dioses y temprano para el ser." (17) </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Expresado de otra manera: Es hora de que inauguremos el ámbito solitario del pensar.</div>
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<br /></div>
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NOTAS</div>
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<br /></div>
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* Publicado en Actas de las Jornadas en homenaje a Jorge Luis Borges, Letras (38 - 39, julio - diciembre 1999), B. A., Facultad de Filosofía y Letras, UCA.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
1- Manuel Benavides, "Borges y la metafísica", Cuadernos Hispanoamericanos, Julio - Septiembre 1992, p.260.</div>
<div style="text-align: justify;">
2- Mario A. Presas, "Filosofía y Poesía: Heidegger, Hölderlin, Rilke", Buenos Aires, Centro de Investigaciones filosóficas, abril de 1995.</div>
<div style="text-align: justify;">
3- Jorge Luis Borges, Obras Completas, 18 ed., Buenos Aires, Emecé Editores, T. III, p. 415.</div>
<div style="text-align: justify;">
4- G. Van Riet, "Mythe et verité", Rev. Philos. Lovain 1960, p.l6.</div>
<div style="text-align: justify;">
5- G. Van Riet, Art. Cit., p. 17. </div>
<div style="text-align: justify;">
6- G. Van Riet, Art. Cit., p. 18.</div>
<div style="text-align: justify;">
7- Romano Guardini, Religión y revelación, (Título original, Religión und offenbarung, trad. del alemán por José María Valverde), Madrid, Guadarrama, 1964, p.138.</div>
<div style="text-align: justify;">
8- R. Guardini, ob. Cit., p. 147.</div>
<div style="text-align: justify;">
9- Paul Ricoeur, La metáfora viva (Título original. La métaphore vive, trad. al castellano por Graziella Baravalle). Buenos Aires, Megápolis, 1967, pp. 59, 283, 301, 310, 366, 421-452.</div>
<div style="text-align: justify;">
10- Ana María Rodríguez Francia, Perspectivas religiosas en la poesía argentina, Buenos Aires, El Francotirador Ed., 1995, p.80.</div>
<div style="text-align: justify;">
11- P. Ricoeur, Le conflit des interprétation, Paris, Seuil, 1969, p.p. 283-329. </div>
<div style="text-align: justify;">
12- J. Martín Velasco, Introducción a la fenomenología de la religión, 4 ed., Madrid, Cristiandad, s.a., p.32; basado en la obra de J. G. Frazer, La rama dorada, México, 1969 (Titulo original, The Golden Bough, Londres, 1890).</div>
<div style="text-align: justify;">
13- J. Martín Velasco, ob. Cit., p.33.</div>
<div style="text-align: justify;">
14- R. Guardini, ob. Cit., p.35.</div>
<div style="text-align: justify;">
15- M. Benavides, art. Cit., pp. 252-253.</div>
<div style="text-align: justify;">
16- M. Benavides, art. Cit., pp. 248.</div>
<div style="text-align: justify;">
17- F. Hölderlin, Obra Poética Completa, Edición bilingüe, 5 Ed., Barcelona, libros Río Nuevo, T.II., p. 68. donde se lee: "Aber Freund! wir kommen zu spät." La frase que citamos en el texto, que corresponde a la interpretación corriente de estas palabras de Hölderlin: "Pero amigos! Hemos llegado demasiado tarde.", está contextualizada por la tradición mítica del mundo germánico.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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BIBLIOGRAFÍA</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
BENAVIDES, Manuel. "Borges y la Metafísica", Cuadernos Hispanoamericanos, Julio - Septiembre, 1992.</div>
<div style="text-align: justify;">
BORGES, Jorge Luis. Obras Completas, 18 edición, Emecé Editores, 1990. </div>
<div style="text-align: justify;">
GUARDINI, Romano. Religión y Revelación, Madrid, Guadarrama, 1964.</div>
<div style="text-align: justify;">
HÖLDERLIN, Friedrich. Obra poética completa, Ed. bilingüe, 5 ed., Barcelona, libros Río Nuevo, 1986.</div>
<div style="text-align: justify;">
PRESAS, Mario A.''Filosofía y Poesía: Heidegger, Hölderlin, Rilke". Buenos Aires, Centro de Investigaciones filosóficas, 1995.</div>
<div style="text-align: justify;">
RICOEUR, Paul. La metáfora viva. Buenos Aires, Megápolis, 1977. </div>
<div style="text-align: justify;">
"----". Le conflit des interprétatíons, Paris, Seuil, 1969.</div>
<div style="text-align: justify;">
RODRIGUEZ FRANCIA, Ana María. Perspectivas religiosas en la poesía argentina. Buenos Aires, El Francotirador Ed., 1995.</div>
<div style="text-align: justify;">
VAN RIET, G. "Mythe et verité", Rev. Phil., Lovain, 1960.</div>
<div style="text-align: justify;">
VELASCO, J. Martín. Introducción a la fenomenología de la religión, 4 ed., Madrid, Cristiandad, s.a.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-31668405602467813862013-05-26T17:55:00.001-03:002020-05-23T21:01:38.314-03:00Jorge Torres Roggero* | Leopoldo Marechal: La Noche de Hierro<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: x-large;"><span style="font-size: large;"></span><br /></span></b>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh18BC8KNnFEYrv-HQEaG2IWfZHqaVIQVFqF6r2uDKWnYwPgy60bqL1uolnGDC1fNq3rPf33NWwSk6KS44XDobMFsBVXBns7y8s3mVdUB9eeJrtEBTrOg4AQVWRjs3_hN3KoKvX7vmETUo/s1600/Marechal+540x361.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh18BC8KNnFEYrv-HQEaG2IWfZHqaVIQVFqF6r2uDKWnYwPgy60bqL1uolnGDC1fNq3rPf33NWwSk6KS44XDobMFsBVXBns7y8s3mVdUB9eeJrtEBTrOg4AQVWRjs3_hN3KoKvX7vmETUo/s320/Marechal+540x361.jpg" width="320" /></a></div>
<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<b>Universidad Nacional de Córdoba</b></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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</div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"><i><b>"Y compuso a Robot, cierta noche de hierro,</b></i></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"><i><b>bajo el signo del hierro y en usinas más tristes</b></i></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-size: x-small;"><i><b>que un parto mineral." (Poema de Robot)</b></i></span></div>
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<br /></div>
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<b>I</b></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Iniciamos estas reflexiones con una primera sospecha: bajo su aspecto de chatarra, Robot, una de las prosopopeyas recurrentes en la obra de Leopoldo Marechal, esconde cierto "lustre de metales alquímicos". Tal conjetura nos inclina a una consideración previa necesariamente insuficiente, que intentaremos clara, acerca de dos modos, entre otros, de conocer: el símbolo y la alegoría. En los textos que vamos repasar, ambos se entrecruzan y dialogan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<a name='more'></a><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para descifrar las pistas ofrecidas por Marechal, conviene trabajar someramente con algunas conclusiones que tomamos de G.Durand.1 Los signos alegóricos, postula, remiten a una realidad significada difícil de presentar.2 Ahora bien, si el significado es imposible de representar, entramos de lleno en la imaginación simbólica. El signo, en tal caso, solamente puede referirse a un sentido. No se trata de una abstracción o noción generalizante, diferente de sí misma, sino de la idea misma hecha sensible, encadenada, fuera de un programa conceptual:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
"El símbolo, como la alegoría, conduce lo sensible de lo representado a lo significado, pero además, por la naturaleza misma del significado inaccesilbe, es epifanía, es decir, aparición de lo inefable por el significado y en él".3</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El dominio predilecto del simbolismo es, entonces, lo no-sensible bajo sus más variadas formas: insconciente, metafísica, sobrenatural, surreal. Cosas ausentes, imperceptibles. Lo epifánico prefigura la emergencia de un sentido latente, instruye sobre la aparición de algo misterioso o, por lo menos, extraño. Tales, en resumen, algunas conclusiones de G. Durand.<br />
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En Leopoldo Marechal, si bien aparecen alegorías, recurso retórico peticionado por la didáctica en su carácter de metalenguaje básico dirigido sobre todo a la fijación de la figura del seudogogo o propalador de la palabra falsa, todas las imágenes se resuelven mediante lo que él denomina "energía viviente del símbolo". </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Destacar su importancia, nos arroja sin más a un sistema de configuraciones que funciona como un laberinto.4 Imaginemos, por ejemplo, un conjunto de alegorías, que leído como una totalidad genérica (novela, poema, cuento), concluye por fraguar un símbolo como forma operativa de intelección y representación de lo decible pero no dicho. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En consecuencia, rastrear símbolos en la obra de Leopoldo Marechal puede constituirse en un viaje infinito. Interminables itinerarios entrelazan una red numerosa y dialogante: la doble batalla, la teatralidad, Gog y Magog, la Cuesta del Agua, la alquimia, la cruz, la vestimenta, el viaje, la guerra, el laberinto y tantas otras que podrían agregarse a esta nómina inconclusa. A veces parte de una alegoría como figura inicial. Por ejemplo, el banquete es una elección muy racional y cargada de lastre filosófico pero constituye el umbral para una entrada a diversas vías de aproximación simbólica (bíblicas, alquímicas, míticas). Baste memorar estos dos caminos iniciales de la figura antecedente y una primera bifurcación: por un lado, deipmon (comida), alimento del cuerpo; y, por otro, potos, la conversación.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
II</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Nos ocuparemos de un modo especial, aunque acotado, al simbolismo/alegoría de robot. Con ese fin, fatigaremos tres textos: la novela El Banquete de Severo Arcángelo , El poema de Robot, y un cuento, "El beatle final".5</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para Marechal, Robot es el estado último del "hombre descendente", hombre de hierro, hombre final: Colofón. Su ética es la ética de la máquina: funcionar bien. Johnny López, perora en el Banquete:</div>
<div style="text-align: justify;">
"¡ En el Paraíso Científico no morirá nadie, como no sea voluntariamente y previa solicitud en papel oficio y con timbrado legal! El Ministerio garantiza una inefable reposición de órganos averiados; para lo cual mantiene una costosa industrialización de cadáveres gentilmente cedidos y bancos de pulmones, de cerebros, de ojos, de hígados al natural, amén de los que suministran las fábricas de artículos plásticos. Y que según nuestros clínicos, un riñón de nylon drena pefectamente los cristales de urea. [...] ¿Y qué decir de una inteligente alimentación a base de complejos vitamínicos ionizados? En el Paraíso Científico los bistecs y las doctrinas vendrán en cápsulas de una esterelización absoluta, condensados y servidos por atentos robots" (205). </div>
<div style="text-align: justify;">
Por otra parte, la magia circense de los medios electrónicos "le robará a Colofón el último átomo de sentido común que aún le quede". Robot, artefacto de un ingeniero, habrá sido hecho a imagen y semejanza del hombre: "Y compuso a Robot, cierta noche de hierro/ bajo el signo del hierro y en usinas más tristes/ que un parto mineral". Su nodriza, la Electrónica, lo habrá amamantado en pechos "agrios de logaritmos".</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo tremendo es que el hombre constructor de Robot necesita , a su vez, "ser un Robot él mismo/ vale decir podarse y desvestirse/ de todo su misterio primordial". Fue así que los nacidos bajo el signo de la Electrónica, por fidelidad a la Didáctica, fueron confiados al arte de Robot, "brillante pedagogo sin hiel": "Su cabeza especiosa de válvulas y filtros/ y su pecho habitado por un gran corazón/ (obra de cien piedades fotoeléctricas)/ hacían que Robot usase un alma/ de mil quinientos voltios./ En rigor era nulo su intelecto/ y ajena su terrible voluntad. Pero Robot mirado en sus cabales,/ era un hijo brutal de la memoria,/ y un archivista loco, respondiendo a botones/ y teclas numeradas por la triste cordura".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para Marechal, el intelecto es la función de la contemplación, la vía para acceder a la consideración del enigma, en el sentido paulino, mediante una lectura de los símbolos en su papel de operadores de la aparición o epifanía de lo Otro absoluto.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora bien, un aspecto a tener en cuenta es la frecuente recurrencia de Marechal a la Comedia como inversión del Drama. El humor, lo farsesco, agotan las posibilidades inferiores del ser como criatura risible. La inversión del símbolo produce efectos contrarios : por ejemplo, mirada desde lo alto, la izquierda es la mano derecha de Dios. El devenir habla del Absoluto mediante la unio contrariorum, mediante el intinerario espantoso de una Divina Commedia.6</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Llegar a los límites de la física, peticiona un más allá: una metafísica. Robot, el pseudogogo, era incapaz de enseñar a los nacidos bajo su signo "la técnica y la sustancia" de armar instrumentos de música. Impedido de "encordar los pájaros del éter" o "agujerear las cañas y ponerles registros", sólo pudo lanzar la sinfonía de su tórax, "largo ulular de corrientes magnéticas".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Robot establece, según Marechal, una dictadura. Alguien la bautizó no hace mucho como dictadura del relativismo. Amarylis, resonacia eglógica de la vida, símbolo de la poesía, será quien inicie el camino hacia la capitulación de la "dictadura fácil" de Robot: "Ante mis ojos nuevos Amarylis/ era el múltiplo exacto de la rosa,/ y sus pechos galaxias, donde mundos posibles/ ardían ya en fusión de protones y nardos". La apertura hacia mundos posibles logra armonizar ciencia y alma, "protones y nardos". El objetivo es recobrar la primavera en un mundo en que todo se justifica por las hormonas y en que el demonio es objeto de la Historia Natural. Frente a Robot que era "el no ser disimulado/ con mil astucias de ingeniero", el poeta, siguiendo una antigua tradición, se retira cuarenta días al desierto. Regido por la mortificación, inicia su retorno al Principio. Opone a Robot las "santas aritméticas", "el cero de la Gran Beatitud". </div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la Edad de Robot, el hombre era una nostalgia, una ruta perdida. Ahora retorna al nombre de las cosas, regresa a una región o sitio no espacial al pie del mástil o árbol absoluto. Bajo el árbol primordial que "no es un árbol cualquiera ( el de jardín de Edén, el de la cruz, el de los frutos de oro de la Ciudad Cuadrada), le será dado restaurar y gozar una flamante primavera. El hombre medita, entonces, la muerte de Robot y, ya de regreso, en el camino, "recogí en el erial/ mi puñado de arena":</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
" Digo que al enfretarme con Robot/ yo había calculado los riesgos que siguen:/ uno, el de las preguntas contenciosas/ que irían al fichero de su caja interior;/ y otro, el de su dialéctica infernal,/ tendiente a promover y medir el vacío./ Por lo cual, en presencia de Robot/ y cuando el pedagogo ya iniciaba el discurso,/ yo le arrojé a la boca/ mi puñado de arena./ Se oyó en los mecanismos internos de Robot/ un estallar de alambres y válvulas heridos:/ trastabilló un instante sobre sus pies tozudos/ y al fin se desplomó con fragores de lata./ Después, con un martillo lo reduje a fragmentos/ y sobre su chatarra bailé piadosasmente"(cit.:51).</div>
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<br /></div>
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Así es como el hombre cero, el hombre vaciado y cargado por Robot, "archivista loco", reasume su equilibrio. En el deslinde de la sublimidad con el absurdo, en un difícil equilibrio entre la luz y la tiniebla, Marechal asegura: "Y si escribí el Poema de Robot,/ no fue tras un reclamo de la literatura/ sino con la pasión de alertar a los hombres/ que pueblan el infierno de Robot/ y en la materia crasa de sus laboratorios/ han sospechado un lustre de metales alquímicos".(cit.54).</div>
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III</div>
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Tenemos entonces al Hombre que, sólo atento a la conciencia de sí mismo, pierde al fin la conciencia del Absoluto. Ahora bien, sus desequilibrios inciden en el desequilibrio cósmico, y si el desequilibrio alcanza el grado tope, se desencadena la catástrofe. Ese es el tema del cuento "El beatle final".</div>
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En la ciudad de Metrópolis se difunde un morbo en el lado EF del Gran Octógono: allí se desvelan los encargados de custodiar la salud pública. Una incurable melancolía se apodera de los marchitos ciudadanos.</div>
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Ramírez, un paleoantropólogo, descubre el origen de la enfermedad: carencia de "atómos expresivos". Su anacronismo asombra a los funcionarios, pero consideran la hipótesis como "una posibilidad científica". Condenado en primera instancia a "una cámara de desintegración atómica", es pedido por la Junta de Psiquiatría a fin de "exprimir hasta la última gota de su tesis increíble" y para saber si la ciencia era "una posibilidad infinita".</div>
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Ramírez reitera ante los señores del Gran Octógono la teoría marechaliana del "retrógrado": el que desde la edad oscura ha iniciado el camino de vuelta hacia la luz; el que como la retropopulsión de los cohetes espaciales rompe la fuerza de gravedad de la Edad de Hierro. Propone la construcción de un Orfeo "que reuniera en sí todas las voces nonatas de Metrópolis".</div>
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<br /></div>
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El resultado es la construcción de Ringo, el Salvador, un beatle artificial, un robot. Pero, como la "Bomba X deja con gran facilidad el cráneo del físico para entrar en el ciclotronante ciclotrón, sobreviene la catástrofe. Ringo no pudo inteligir ese acontecimiento, ni pudo aullarlo en su guitarra electrónica:</div>
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<br /></div>
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"El Angel de la Muerte, que recorría la ciudad, vio las dos caras juntas: la de Beethoven, con su rictus humano que aún retenía la piedra, y la de Ringo, con las aristas y rigideces que le dio la metalurgia. Y en el constraste de los dos rostros entendió el ángel la razón exacta del cataclismo.[...] Sucederá porque sucede y sucede porque sucedió".</div>
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<br /></div>
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A esta altura convendría aclarar que el alerta de Marechal no se dirige a evitar la consideración de los enigmas latentes en la ciencia y su tecnología consecuente. Es interesante, en este sentido, consultar "Manual del astronauta", ínsito en Cuaderno de Navegación7 o en Athanor, sainete alquímico8. Existe, sin duda, un pensamiento proféticocientífico directamente relacionado con el devenir cósmico. No es, por cierto, el momento de insistir en estos aspectos. A modo de incitación proponemos este fragmento de un texto de Ramón Pascual Muñoz Soler titulado Señales Proféticas en la Trama de Nuestro Tiempo.9</div>
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"Cibernética y profecía son dos palabras claves que configuran el circuito integrado (técnico profético) de la nueva era; la tecnología electrónica "envasa" la cultura de la era mecánica (por retroalimentación, por feedback), y prepara el camino para el ingreso de un "bit" celeste que se incorpora al cuerpo energético de la humanidad como destello fotoprofético. La computadora es la "última" palabra de un ciclo que se cierra [....]; la profecía es la "primera" palabra de un ciclo que se abre, una palabra guía, que está en todas partes y en ninguna, es la [...] luz que se anticipa (no precisamente el sol sino la estrella de la mañana), no es ni siquiera una palabra sino el aliento que está delante de todas las palabras (pro-femí).</div>
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<br /></div>
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La radiación profética de la nueva era es un terrible poder desestabilizante, no sólo guía la trama del pensamiento moderno y configura un nuevo tejido de las relaciones sociales, económicas y políticas sino que cambia la geometría de la materia humana y crea las condiciones para un estallido por implosión. El reactor atómico es modelo analógico de un nuevo tipo de corazón humano que empieza a producir "energía de fusión". (p.13)</div>
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<br /></div>
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Mediante la simbolización de las alegorías tecnológicas Leopoldo Marechal nos alerta acerca de un final de ciclo entre cuyas posibilidades no se descarta la catástrofe. El hombre de hierro, el Adán en fuga, ha perdido la llave del reino. En realidad ya la tiene pero carece de conciencia de su posesión: "La llave de la ciudad es el Cristo. Lo que ha perdido el Adán en fuga es la "orientación."10</div>
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Lisandro Farías, agonista y relator de El Banquete de Severo Arcángelo, sometido al Embudo Gracioso de la Síntesis, por Pedro, el Salmodiante de la Ventana, pregunta:</div>
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-¿ Ha oído hablar del Retrógrado?</div>
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- El Minotauro en su laberinto -refunfuñó él-. Una oligarquía venerable: sí, la</div>
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vieja retaguardia.</div>
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Y añadió:</div>
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-Yo estoy en la vanguardia final.</div>
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-¿El Cristo? - balbucí entre neblinas.</div>
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-El Demócrata del Reino. (p.278)</div>
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Notas</div>
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* Tomado de: TORRES ROGGERO, Jorge, 2007, Confusa Patria, Rosario, Ed. Fundación Ross, Reproducido aquí por autorización y gentileza del propio autor.</div>
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1 Durand, Gilbert, 1971, La imaginación simbólica, Bs. As., Amorrortu, pp.12-15</div>
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2 Según Durand, la alegoría funciona como una traducción concreta de una idea difícil de captar o de expresar en forma simple. Por ejemplo, cuando representamos a la justicia como una persona que castiga o absuelve, estamos configurando una alegoría. Si ese persona está rodeada por ciertos objetos o usa de ellos (espada, tablas de la ley), compone un emblema. Por último, si se recurre a una narración como ejemplo de un hecho justo, real o alegórico, se trataría de un apólogo.</div>
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3 Durand, Gilbert, cit.: 14.</div>
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4 Marechal, tras el rechazo de lo externo y literal, se lanza al rescate del "valor originario de la palabra": "todos los gestos han perdido su energía ritual y su fuerza mágica". (Marechal, Leopoldo, 1965, El Banquete de Severo Arcángelo, Bs. As., Sudamericana, 149 y ss., 258 y ss.</div>
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5 Marechal, Leopoldo, 1966, El poema de Robot, Bs.As., Americalee, 1968, "El beatle final" (en: Revista FEMIRAMA, Bs.As., octubre). </div>
<div style="text-align: justify;">
6 Es el momento de señalar fugazmente la influencia de Dante y los Fedeli d'Amore en el pensamiento de Leopoldo Marechal.</div>
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7 Marechal, Leopoldo, 1966, Cuaderno de Navegación, Buenos Aires, Sudamericana</div>
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8 Marechal, Leopoldo, 1981, "El beatle final" y otras páginas, prólogo de Angel Nuñez, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina</div>
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9 Muñoz Soler, Ramón Pascual, 1982, Señales Proféticas en la Trama de Nuestro Tiempo, Buenos Aires, Centro de Estudios Latinoamericanos</div>
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10 Cfr.: El Banquete... p.276</div>
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Bibliografía</div>
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Durand, Gilbert, 1971, La imaginación simbólica, Buenos Aires., Amorrortu</div>
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Marechal, Leopoldo, 1965, El Banquete de Severo Arcángelo, Buenos Aires, Sudamericana, </div>
<div style="text-align: justify;">
Marechal, Leopoldo, 1966, El poema de Robot, Buenos Aires, Americalee</div>
<div style="text-align: justify;">
________________, 1968, "El beatle final" (en: Revista FEMIRAMA, Bs.As., octubre)</div>
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________________, 1981, "El beatle final" y otras páginas, prólogo de Angel Nuñez, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina</div>
<div style="text-align: justify;">
Muñoz Soler, Ramón Pascual, 1982, Señales Proféticas en la Trama de Nuestro Tiempo, Buenos Aires, Centro de Estudios Latinoamericanos</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-6858989549093042132013-05-26T08:07:00.000-03:002020-05-23T21:00:40.142-03:00Alicia Poderti | Perón y la Patagonia<div style="text-align: center;">
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMb8ZRQfS_4NChqM3h5vBUPOmTBDdEeACtX7lPdgXVG6ht9CaO_YZI8Bj3nGkGsKEOwF1OIlhP7Xb1zUYeFqwMnsYxBg8WmCSH0wc7SJQkS2Lbef80b9t9LWOIQGVbwoEueqvJyCFA8OQ/s1600/Dolores+Etchecopar+1_461x261.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMb8ZRQfS_4NChqM3h5vBUPOmTBDdEeACtX7lPdgXVG6ht9CaO_YZI8Bj3nGkGsKEOwF1OIlhP7Xb1zUYeFqwMnsYxBg8WmCSH0wc7SJQkS2Lbef80b9t9LWOIQGVbwoEueqvJyCFA8OQ/s320/Dolores+Etchecopar+1_461x261.jpg" width="320" /></a></div>
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Como se sabe además de tener una destacada actuación en la vida política del país y alcanzar la Primera Magistratura en tres oportunidades, Juan Domingo Perón fue autor de una relevante producción intelectual, los que permite incluirlo en la larga lista de militares-escritores que han decidido los rumbos de la historia cultural en el Cono Sur.</div>
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En 1931, a los 35 años de edad, Perón publica El frente oriental de la Guerra Mundial en 1914, seguido de los Apuntes de Historia Militar (1932) y La Guerra Ruso Japonesa de 1904 a 1905 (1933). Luego dio a conocer la Memoria Geográfica Sintética del Territorio Nacional del Neuquén (1934). El conocimiento de Perón sobre la Patagonia plasmado en este último libro deviene de las experiencias de su infancia con sus padres y luego de su juventud, en esta oportunidad como militar radicado en la Provincia de Santa Cruz, en un lugar denominado Chaok-aike, cercano a Río Gallegos. En 1929, recorriendo Junín de los Andes, Zapala o Quila Quina, Perón aprendió la lengua del pueblo aborigen. </div>
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<a name='more'></a><br /></div>
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En 1935 y 1936 Perón publica, por entregas, -en el "Almanaque del Ministerio de Agricultura"-, la Toponimia Patagónica de Etimología Araucana. Más tarde escribe La idea estratégica y la idea operativa de San Martín en la Campaña de los Andes (1938) y Observaciones recogidas en la organización, instrucción y conducción de tropas alpinas (1941).<br />
<br /></div>
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La Toponimia Patagónica de Etimología Araucana, re-editada por editorial "El Calafate" de Buenos Aires, puede servir como pretexto también para rescatar un segmento de historia entre regímenes agónicos y rumbos específicos del desarrollo independiente del país. </div>
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El glosario tiene, una relación genética con otro texto de Perón ya mencionado: su "Memoria Geográfica Sintética del Territorio Nacional del Neuquén" y enlaza con una amplia tradición en la Argentina, la de exploraciones geográficas vinculadas al reconocimiento u ocupación de esos territorios. Recordemos que, desde la época colonial, fueron muchos los antropólogos, militares lingüistas, botánicos, exploradores, viajeros, geógrafos e ingenieros, que recorrieron distintos puntos cardinales de la Argentina para establecer un diseño territorial al "País deseado".</div>
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Los nombres de Francisco P. Moreno, Ramón Lista, Eduardo L. Holmberg, son algunos de los que transitaron el itinerario del positivismo y su crisis, mientras otros viajeros, con fines religiosos, interpolaban la escritura y las misiones evangélicas para construir los enredados destinos de la Nación. Entre ellos el padre o "patiru" (como lo llamaban los araucanos) Doménico Melanesio, que había escrito Etimología araucana, Idiomas comparados de la Patagonia. Lecturas y frasario araucano (1915). Esta obra, junto a Neuquén de Félix San Martín y Una excursión a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla, o las novelas de Estanislao S. Zeballos, ambientadas en el marco de las luchas fronterizas con el indio, son los textos que se unen a la constelación de investigaciones y testimonios sobre la vasta zona en la que Perón trabajó, no sólo como militar, sino también como investigador.</div>
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<br /></div>
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Más tarde, mientras Perón desempeñaba sus dos primeras presidencias, es posible rastrear muchos términos de las lenguas aborígenes patagónicas en su propio léxico. Fundamentalmente recordemos que con el nombre de "Pulqui", término de origen araucano que quiere decir "flecha", Perón denominó a los aviones diseñados por un grupo de ingenieros y pilotos alemanes que trabajaron en la Argentina. La producción de aviones a reacción culminaría con el máximo exponente de entonces: el "Pulqui II".</div>
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<br /></div>
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Como destaca Robert Potash, el técnico más sobresaliente que llegó al país fue Kurt Tank, director de diseño de aviones militares de la fábrica Focke-Wulf de Bremen, quien ingresó a la Argentina portando los microfilms de varios modelos. En Córdoba se construyeron, bajo su dirección, los prototipos de estas aeronaves, entre las que se destacó el Pulqui II, el primer caza argentino de reacción, cuya prueba se realizó en 1951, con la presencia de Perón.</div>
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<br /></div>
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Otro término de procedencia patagónica es el que da nombre a los aparatos monomotores con los que contaba el IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado). Hacia 1953, esta empresa pública, además de ostentar los dos prototipos del "Pulqui", tenía cien aparatos "Calquen" monomotores. La voz "Calquin" (Calguín-Carguin) también figura en el estudio de Perón sobre términos de etimología araucana y significa "Águila Real".</div>
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<br /></div>
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Muchos políticos a lo largo de los años han propuesto un "segundo descubrimiento" para esta zona de la patria, y se han trazado proyectos de recuperación de las tierra patagónicas, pensando, acaso en darles mayor protagonismo en el diseño nacional, lo cual nos lleva a preguntar: ¿Pensaba Perón que la Patagonia era la "llave del nuevo mundo"?...</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-64883773273577342952013-05-26T08:00:00.000-03:002020-05-23T01:11:22.823-03:00Ana Arzoumanian<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMb8ZRQfS_4NChqM3h5vBUPOmTBDdEeACtX7lPdgXVG6ht9CaO_YZI8Bj3nGkGsKEOwF1OIlhP7Xb1zUYeFqwMnsYxBg8WmCSH0wc7SJQkS2Lbef80b9t9LWOIQGVbwoEueqvJyCFA8OQ/s1600/Dolores+Etchecopar+1_461x261.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMb8ZRQfS_4NChqM3h5vBUPOmTBDdEeACtX7lPdgXVG6ht9CaO_YZI8Bj3nGkGsKEOwF1OIlhP7Xb1zUYeFqwMnsYxBg8WmCSH0wc7SJQkS2Lbef80b9t9LWOIQGVbwoEueqvJyCFA8OQ/s320/Dolores+Etchecopar+1_461x261.jpg" width="320" /></a></div>
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<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
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<b><span style="font-size: large;">Ana Arzoumanian</span></b></div>
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<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-large;">El depósito humano</span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-large;">Una geografía de la desaparición*</span></b></div>
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<b><br /></b></div>
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En el presente ensayo seguiremos los trazos de la construcción de la diáspora armenia en la Argentina a partir del cuerpo desaparecido.</div>
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Ocupar un territorio, vaciarlo de su población. Los desplazados, los deportados, o desaparecen en el desierto, o desembarcan en la figura traumática del exilio.</div>
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<br /></div>
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Si la relación del trauma es con el tiempo, la pérdida de un carácter histórico, de una autenticidad vivencial de las emociones producto del genocidio que sufriera el pueblo armenio, hace que colapsen las relaciones sociales no sólo en el aquí y ahora del acontecimiento, sino hacia el futuro.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El fenómeno literario como obra que estetiza la acción en la sociedad alude a una identidad cultural y social. Sin embargo, la compleja red transcultural que conforma la noción problematiza la categoría de "pueblo armenio".</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Practicar el encuentro en la cultura de adopción reinscribe a los sujetos en una trama donde el cruce de lenguas produce el bilingüismo, propio de la colectividad diaspórica, recreando las nociones de lealtad y traición que se conjugaron en las víctimas.</div>
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HÁGASE LUGAR</div>
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<br /></div>
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Todo es cuestión de tener un lugar</div>
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donde depositar el alma.</div>
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Agustín Tavitian</div>
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"La palabra invicta"</div>
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<br /></div>
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Una práctica genocida genera un trauma que provoca, entre una infinidad de efectos, una distorsión cultural. Aquello que Jeffrey C. Alexander denominó trauma a una cultura. De manera tal que el trauma cultural exige un nuevo aprendizaje, una resocialización. La innovación y la rebelión son formas de responder al estado de anomia; el ritualismo y la desligadura son sus formas pasivas.</div>
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<br /></div>
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Los recorridos de la imaginación literaria son tentativas de acordar con la historia. Con alguna historia. Un proceso de viaje y retorno relocaliza aquello que es por si mismo es una dislocación, indicando una relación compleja con la patria que actúa como desafío ante la voluntad o el deseo de poseer lo nativo. Leída como una prueba, la literatura, sus autores y sus lectores, sus vacíos, pueden tener el lugar de documentos de identidad. A falta, o por degeneración del poder político estatal, el mundo imaginario y su inscripción simbólica actúan como acto cívico. Actos del habla que hacen las veces de un vínculo multívoco. Vínculo que determina una pertenencia en virtud de la cual una persona se convierte en miembro de una comunidad política. Si las normas del derecho interno como del internacional llaman nacionalidad a la relación que une la persona con un estado, con el derecho de reclamar protección del mismo, sometiéndolo también a las obligaciones impuestas por sus leyes; el concepto de diáspora pone en procedimiento una serie de reajustes y reordenamiento de adquisición, pérdida y recuperación de la categoría de nacional como opuesto a extranjero.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La nación está compuesta por un grupo de personas que ofrecen una continuidad histórica, habiendo existido como un todo orgánico fácilmente distinguible de los demás, bastando que se hallen unidos por su pasado, solidarizados en el presente , y el hecho tangible del deseo. Deseo de comunidad.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las propiedades comunes que se imprimen en un pueblo conmueven el concepto de diáspora entendida como dispersión. Lo translocal, su bilingüismo, nos enfrenta a la cuestión de la apropiación de un theatrum mundi que va más allá del trazado de las fronteras.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Muchas veces la diáspora se traduce como exilio, destierro que alude a las nociones de culpa y redención, al abandono o a la nostalgia de una patria.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No obstante harás que regresen mis huesos en una urna</div>
<div style="text-align: justify;">
pequeña;</div>
<div style="text-align: justify;">
así también muerto yo no seré exiliado.</div>
<div style="text-align: justify;">
Publio Ovidio Nasón</div>
<div style="text-align: justify;">
"Los tristes"</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hacer lugar a ese transporte incesante de uno a otro extremo a lo largo de un camino que se expande. Entendemos la dimensión de la experiencia estética como espacio de la heterogeneidad discursiva, fragmentos yuxtapuestos de voces. Constelación semántica que se apoya en adyacencias. Sobre este trasfondo el yo es un tener lugar que dura mientras construya agradecimientos. Carácter múltiple, móvil y comunicante de la individualidad: su rasgo implicado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Leer, mirar o escuchar como actitudes intelectuales que autorizan la reapropiación de un habitar, desvío, desconfianza o resistencia. Los dispositivos formales (textuales o materiales) inscriben en sus estructuras mismas los deseos y las posibilidades del sujeto al que apuntan. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Si la representación sustituye el cuerpo ausente por un objeto parecido o no; es cuestión de cuerpos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
HABEAS CORPUS</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Llévame como una pizca de incienso</div>
<div style="text-align: justify;">
para el alma de mi hermanita.</div>
<div style="text-align: justify;">
Manuk Manukian</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La terea de identificar en relación a los desaparecidos de la dictadura militar argentina tiene que vérselas según el antropólogo forense Darío Olmo, con las identidades sin cuerpo y con los cuerpos sin identidad.(1)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Identidades de personas que han sido denunciadas como desaparecidas pero cuyos cuerpos no están presentes, forman parte de la primera categoría. Mientras que los cuerpos sin identidad hacen referencia a restos corporales todavía sin identificar, con datos consignados por la función registradora del estado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el caso armenio, no sólo hay cuerpos sin "identidad" sino que tampoco hay "identidad" de esos cuerpos ausentes. Los familiares de los sobrevivientes tienen datos imprecisos, algunos nombres, edades muchas veces equívocas de sus familias desaparecidas; sea porque los familiares directos ya no están, o porque un silencio perplejo enmudeció a las víctimas. Problema que genera el fantasma de fragmentación en las generaciones siguientes, y una identidad en el sujeto diaspórico armenio siempre en cuestión ya que debe conjugarse con un sin cuerpo no identificado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ser invisible para el sujeto perseguido puede ser una manera de hacer una diferencia, como una pausa en la persecución. Contra la visibilidad a cualquier precio del hostigamiento, el armenio de la Argentina prefirió no hablar. El miedo a la palabra en su registro visible implicaba reactualizar el régimen de sospecha y muerte: "si hablo podrían mandarme matar desde allá, a mí y a mi familia". De manera tal que la captación del acontecimiento por la experiencia artística es problemática. Concebida como lugar de fantasía y de goce, cuando no del sufrimiento traumático, los textos y prácticas artísticas constituyen realidad. Esta incapacidad de reconocimiento del armenio de la diáspora creaba un nuevo tipo de individuo, alguien fuera de la zona de dolor. Ya no se reconoce como cuerpo físico sino como un cuerpo manejable, estadístico, cuya identidad es actualizada por la iglesia como institución.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
entumecidos por haber estado tanto</div>
<div style="text-align: justify;">
en la trinchera del miedo y del silencio </div>
<div style="text-align: justify;">
descubrimos que no hubieron nacimientos o </div>
<div style="text-align: justify;">
crecimiento</div>
<div style="text-align: justify;">
en esa hueca esterilidad de la palabra</div>
<div style="text-align: justify;">
hundiéndose en el asco y la prudencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
Agustín Tavitian</div>
<div style="text-align: justify;">
"La palabra invicta"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Una dislocación de lo visual a lo táctil: no sentir el cuerpo. La máquina sensorial, el cuerpo como superficie en la que se inscriben los eventos y la producción de placeres se construye ausente, desierto. Y no es sólo la identificación con el desaparecido lo que se experimenta, sino el miedo renovado de ser el próximo asesinado. Ni cuerpos de placer, ni cuerpos dóciles, la anestesia arrasa los cuerpos.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tú duermes en profundo sueño;</div>
<div style="text-align: justify;">
mira, se levantan los muertos de sus sepulturas... </div>
<div style="text-align: justify;">
mira. Los huesos de los esqueletos respiran;</div>
<div style="text-align: justify;">
mientras tú eres el abominable muerto. </div>
<div style="text-align: justify;">
Natali Shahan</div>
<div style="text-align: justify;">
"Con Ararat"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El este es mi cuerpo del ritual cristiano puesto fuera de texto. Sentido mudo, cerrado, autístico. ¿Cómo se conjuga el cuerpo cristiano con el silencio? Sin derecho, fuera del corpus del Corpus Juris del derecho internacional, sin jurisdicción propia, cada cuerpo se desfonda en el concepto del verbo encarnado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Oh, Señor, en tu viaje hacia la muerte, </div>
<div style="text-align: justify;">
llévanos contigo, como tus compañeros. </div>
<div style="text-align: justify;">
Vuélvenos partícipes de tu crucifixión.</div>
<div style="text-align: justify;">
Que tu sufrimiento compartido con nosotros </div>
<div style="text-align: justify;">
cure nuestras dolencias.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Karakin I, catolicós y patriarca supremo de los armenios. Jefe de la iglesia nacional. 1932-1999</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Un cuerpo apropiado, un discurso, al decir de Jean Luc Nancy ex corporado:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Oh señor sepultado,</div>
<div style="text-align: justify;">
nuestros corazones están tristes y bendecidos de dolor;</div>
<div style="text-align: justify;">
la desaparición de tu cuerpo nos aflige profundamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Te rogamos que conviertas nuestros corazones </div>
<div style="text-align: justify;">
en tu verdadera tumba.</div>
<div style="text-align: justify;">
Karekin I</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La Iglesia como construcción de un cuerpo místico de Cristo vivo en el tiempo y en el mundo,</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El enemigo supuso que llevamos la cristiandad como ropaje; ahora comprende que no puede cambiar el color de la piel.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ieguishé </div>
<div style="text-align: justify;">
"Historia de Vartan y la guerra armenia"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La fe, según este autor del siglo V, como el color de la piel, es inseparable de la existencia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Las deportaciones y las masacres de los armenios en el Imperio Otomano entre los años 1915-1923 fueron un intento de aniquilar a la población armenia que vivía dentro de las fronteras del territorio turco, con el objeto de poner fin a una presencia armenia de tres mil años en la cartografía de la patria histórica armenia. Esta catástrofe conocida con el nombre de genocidio armenio, provoco un impacto en las emociones, sensibilidad y la vida cotidianas de los sobrevivientes. "Queremos una Armenia sin armenios", decían los dirigentes turcos en un documento archivado y hallado en la cancillería austríaca.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En esas existencias desgarradas el desastre es un evento que también tiene lugar en un lenguaje. En la representación que los propios armenios realizan, representación imposible o limitada. Ya que se topa con la presencia de lo ausente. La teoría freudiana utiliza la voz Vorstellung para hablar de a representación. Si Stellung hace alusión a la postura, la situación, el modo de poner el cuerpo; el Vor, delante, ante. Entonces, vorstellen: colocar delante, las apariciones escénicas, lo que se antepone al sujeto. (2)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La maldita desgarradura,</div>
<div style="text-align: justify;">
el abandono de la voz.</div>
<div style="text-align: justify;">
El mismo zumbido </div>
<div style="text-align: justify;">
de mezquitas viejas.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y otra vez el vacío </div>
<div style="text-align: justify;">
como reguero de cables</div>
<div style="text-align: justify;">
en la torsión del cuello.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sentada debajo de la mesa, espero. </div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando tu lengua </div>
<div style="text-align: justify;">
amasa besos en otra boca</div>
<div style="text-align: justify;">
todo el cuerpo se agacha, duele. </div>
<div style="text-align: justify;">
Ana arzoumanian</div>
<div style="text-align: justify;">
"Debajo de la piedra"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Presentaciones que son acomodadas, deformadas, condensadas, desplazadas. Sin embargo, el armenio de la diáspora siente un miedo tan feroz que elige el silencio, una ausencia de voz que es casi un ocultarse.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En esta locura,</div>
<div style="text-align: justify;">
he aprendido de la vital extrañeza</div>
<div style="text-align: justify;">
de percibirme fuera de la nada. Sin reconocer</div>
<div style="text-align: justify;">
mi imagen, mi rostro, mi mirada.</div>
<div style="text-align: justify;">
Agustín Tavitian</div>
<div style="text-align: justify;">
"Páginas del diario del poeta"</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
A diferencia del Holocausto, que tuvo un reconocimiento internacional y más tarde la creación de un estado con un poder político y económico autónomo, el genocidio armenio no tuvo el reconocimiento de la comunidad internacional. Situación que genera respuestas bien diversas en relación a la catástrofe. Con excepción de alguna poesía y ficción antes de 1960, la respuesta judía se concentraba en el periodismo y la memoria de sobrevivientes. Con el juicio a Eichman en 1961 la sociedad judía le pone palabras a la tragedia del Holocausto. Ya se observa en la poesía de Nelly Sachs el lazo poético entre la destrucción del judaísmo europeo y el renacimiento de lo nacional en el Estado de Israel. De manera tal que el sufrimiento extremo fue transformado en fuerza redentora.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El tema de renacimiento no es la respuesta armenia a la calamidad. La experiencia de la diáspora no pudo ser traducida en términos de esperanza. La literatura Holocausto trata con frecuencia el tropo de la vergüenza y la humillación, temas con que el imaginario armenio no se topa ya que la expresión de vergüenza y humillación son variaciones de la internalización de la catástrofe. Mientras que en la literatura Holocausto hay poca mención a la defensa armada, este tópico aparece frecuentemente en la respuesta armenia a la crisis.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Te acunó una madre enlutada, de suelta cabellera, y te volviste soldado de Armenia. Desde la cuna, tomaste el camino de la lucha.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nairi Zarian</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El cuerpo desaparecido, pero también el cuerpo fragmentado, mutilado. Las uñas eran clavadas en las frentes de los niños. Partes del cuerpo de gente viva eran cortadas, y luego quemadas. Algunos eran puestos en grandes pilas y quemados de la cintura para abajo, masacraban niños delante de sus padres, y a los padres delante de los hijos. (3)</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la colección de los archivos fotográficos de Karen Yeppe (Orient im bild), misionera danesa que ayudaba a recuperar niños y mujeres armenias de sus captores, se puede observar la relación entre identidad y marcas en el cuerpo, ya que a muchas mujeres raptadas e islamizadas se les tatuaba en la frente, el cuello, el mentón y las manos. El tatuaje actuaba como signo de la nueva pertenencia. Las familias musulmanas lo utilizaban con fines mágicos de fertilidad, fuerza o protección; pero en el caso de las mujeres cautivas se disponía, por otro lado, como dispositivos de identificación.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ser comida de los cuervos, es lo que cantan los versos en turco de los deportados:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En el camino de Der Zor me quedé seco</div>
<div style="text-align: justify;">
me convertí en comida de los cuervos </div>
<div style="text-align: justify;">
Oh, madre, oh madre.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La literatura armenia norteamericana va más allá, trata en un texto del año 2007, A nock at the door: a journey though of the armenian genocide, de Margaret Ajemian Ahnert el canibalismo en las víctimas: la protagonista de la novela., Ester, ve mujeres haciendo pedazos los cuerpos tirados en el camino, su hija le ruega: "Por favor, por favor, prométeme que no dejarás a nadie comer mi cuerpo con excepción de vos, mamita".</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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Notas</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
* Textos pertenecientes al libro del mismo nombre seleccionados por Mónica P. Blanco</div>
<div style="text-align: justify;">
1. BATTÁN HORENSTEIN, Ariela. "Del cuerpo de los sabios a las somatografías . En Identidad , representaciones del horror y derechos humanos; Barrionuevo, Battán Horenstein, Olmo, Scherman, compiladores; encuentro Grupo Editor, Córdoba, 2008.</div>
<div style="text-align: justify;">
2. KOOP, Guillermo, "Cuerpo, sueño y teoría". En: Cuadernos Sigmund Freud. Los límites de la interpretación, Editorial Altazor, Buenos Aires, 1978</div>
<div style="text-align: justify;">
3. Toumanian, "Works", Vol 6, Ereván, 1959; citado en Svazlian (Verjiné, The armenian genocide in the memoirs and turkish-language songs of the eye-wirness survivors), Ereván, 1999.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
ANA ARZOUMANIAN. Nació en Buenos Aires, en 1962. De formación, abogada. Fue profesora de Filosofía del Derecho en la Universidad del Salvador, Facultad de Ciencias Jurídicas de Buenos Aires. Realizó un postgrado en psicoanálisis en la Escuela de Orientación Lacaniana de Buenos Aires.</div>
<div style="text-align: justify;">
Publicó los libros de poesía: Labios (1993), Debajo de la piedra (1998), El ahogadero (2002), Cuando todo acabe todo acabará (2008), libro que obtuvo el apoyo del Fondo Metropolitano de las Artes y las ciencias del Ministrio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires; la novela La mujer de ellos (2001); y los relatos La granada (2003), Mía (2004), Juana l (2006). Participó del Segundo Encuentro Internacional, Análisis de Prácticas Sociales Genocidas, Universidad Nacional Tres de Febrero, 2007, presentando el trabajo El otro cuerpo de la lengua: la poesía como resistencia a prácticas genocidas. Tradujo del francés el libro Sade y la escritura de la orgía (Poder y parodia en "Historia de Juliette") de Lucienne Frappier Mazur (2006) y del inglés Lo largo y lo corto del verso Holocausto, de Susan Gubar (2007). Ha realizado un curso bilingüe hebreo-castellano sobre La Torá dictado por Diana Sperling. Ha sido becada por la Escuela Internacional para el estudio del Holocausto Yad Vashem para realizar el seminario Memoria de la Shoá y los dilemas de su transmisión, Jerusalem, 2008. Ha sido invitada por el Centro Rey Juan Carlos l de la Universidad de Nueva York a la lectura de poesía en su Poetry Series (2009). Profesora invitada a las clases de Escritura Creativa en Español en la Universidad de Nueva York.</div>
<div style="text-align: justify;">
Rued aun documental en Argentina y Armenia bajo la dirección de Ignacio Dimattia sobre genocidio armenio, diáspora e identidades múltiples con un subsidio otorgado por el Instituto Nacional de Cinematografía (2010).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-47710024997211914022013-05-26T07:53:00.000-03:002020-05-23T01:08:42.969-03:00Miguel Ángel Morelli<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhczPQY0z-hfep18z9qEYj-anS45qxes1Kbf96qm_q3TkkiFju1S8efUMXOh4gNVOA5Le-m4SPeSTxn2k5z1U2pDQSAU_51BoS6grKPgGtski_nsb3wiFlgrqMbU6vVNqw2K1eMuyPvsFs/s1600/Morelli_461x261.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhczPQY0z-hfep18z9qEYj-anS45qxes1Kbf96qm_q3TkkiFju1S8efUMXOh4gNVOA5Le-m4SPeSTxn2k5z1U2pDQSAU_51BoS6grKPgGtski_nsb3wiFlgrqMbU6vVNqw2K1eMuyPvsFs/s320/Morelli_461x261.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;">Miguel Ángel Morelli</span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: x-large;"><b>Humanos casi humanos</b></span></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
<b>1</b><br />
muerte de mi padre.<br />
no sé, pero siento que lo lloraré en otra ocasión.<br />
estoy tan ausente de mí mismo,<br />
que ni siquiera tengo fuerzas para la pesadumbre,<br />
y tan bajo, que no puedo elevarme a la altura<br />
de un recuerdo ni de un remordimiento.<br />
emil cioran<br />
<br />
humano | casi humano debe ser el poema que te nombre <br />
la palabra que evoque tu recuerdo | el silencio que lo envuelva<br />
<br />
humano el pensamiento que indague en el vacío<br />
hasta que llegue la hora del reencuentro<br />
<br />
fuego contra fuego | sólo el tiempo desteje las heridas <br />
y nos pone cara a cara con los muertos<br />
<br />
<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
<br />
2<br />
<br />
hoy no es como otras lluvias<br />
hoy llueve por vez primera<br />
sobre el mármol de su tumba<br />
hugo mujica<br />
<br />
llueve sobre el mundo | sobre todas las cosas del mundo<br />
y mientras miro cómo las gotas se balancean en el techo<br />
tiemblan | y finalmente <br />
acaban hundidas contra las baldosas del patio<br />
me pregunto<br />
cómo hay que hacer para sobrevivir a la tormenta |<br />
de qué manera escapar de la tristeza <br />
de estas ganas enormes de correr hacia abajo<br />
para ser agua en el agua | lluvia en la lluvia<br />
<br />
a marta c.<br />
<br />
3<br />
<br />
cuando murió mi padre yo estaba lejos |<br />
tan lejos que todavía llevo en el pecho<br />
las marcas de esa ausencia<br />
<br />
cuando murió mi madre, en cambio, estaba a su lado<br />
sosteniéndole las manos |<br />
prometiéndole tardes que jamás llegarían<br />
<br />
sin embargo | ¿era mi sombra aquella sombra? <br />
¿eran mías aquellas manos?<br />
<br />
si cada recuerdo no es más que una reparación de la memoria<br />
a lo mejor durante aquella madrugada de setiembre<br />
yo haya estado | al lado de mi padre | todavíaAnalecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-88465697688288156452013-05-26T06:01:00.000-03:002020-05-23T23:11:04.349-03:00Federico García Lorca | Jardines<div style="text-align: center;">
<span style="font-size: large;"><span style="font-size: small;"><b></b><b></b></span><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGwdqgSE-EQN8v8Fd2PywpdC7A0plzGaccBiogMTSh6ayK5rhWTw-mus2l4oW_UMDW4pgGYjShzRarIWbbthxogh4dBq4ih62PXTTi1MS55j3qtOhSOIjHZa85ql6eVVO2SMGNjDmF9fE/s1600/alfredo-bufano+461x261.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="376" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGwdqgSE-EQN8v8Fd2PywpdC7A0plzGaccBiogMTSh6ayK5rhWTw-mus2l4oW_UMDW4pgGYjShzRarIWbbthxogh4dBq4ih62PXTTi1MS55j3qtOhSOIjHZa85ql6eVVO2SMGNjDmF9fE/s640/alfredo-bufano+461x261.jpg" width="640" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<br />
<a name='more'></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Jardines es un capítulo extraído de Impresiones y Paisajes, la obra escrita en prosa lírica por un joven Federico García Lorca de 20 años. El libro es una colección de capítulos en prosa lírica inspirados en cuatro viajes realizados por el poeta y dramaturgo granadino entre 1916 y 1919, por tierras de Castilla, León y Galicia junto algunos de sus compañeros de la Universidad de Granada y su profesor Martín Domínguez Berrueta, quien le animó a escribir el libro. El conjunto de capítulo de Impresiones y Paisajes son eso mismo, anotaciones de impresiones de viaje y descripciones de los paisajes visitados por el poeta. Los textos se publican parcialmente en esos años en algunos periódicos y revistas de provincia. La edición en libro se publicó en 1918 por la Imprenta de Paulino Ventura Traveset, con cubierta del pintor Ismael Gómez de la Serna y se la dedica el poeta a su primer profesor de música, Don Antonio Segura Mesa. La obra fue publicada en abril de 1918 a expensas del padre del poeta, quien quemó la mayoría de los ejemplares decepcionado por su fracaso de ventas. Casi ningún ejemplar de esta primera edición de la obra de García Lorca ha sobrevivido, se conservan solo cuatro copias en instituciones, una en España y tres en Estados Unidos. Como nota curiosa, señalemos que uno de los pocos ejemplares que se salvaron de la destrucción, fue subastado recientemente en Bonhams de Londres por 7 mil 500 libras. Impresiones y Paisajes es un libro plenamente juvenil, que García Lorca siempre consideró ajeno al resto de su producción literaria. Siguiendo este criterio, Guillermo de Torre no lo incluyó en las Obras Completas del poeta para la Editorial Losada hasta fechas muy tardías.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<b>La Redacción</b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: right;">
<b><i>A Paquito Soriano. Espíritu exótico y admirable.</i></b></div>
<div style="text-align: justify;">
<b></b><i></i><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Son muy vagos los recuerdos de los jardines... Al pasar sus umbrías la melancolía nos invade... Todas las melancolías tienen esencia de jardín... La hora del crepúsculo, hace palpitar a los jardines con temblores de matices tenues que tienen toda la gama del color triste... Tras las marañas oscuras de la yedra, revive el espíritu de la mujer que nos persigue..., y entre la plata melosa de la fuente y la intranquilidad constante de las hojas pone nuestra fantasía las visiones espirituales de nuestro mundo interior que hace brotar la maga sugestión del ambiente. Parece que los jardines se hicieron para servir de relicario a todas las escenas románticas que pasaran por la tierra. Un jardín es algo superior, es un cúmulo de almas, silencios y colores, que esperan a los corazones místicos para hacerlos llorar. Un jardín es una copa inmensa de mil esencias religiosas. Un jardín es algo que abraza amoroso y un ánfora tranquila de melancolías. Un jardín es un sagrario de pasiones, y una grandiosa catedral para bellísimos pecados. En ellos se esconden la mansedumbre, el amor, y la vaguedad del no saber qué hacer... </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Cuando adquieren las alfombras húmedas del musgo, y por sus calles no avanzan sombras de vida, los habitan las sabias serpientes bailarinas de las danzas orientales que andan voluptuosas por los macizos abandonados. ¡Cuando pasa el Otoño sobre ellos tienen un gran llanto desconocido!... ¡Jardines de tísicos que se morían de lejanías brumosas en los poemas de antiguos poetas fracasados!... Los otros jardines, los del amor galante, llenos de estatuas mórbidas, de espumas, de cisnes, de flores azules, de lujurias escondidas, de estanques con lotos rosa y verde, de cigüeñas perezosas y de visiones desnudas, encierran toda una vida de pasión y abandono al destino... ¡Jardines para el olvido, y para las almas sensuales!... y los que son un bloque verde con secretos negruzcos en donde las arañas tendieron sus palacios de ilusión..., con una fuente rota que se desangra lentamente por la seda podrida de las algas..... ¡Jardines para idilios de monjas enclaustradas con algún estudiante o chalán caminero! ¡Jardines para el recuerdo doloroso de algún amor desvanecido! </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todas las figuras espirituales que pasan por el jardín solitario, lo hacen pausadamente como si celebraran algún rito divino sin darse cuenta..., y si lo cruzan en el crepúsculo o en la luna, se funden con su alma. Las grandes meditaciones, las que dieron algo de bien y verdad, pasaron por el jardín. Las grandes figuras románticas eran jardín... La música es un jardín al plenilunio. Las vidas espirituales son efluvios de jardín. ¡El sueño! ¿Qué es sino nuestro jardín?... </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la vida que arrastramos de atareamiento y preocupaciones extrañas, pocos son los que se espantan de pena y delicadeza ante un jardín..., y los pocos que nacieron para el jardín son arrastrados por el huracán de la multitud. Van pasando los románticos que suspiran por la elegancia infinita de los cisnes... En los crepúsculos están solos los jardines. El sudario gris y rosado de la tarde los cubre, y contados son los que escuchan su canción. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
I</div>
<div style="text-align: justify;">
Jardín conventual</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
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<br /></div>
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Está mudo y silencioso. Todos los colores son tímidos y castos. Entre las malezas descuidadas nacen margaritas menudas y flores silvestres... En las veredas que ha mucho tiempo nadie cruzó, las arañas tendieron sus hilos plateados... Algunas veces se levanta el suelo cubierto de manchas verdes, de musgos, y humedades semejando el lomo de algún gigante reptil... La fuente está rota y seca. En una esquina, entre hierbas oscuras y girasoles marchitos, mana el agua pausadamente, escurriéndose por el yerbazal hasta perderse al pie de los árboles. Este jardín retrata la gran tristeza del convento. </div>
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Por las galerías achatadas y pobres pasan las monjas con sus pardos sayales... Sólo hay un rosal en todo el recinto, que cuida una novicia que todavía no ha tenido tiempo de entristecerse... Está en una recacha del claustro, junto a un laurel. Sus rosas adornan la Virgen ingenua durante el mes de Mayo. </div>
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Hace tanto frío en el jardín que todo se seca... </div>
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Tiene calmas hermosas y eternas al ruido de los rezos gangosos y aflautados y al sonar del maravilloso órgano... El convento no tiene campanas... Es siempre otoño en este jardín. Las alegrías vibrantes de la primavera, y la fastuosidad brillante del verano, no entran en él. </div>
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La umbría fuente que le anima y el cielo de piedra que le abruma, hacen que el jardín esté siempre en la tristeza amarga del otoño. Si hay un color es un verde apagado, si hay flores son amarillas o ligeramente azules... No hay ventanas en el claustro... El jardín ve todas las procesiones de las religiosas. No hay tampoco ciprés. Las ramas del laurel penetran retorciéndose, por una ventana. Entre la hierba y cerca de donde mana el agua, se pudre la cándida escultura de un santo padre de la Iglesia, que las monjas arrumbaron por inservible. Dominando al jardín surge en los aires la monstruosa torre de la Catedral de la ciudad, que guarda y mira al convento. Unas enredaderas fuertes están bordando caprichosamente en las paredes del patio... Por la fría desnudez de los claustros pasa una monja sonando una campanilla. </div>
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II</div>
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Huertos de las iglesias ruinosas</div>
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A la salida de las sacristías húmedas donde hay altares derrumbados, cómodas negras, y espejos borrosos están los huertos humildes y desaliñados. </div>
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Casi siempre son cementerios antiguos cubiertos de hierba, en los cuales algún ama de cura plantó rosales y enredaderas. Son húmedos a pesar de tener sol. En los rincones viven reptiles. Por un ventanal roto de la iglesia, llega el vaho religioso del incienso. Nadie los cuida, y si los cuidara, la maldición antigua los llenaría de ortigas, de cicuta, de hongos, y de otras plantas venenosas... Todos ellos son grandes, con las paredes de piedras oscuras, por las que trepan rosales de té, madreselvas y enredaderas de yedra... Tienen bancos de capiteles medio enterrados, y sombrajes de arcos cubiertos de espigas y amapolas. </div>
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Una fuente rota medio enterrada en las yerbas canta alguna vez, cuando hay exceso de agua en la ciudad. Están llenos de higueras, de manzanilla, de hinojos, de dompedros. </div>
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En algunos hay lápidas funerales con nombres borrados arrinconadas en algún sitio maloliente; en otros hay palomas de toca que cuidan los hijos del sacristán, y perros encadenados que quieren morder; en los más hay charcos de humedad y tapiales con guirnaldas de boca de león. </div>
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En los laureles hay hilos de plata casi invisibles, chorreones de agua incrustada..., y en las esquinas que nadie pisó, hay rosales blancos a medio secar. </div>
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En estos lugares de abatimiento, suele haber entre las tramas verdes de enredaderas, portadas antiguas, hoy tapiadas, que tienen en hornacinas deshechas, santos carcomidos que llevan sudarios de musgo, penachos de yerbas, y que bendicen rígidamente con una mano crispada. </div>
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Algunos de estos huertos perdieron su carácter grave al cubrir sus paredes con enredaderas..., pero en otros que están completamente desnudos..., se ven dibujadas en las paredes las arquerías de los nichos, y alguna cruz de hierro enmohecida por los años, que se retrepa lánguidamente en las yerbas de los suelos. </div>
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Otros, de las iglesias de los arrabales, se abren a los campos vibrantes de color... En muchos, las yedras y los rosales se asoman ansiosos por las tapias, y caen después dulcemente... Entre las piedras se abrazan los beleños, las rudas, las adormideras, los lirios, las espigas del diablo... </div>
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Algunas veces la tierra eleva su desnudez de flores, para piedra con dibujos raros, quizá algún trozo de friso desaparecido, que se derrite plácidamente al sol...., y así todos... Raros serán los que tengan rosas frescas y lozanas, y fuentes limpias con peces de colores. </div>
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III</div>
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Jardín romántico</div>
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Se están perdiendo los jardines españoles. El parque inglés recortado y simétrico los suple... Sólo de vez en cuando, al pasear por un camino desierto que conduce a sitios humildes, nos encontramos uno de estos jardines desiertos y umbrosos. </div>
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Toda el alma romántica y galante del siglo dieciocho latente por las avenidas. El jardín quiere a la dama pálida y al caballero poeta. Jardines crepúsculos de aquella edad sentimental y dramática. Jardines nebulosos que tanto hacen sufrir a ese gran poeta de niebla que se llama Juan Ramón Jiménez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . </div>
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Estaba solo el jardín. Entre las olas verdes de los arrayanes descuidados, levantaban sus varas florecidas las malvarrosas rosas y blancas. En el centro del jardín se alzaba la cúpula verde de la glorieta cubierta con un rosal de té. En su interior una mesa de piedra negra está llena de hojas secas. Los bancos están hundidos en el suelo mojado, y una cascada de yedras quiere taparlos... Más allá y sobre su pedestal deshecho una estatua borrosa de Cupido lanza eternamente su flecha fatal, de la cual penden enredaderas y telarañas... En las esquinas del jardín están las fuentes. Son pequeñas y elegantes, con las tazas verdinegras por las que chorrean las algas como cabelleras de medusas ahogadas en el agua verde y podrida... Casi no se ven entre los arrayanes, que al no ser cuidados tomaron bríos salvajes... No suena nunca el agua en el jardín..., sólo en las noches las acequias de los campos cantan a lo lejos. No tiene pájaros el jardín, sólo algún búho legendario se ríe cuando no hay luna, sobre un limonero entre sombras. </div>
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En un rincón, junto a una fuente, se deshace una estatua de Apolo, que aterida de frío se tapa entre los rosales... </div>
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Hay un verdadero bosque de cipreses. Diríase a lo lejos que era aquello un cementerio viejo... Entre los macizos, entre las retamas de las gallumbas, en las avenidas cortas y tristes, los cipreses elevan sus tragedias melódicas... Hasta la lírica leyenda del ruiseñor perdió el jardín. ¡Hace tanto frío y hay tanta tristeza en el ambiente!... Luego la casa, porque el jardín tiene una casona al lado. ¡Qué pena tan intensa la fachada sin los cristales en los balcones para que el poeta los pueda cantar en los crepúsculos, cuando son espejos de rosas y granas! ¡Qué amargura la casona deshabitada con un jardín raro sobre el tejado! </div>
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En una esquina de la casa está el balcón de siempre, el balcón que hace años no se abrió, el balcón que todavía lloran los poetas que han dado en llamar cursis... No se siente ya el clave. Es otra luna la que ilumina el jardín. </div>
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Nota el poeta un derrumbamiento interior. No hay manos blancas sobre el teclado, ni palomas que se posen en los hombros de la eterna ella, ni escalas pendiendo del balcón, ni tempestades de amor en el jardín... </div>
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El poeta pasa sus manos por la cabeza y ve que ha perdido la melena, extiende los brazos entristecido y observa que lleva puños de charol. </div>
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El ensueño del jardín se está borrando. Se caen de viejos los eucaliptos, las divinas mimbres lloronas se han secado..., sólo los cipreses que son románticos testarudos guardan la virginidad antigua del jardín. En los tapiales se abren grandes rejas voladas que dan al camino. Las flores silvestres se mezclan entre los floripones distinguidos y aristocráticos. </div>
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Pronto desaparecerá el jardín. Hay que borrar las obras de los otros siglos... Es triste... Pero la fiesta galante cesó. Las carrozas frías de la muerte se llevaron a los caballeros y a las damas antiguas al otro reinado..., el estanque se cegó y los cisnes se los comieron fritos un día de hambre los sucesores de aquellas familias maravillosas. Son otros cisnes los de hoy... La barca de plata que surcaba el lago fantástico se hundió llevando a bordo una fiesta blanca de enamorados tímidos. Los pastores se convirtieron en bestias salvajes. La marquesa Eulalia cesó de reír. ¡Es irremediable! Primero desaparecieron las ninfas. Luego desaparecieron las marquesas y los abates, ahora quizá morirán los poetas ... </div>
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Las columnatas se deshicieron como se deshacen las glorietas y las estatuas junto a los rosales... La historia de la doncella raptada, que después se mete a monja en las Claras, se perdió para siempre . . . . . . . . . . . . . </div>
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En una avenida del jardín y entre aperos de labranza, juegan unos niñitos preciosos, harapientos, haciendo pedazos un librote enorme que tiene pintados caballeros y señoras dieciochescos..., una parodia del martirio de San Bartolomé Huguesco..., más allá la madre cansada y deshecha por el hambre, remendaba la ropa sentada al sol. Había silencio en el jardín ... </div>
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Por la puerta principal entraron dos jóvenes. Uno de ellos comenzó a gritar entusiasmado. ¡Aquello era hermoso!... Él se sentaría allí a soñar un rato..., pero el otro joven que llevaba en la mano un odioso libro de estadística, exclamó extrañado: "¡Pero, quieres no ser tonto! ¡No comprendes que este sitio es muy antihigiénico!... Vámonos"..., y se fueron... No tiene remedio, la fiesta pasó ya por aquí y no volverá más... Se murió el madrigal cuando nació el ferrocarril. Los suspiros amorosos por alguna estrofa apasionada, los lemas galantes en las botonaduras, las serenatas de laúd, se fueron con su siglo... Las sedas, los encajes, los jarrones, los camafeos, se hundieron para siempre. Sólo nos quedó vivo de la época el jardín..., que es el cementerio de todo aquello..., guardado por cipreses..., con fuentes que aún conservan agua de la época, con estatuas que se están borrando por no contemplarnos..., con casas que tienen balcones cerrados . . . . . . . . . . . . . . </div>
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Pasó otro romántico por la ventana y se quedó mudo de admiración. Entornó los ojos como ensoñando sobre el jardín..., pero en seguida se fue. Tenía que ir a la oficina... Los niños de la avenida seguían en su obra destructora..., y su madre cantaba amablemente... </div>
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"¿Es de ustedes este jardín?"..., y ellos respondieron: "No señor, es de la señora marquesa..., pero como es tan buena nos lo ha dado para que plantemos una huerta". "¡Qué infamia! ¡Qué lástima de jardín!"..., exclamé yo..., "¡Cómo se ve, me dijo la madre, que usted está bien comido! ¡Si viera usted lo poco que ganamos!..., ya así, convirtiendo este jardín en huerta, venderemos lechugas y coles en la ciudad, y podrán comer algo más mis hijos"... Los niños, escuálidos, seguían su tarea..., la madre suspiró: "¡Qué ganas tengo que no se estile comer!"..., "¿Sabe usted lo que le digo? hablé yo, que está muy bien desaparecido el jardín"... </div>
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...Es irremediable, la fiesta pasó... Verlaine llora y Eduardo Dubus está sonando su violín negro... Pronto el arado estará en las maravillas umbrosas del jardín... Es irremediable. </div>
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IV</div>
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Jardín muerto</div>
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Cae lluviosa la mañana sobre el jardín... Al final de una cuesta fangosa y junto a una cruz verde y negra por la humedad, está la puerta de madera carcomida, que da entrada al recinto abandonado. Más allá hay un puente de piedra gris, y en la distancia brumosa una montaña nevada. En el fondo del valle y entre peñas, corre el río manso tarareando su vieja canción. </div>
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En una covacha que hay junto a la puerta, dos viejos con capas rotas se calientan a la lumbre de unos tizones mal encendidos... El interior del recinto es angustioso y desolado. La lluvia acentúa más esta impresión. Se resbala con facilidad. En el suelo hay grandes troncos muertos... Las paredes altas y amarillentas están cruzadas de grietas enormes, por las que salen las lagartijas, que pasean formando con sus cuerpos arabescos indescifrables. En el fondo hay un resto de claustro con yedra y flores secas, con las columnas inclinadas. En las rendijas de las piedras desmoronadas hay flores amarillas llenas de gotas de lluvia; en los suelos hay charcos de humedad entre las hierbas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . </div>
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No quedan más que las altas paredes donde hubo claustros soberbios que vieron procesiones con custodias de oro entre la magnífica seriedad de los tapices... </div>
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Una columna se derrumbó sobre la fuente, y al celebrar sus bodas de piedra el musgo amoroso los cubrió con sus finos mantos. Por los huecos de un capitel yacente asoman hierbas menudas de verde luminoso. </div>
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Las plantas se abrazan unas con otras, la yedra cubre a las viejas columnas que aún se tienen en pie, el agua que rebosa de la fuente, lame al suelo de piedra que hay a su alrededor y después se entrega a la tierra que se la bebe con asco... La restante se pierde por un agujero negro que se la bebe con avidez. </div>
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Hay cortinas recias de telarañas, los helechos cubren los bancos de piedra... Se oye un continuo gotear..., es el agua que llora las tristezas de nuestro jardín. Nada hay nuevo en el recinto..., hasta el agua es siempre la misma..., penetra por el suelo y vuelve a salir por el mascarón de la fuente. </div>
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No se puede andar porque las plantas trepadoras se enredan en los pies..., parece como si el genio oculto del jardín, quisiera retener algo vivo entre tanta desolación y muerte... Detrás del resto de claustro hay un panteón. Han desaparecido los sepulcros..., sólo entre penumbra y telarañas unas letras borrosas hablan una inscripción en latín... No se distinguen más que dos palabras, una que dice Requiescit y otra Mortuos... </div>
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La lluvia arrecia y cae sobre el jardín produciendo ruido sordo y apagado... Unas hojas grandes se estremecen suavemente y entre ellas asoma su cabeza aplastada un gran lagarto..., que sale corriendo a esconderse entre unas piedras. Deja el rabo fuera y después se introduce del todo... Las hierbas que el peso del lagarto inclinó, vuelven perezosamente a ocupar su primitiva posición... Con el aire todas las flores amarillas tiemblan y se sacuden del agua que tienen entre sus pétalos... Hay caracoles pegados en los muros... El tiempo fue despiadado con este jardín; secó sus rosales y cinamomos y en cambio dio vida a plantas traidoras y malolientes . . . . . . . </div>
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No cesa la lluvia de caer. </div>
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V</div>
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Jardines de las estaciones</div>
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Son raros y pobres. Tienen acacias y están cercados de empalizadas negras... Quieren ser estos jardines sitios de reposo agradable y de quietud..., ¡pero cuántas miradas inquietas y nerviosas se posaron sobre ellos!... Siempre el jardín ha sido un lugar de melancolía reposada. El eterno silencio de los jardines que cantan los poetas..., pero un jardín de estación es un estío de inquietud. Pasan muy rápidos por nuestros ojos y nosotros siquiera los miramos... Cuando se viaja se tiene puesta la imaginación en un sitio muy lejos y no nos llaman la atención. Todas las plantas están mustias. Los bojes recortan los macizos, de donde salen enredaderas de campanillas que trepan por la pared... El verde general del jardín tiene un marcado matiz negruzco... El humo fue dando sus tonalidades sombrías a los ramajes. En algunos hay un parral raquítico sostenido por alambres. </div>
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Al lado está la cantina. Todos los restos alcohólicos de ella se vuelcan en el jardín. Estas flores están regadas con vino maloliente. </div>
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Pasan los trenes rápidos y el jardín que sueña con una soledad de sonidos agradables oye los silbatos potentes de las locomotoras, el resoplar solemne del vapor y el chirriar de cadenas y ruedas. Estas flores y estas acacias, no están en el ambiente que sueña su forma. </div>
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El jardín ve pasar muchos ojos parados y soñadores que lo contemplan inconscientemente. Se mueven las plantas dulcemente con las ráfagas fuertes de las locomotoras. </div>
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Por las noches unos faroles de luz amarillenta perdida, los alumbran fúnebremente. </div>
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Uno de estos jardinillos humildes y encarbonados tenía un rosal de té. Era casi un milagro de elegancia floral aquella planta en medio de la desolación que la rodeaba..., pero las rosas delicadísimas al abrir la maravilla topacio de su color, el carbón y los humos las envolvían, poniéndoles negros disfraces. </div>
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Sin embargo, se notaba que aquello era un rosal de té... Pero un día al pasar por la estación, estaba el rosal transformado. Unas manchas negras horribles, cubrían las flores delicadas y olorosas..., era que la cantinera había volcado sobre el rosal los restos de haber hecho café... Una niña me preguntó sorprendida: "¿Qué flores son aquéllas?"..., y yo le contesté tristemente: "¡Rosas! Hija mía, ¡rosas!"... Después el tren se puso en marcha.</div>
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[*] «Jardínes» está tomado de la primera edición del libro Impresiones y Paisajes publicado por la Imprenta de Paulino Ventura Traveset, [Granada: 1918].</div>
Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-8888432536196398592013-05-26T05:58:00.002-03:002013-05-27T02:45:01.502-03:00La Identidad Nacional en la Literatura Argentina<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMb8ZRQfS_4NChqM3h5vBUPOmTBDdEeACtX7lPdgXVG6ht9CaO_YZI8Bj3nGkGsKEOwF1OIlhP7Xb1zUYeFqwMnsYxBg8WmCSH0wc7SJQkS2Lbef80b9t9LWOIQGVbwoEueqvJyCFA8OQ/s1600/Dolores+Etchecopar+1_461x261.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhMb8ZRQfS_4NChqM3h5vBUPOmTBDdEeACtX7lPdgXVG6ht9CaO_YZI8Bj3nGkGsKEOwF1OIlhP7Xb1zUYeFqwMnsYxBg8WmCSH0wc7SJQkS2Lbef80b9t9LWOIQGVbwoEueqvJyCFA8OQ/s320/Dolores+Etchecopar+1_461x261.jpg" width="320" /></a></div>
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<b><span style="font-size: x-large;"><br /></span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-large;">Graciela Maturo</span></b><br />
<b><span style="font-size: x-small;">Universidad Nacional de Cuyo</span></b></div>
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Plantear el tema de la identidad nacional en tiempos de la globalización tecno-económica del mundo puede parecer un tema inconducente, impertinente o cuando menos anacrónico. Sin embargo, me atrevería a decir que es el tema por excelencia que se insinúa como debate impostergable para la nueva etapa iniciada, desde los últimos años, y acentuadamente a partir del año 2001. Se hace evidente a todo pensador o simple observador de la realidad que vivimos, que la mundialización de la economía puesta en marcha gracias al triunfo de la revolución tecnológica se halla lejos de resolver los problemas de toda la humanidad, y aún más de satisfacer necesidades inherentes al auténtico destino humano que han venido perfilando las culturas en un largo devenir. El tiempo del auge comunicacional es también el tiempo en que distintos pueblos de la tierra, naciones relegadas en el desarrollo material, o pequeñas comunidades sumidas en los estados nacionales reclaman su legítima idiosincrasia y su real aporte a un universalismo auténtico y deseable.</div>
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<a name='more'></a><br />
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Cuando hablamos de identidad no hablamos por cierto de un patrón cerrado e inflexible, sino de un ethos que se va construyendo y afianzando por gestos y definiciones de la propia comunidad, Ella se auto reconoce en un proceso de maduración en el cual le es dado identificarse con modelos culturales de su propia historia, conductas emergentes de sus movimientos políticos, definiciones éticas y estéticas que se expresan en el arte, la creación literaria, la filosofía. Todo ello sin privilegiar lo intelectual ilustrado sobre lo popular de lo cual se nutre, como ocurre en las naciones latinoamericanas por herencia de los pueblos que la han conformado.</div>
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La Argentina es en apariencia el país más occidentalizado de la América Latina. Aquel que cuenta con un mayor porcentaje de raza blanca y con mayor cuota de inmigración proporcional a su población. Ello puede conducir erróneamente a pensar que carecemos de un perfil propio, y somos meramente un conglomerado de individuos que buscan una convivencia armónica dentro de las leyes de un estado pluralista.</div>
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Sin embargo el examen de las manifestaciones concretas de la historia y la cultura muestra la persistencia de un ethos nacional que no puede ser separado del ethos latinoamericano, o con más precisión hispanoamericano, que vertebra a un grupo de naciones en la Patria Grande: América Latina. En el proceso del dramático encuentro de pueblos y visiones del mundo que sella el ingreso de América en la historia universal, se viene moldeando una modalidad cultural nueva, que remite a una doble fuente autóctona e hispánica, oriental y occidental. Ello justifica las distintas teorizaciones sobre América como lugar de confluencia cultural de la humanidad. No se trata de una suma de rasgos heterogéneos, sino de la fusión particular, dada en un tiempo espacio propio, de viejos legados que se reformulan en una modalidad que emerge en la expresión literaria y puede ser abarcada por las denominaciones de humanismo, barroco, criollismo, americanismo.</div>
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Aún en los momentos de más fuerte antihispanismo ha sido imposible omitir en nuestros pueblos la impronta hispánica, de plural raíz greco-judeo-latina, árabe y celta; tampoco es fácil negar, aún desde los asentamientos inmigratorios modernos, la pervivencia de la raíz autóctona, religiosa y virginal, que se presentó como modelo de vida para muchos de los conquistadores.</div>
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De la cultura indígena ha prevalecido la religiosidad y el amor a la naturaleza, que emergen en la expresión latinoamericana como su rasgo más constante. De la España dominadora nos ha quedado el personalismo, y la herencia humanista que representó en Europa lo marginal y heterodoxo. Tal humanismo, perseguido por la Inquisición, es causa de la temprana valorización del indígena que se opera desde Montesinos hasta el Inca, con consecuencias crecientes sobre la Europa expansiva de la modernidad.</div>
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El sustrato mestizo no sólo fue la base de la población del continente sino que sigue siendo, aún en las naciones de predominio blanco como la nuestra, o en las de predominio indígena, como Nicaragua, México y el Ecuador, el eje sobre el cual se va definiendo la cultura en sucesivos reconocimientos y manifestaciones. Tal el proceso de una identidad móvil y en crecimiento sobre sus constantes profundas. Se ha conformado un ethos criollo, distinto del ethos indígena por su capacidad de admitir sucesivas alterizaciones, y distinto también del ethos español por su peculiar mestización eco cultural. Pero, cabe admitirlo, esta nueva instancia de la cultura universal se hizo posible por la presencia de un humanismo activo que llevaba en sí el germen de la conjugación de los opuestos.</div>
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Surgía una nueva identidad histórica y cultural; se constituía un sujeto nuevo que en sucesivas y dramáticas instancias habría de desarrollar una cultura de matices originales y creciente autoconciencia. Para ceñirnos a nuestro tema, es importante recordar que la literatura misma, además de perfilarse como un emergente histórico, practica a su turno una historificación, especialmente cuando surge como lectura y recreación de obras anteriores, como es típico de la literatura moderna. Ha sido el escritor quien ha encabezado ese movimiento de re-historificación y apreciación global de nuestras letras. Es el reconocimiento del pasado, reconocimiento siempre activo y reinterpretativo, el que permite desplegar una memoria histórica y afirmar una cierta identidad , que desde luego no es estática sino expansiva y proyectiva, como trataremos de fundamentarlo a continuación. Y es especialmente nuestro siglo, a partir de ese movimiento literario ambiguamente llamado modernismo, el que despliega una conciencia historificante que viene mostrando instancias de simbolización, teorización filosófica e implementación crítica asentadas en el reconocimiento de la identidad cultural latinoamericana.</div>
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Este proceso ha determinado la reconsideración de momentos anteriores que ostentan asimismo la marca de esa preocupación histórica y reinterpretativa, integrando una historia de la teoría americanista. Las obras de Darío, Lugones, Larreta, Rivera, Gallegos, Güiraldes, Uslar Pietri, Asturias, Carpentier, por agrupar algunos nombres que abarcan las primeras décadas de este siglo o despuntan en ellas, adquieren fuerza historificante y valor de afirmación cultural que induce a nuestro siglo a una progresiva y cada vez más amplia reconsideración del corpus total de la expresión americana, cuyo examen confluye en una reflexión filosófica sobre los aspectos originales de nuestra vida, modo de ser en el mundo y particularismo ético.</div>
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En los ensayos de Mariátegui, Henríquez, Ureña, Picón Salas, Arciniegas, Vasconcelos, Ricardo Rojas, Pablo Rojas Paz, Mallea, Borges, Marechal, Arturo Jauretche, Scalabrini Ortíz, Martínez Estrada, Sábato, Murena, Canal Feijoo, se hallan los gérmenes de una filosofía latinoamericana que sería desplegada en forma más sistemática por Taborda, Astrada, Rodolfo Kusch, Manuel Gonzalo Casas, Ernesto Mayz Vallenilla, Leopoldo Zea, Mario Casalla, Danilo Cruz Vélez,</div>
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por dar algunos nombres dentro de un campo singularmente activo que permanentemente se enriquece con nuevos aportes.</div>
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La búsqueda de una identidad se convierte pues en afirmación consciente de una cultura que se auto reconoce y despliega sus propias categorías epistemológicas, hermenéuticas, históricas, críticas.</div>
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Tres grandes campos se ofrecen como reserva a la reflexión del intérprete: la historia, la cultura en la pluralidad de sus manifestaciones vivientes, las artes. Desde luego que éstas pertenecen a lo histórico y a lo cultural, pero accedemos a darles un estatuto independiente por los factores específicos que operan en su constitución. Estos campos se revelan totalmente interconectados, si se tiene en cuenta que accedemos a una visión histórica del pasado a través -en gran medida- de textos que a su vez se revelan como textos literarios, y se restituye, como lo creemos legítimo, la continuidad de lo literario con las expresiones gestuales, rituales y orales de la cultura. Ello hace que sea indispensable la implantación de enfoques interdisciplinarios que son englobados bajo una perspectiva filosófica, y no ya científica. La sincronía queda hermenéuticamente subordinada a la diacronía, dimensión que revela los ejes de sentido, las categorías culturales que refuerzan un perfil reconocible.</div>
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Es dentro de esta perspectiva que hemos querido plantear, así sea brevemente, el tema de la identidad nacional y americana, del ethos propio, y la legitimidad de su localización y reconocimiento de una tradición literaria.</div>
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Identidad o ipseidad en la tradición nacional</div>
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El concepto de identidad merece ser adecuadamente profundizado, a fin de rescatarlo de estereotipos o concepciones reductivas. Toda identidad es identidad de un sujeto, sea éste personal o comunitario. El tema del sujeto, tan debatido hoy, es el que permite la vertebración unificante de la persona humana; se reconoce o se niega la existencia de esta dimensión a partir de diversas posiciones filosóficas.</div>
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Tal discusión se traslada a la existencia de los pueblos como entidades o sujetos de culturas diversas, que asimismo muestran poseer ciertos niveles comunes entre sí. Reconociendo la problematicidad de esta temática, hoy nuevamente planteada ante la formulación de una pretendida universalidad planetaria, nos inclinamos a compartir lo expresado por Paul Ricoeur cuando afirmaba: "He aquí lo asombroso: la humanidad no se ha constituido en único estilo cultural, sino que ha hechado raíces en figuras históricas coherentes, cerradas: las culturas" . Y son los valores, las imágenes básicas, los símbolos en fin, los núcleos ético-míticos, los que hacen reconocible a una cultura en relación con las demás.</div>
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Es decir que si bien aceptamos como horizonte humano la construcción de una historia universal, tal como la plantearon los filósofos románticos, alentamos la realización de esa etapa sobre la defensa de los particularismos culturales de todos los pueblos. Esto nos lleva reflexionar sobre el ser comunitario, sujeto de la cultura. Así en lo personal como en lo colectivo, se está ante la doble posibilidad de plantear, en un extremo el sujeto como idéntico a sí mismo en un sentido formal; sería lo siempre repetido e inamovible.</div>
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En el otro extremo, encontramos la tensión hacia una alteridad que llega a producir aniquilación del sujeto como "ilusión sustancialista”. Frente a tales extremos, Ricoeur recurre a un concepto elaborado por Jean Nabert, que es la ipseidad.</div>
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Reemplazando la identidad de lo mismo por la ipseidad del Sí mismo, se admite la noción del sujeto en crecimiento, que admite sucesivas alterizaciones parciales en el desenvolvimiento de su reconocible personalidad. Ese concepto de ipseidad es aplicable al sujeto comunitario. La "ipseidad comunitaria es el concepto del Sí-mismo instruido por la cultura”.</div>
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La comunidad construye su carácter en torno a ciertas pautas que emanan de sus núcleos míticos. Hay aceptación de lo fundante y a la vez desarrollo en libertad en un proceso que admite las negaciones, las confrontaciones. Sin embargo, la vitalidad de la cultura en torno a sus lineamientos éticos queda asegurada por una continua recreación de los principios.</div>
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Ello es propio del ethos americano.</div>
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Es innegable el papel de la tradición verbal y escritural en la conformación de una identidad comunitaria. Cuando el pueblo se reconoce en relatos, en historias que dan cuenta de su propio acontecer, en fábulas que expresan sus modos reales o posibles de conducta, se halla en condiciones de construir un carácter, de reconocer un destino común o la fragmentación de un proceso de autorreconocimiento.</div>
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Alejo Carpentier ha afirmado lúcidamente la riqueza original de la literatura latinoamericana, señalando que no se trata en absoluto de una literatura reflejo; por el contrario, en sus momentos de mayor fuerza expresiva y más plena conciencia de su historia y su cultura, se pone a la vanguardia del pensamiento universal, ofreciendo al mundo el perfil de una axiología que pone el acento en una preeminencia de lo ético religioso y su consecuencia en la esfera de la acción.</div>
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La literatura latinoamericana es histórica en un doble sentido. Como emergente de la conciencia evolutiva de nuestros pueblos, y como registro invalorable del acontecer mismo. La novela hispanoamericana y su antecedente innegable, las crónicas -nombre que suelen unificar a un variado material documental, testimonial e historiográfico cuyo carácter literario aparece hoy como indiscutible- otorgan legibilidad simbólica al acontecer americano convirtiéndolo en textualidad diegética, poética, crítica y filosófica.</div>
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Estamos pues abocados a la recreación y reconocimiento de una tradición de sentido, de una memoria histórica que ha sido codificada y revitalizada permanentemente en textos literarios a partir del impulso historificante de España, que introduce la escritura. Pero la pluralidad de nuestra tradición -o los anacronismos de nuestro espacio cultural propio- hacen que ésta discurra por carriles disímiles y entrecruzados: una cultura eminentemente oral, viva en las clases populares, y una cultura ilustrada, que se dinamiza en la relectura de lo escrito pero que apela continuamente al estrato viviente en busca de confrontaciones y redefiniciones que le otorgan legitimidad.</div>
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Con ritmos disímiles, ambas corrientes de nuestra tradición, la popular y la ilustrada, desenvuelven un aspecto de un ethos cultural que en términos amplios identifica a la comunidad de los pueblos hispanoamericanos, y en términos más estrictos permite el reconocimiento de las identidades nacionales. Pero tampoco ignoramos la problemática inherente a esta definición, dada la presencia de regiones culturales bien reconocibles que abarcan a dos o más naciones, o que incluyen parcialidades nacionales como el Noroeste argentino, por ejemplo, el Litoral, o Cuyo, más ligados en algunos aspectos a las naciones limítrofes que a otras parcialidades de su propio ámbito nacional. Por ello es necesario y legítimo ampliar el concepto de identidad nacional al más abarcador de identidad latinoamericana, reconociendo que estamos frente a una familia de pueblos con una historia y un acervo cultural comunes, y diferencias regionales o nacionales que no fragmentan totalmente aquella unidad, hoy planteada como el horizonte ineludible de una reintegración política.</div>
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Como principio hermenéutico recordamos que es en el seno de una tradición, de un corpus de sentido, donde los símbolos, textuales o no, son capaces de entregar plenamente su significación.</div>
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Mientras el crítico ideólogo, prejuiciado, lee los textos desde una hermenéutica de la sospecha, buscando hallar las marcas del pattern previamente trazado, el lector estético será capaz de</div>
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captar, fenomenológicamente, todos los aspectos de la expresión, en una recepción amplia y enriquecedora, que podrá ser completada a su turno por una hermenéutica textual, relacionante de distintos momentos de una tradición, y contextual, abierta a los datos de la historia misma. Ello deviene en la apreciación de un ethos individual y social en expansión y de un trabajo introspectivo y crítico característico de nuestra literatura.</div>
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Muchas de las obras literarias hispanoamericanas, escritas en forma de diario o de memoria, han acompañado una acción militante, prolongando así el carácter de las crónicas iniciales. Se escribe para registrar lo valioso de la experiencia; se escribe también para analizarla, para interpretar la propia vida. Muchos episodios históricos o biográficos se prestan a su amplificación o diversificación simbólica, cumpliéndose así un proceso básico de la literatura.</div>
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Tempranamente asoma, como signo del personalismo hispánico, la conciencia introspectiva, que ha sido el signo de la cultura occidental. Según Jauss, los géneros autobiográficos se revelan como la forma literaria genuina que acompaña el crecimiento de la individualidad, y que insume el paso de la cultura teocéntrica a la cultura antropocéntrica moderna, pasos verificables desde las Confesiones de San Agustín, como momento ligado aún a la teología, hasta las de Rousseau, que abren una fase nueva. Nos atreveríamos a sugerir que esta fase individualista extrema no tiene gran desarrollo en América Latina; por el contrario rige en ésta una tensión que podríamos denominar teándrica. Ella hace posible la mutua integración del español con la cultura indígena, la vivencia mítica que se pone de manifiesto en los distintos pasos de la especial modernidad americana. Una modernidad que es siempre pre o post-moderna. Así lo muestra ante nuestros ojos la extraordinaria literatura de este subcontinente.</div>
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Integrar el corpus total de las letras nacionales.</div>
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La crítica actual ha incorporado definitivamente a los textos liminares muchos de ellos considerados, antes, de carácter documental o histórico. El humanista Pedro de Angelis inició entre nosotros una tarea filológica al recopilar y ordenar los textos del pasado colonial. Este discípulo de Vico reunió, en los seis tomos de la Colección de obras y documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las Provincias del Río de la Plata, los textos de Ruy Díaz de Guzmán, de Ulrico Schmidl y la Relación histórica de la rebelión de Gabriel Tupac Amaru en las provincias del Perú en 1780. Un válido principio ordenador reunía textos del tronco común americano con otros circulantes en nuestra tierra y los provenientes de viajeros que escribieron sobre nuestras realidades.</div>
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La historiografía liberal tendió luego a separar el pasado hispánico, afirmando una autogeneración cultural por obra de la voluntad emancipatoria. Ello impidió -salvo etapas de restitución de aquellos nexos- que los argentinos tuvieran un fuerte sentido de su tradición cultural e histórica, como lo tienen otras naciones americanas. Las obras testimoniales e históricas se han manifestado con visibles matices literarios, incluyendo procesos de simbolización ficcional que son típicos de la literatura; por su parte las obras literarias adquieren carácter histórico y constituyen invalorables documentos del pasado. En esas obras se va revelando y configurando el ethos nacional, como afloramiento de una conciencia colectiva. Asoma allí la flexibilización del rigor hispánico, la marca del humanismo que equilibra la lealtad y libertad, la incorporación del apego indígena a la tierra, la adaptación a un nuevo medio, la progresiva aceptación del mestizaje, la incorporación del mito autóctono.</div>
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Se hace notable, como herencia del personalismo cristiano, la emergencia de un rumbo introspectivo y crítico fundado en los valores ético-religiosos. Una hermenéutica fenomenológica, aplicada con desprejuicio a la totalidad de los textos que conforman nuestra tradición, permite afirmar la existencia de constantes que perfilan a nuestros pueblo, dentro del común denominador ético-religioso de los pueblos latinoamericanos, como un pueblo menos dado a lo ingenuamente mágico o maravilloso, y más tendiente a elaborar los temas de la culpa y la conversión.</div>
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San Martín es un héroe de la renuncia y es asimismo una figura que encarna arquetípicamente a nuestro pueblo.</div>
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Leopoldo Marechal elabora literariamente esa figura en la Cantata que con música de Julio Perceval, fue estrenada en Mendoza en 1950. Pero más allá de la elaboración manifiesta, los héroes históricos y literarios ostentan una continuidad ética que permite hablar de identidad a pesar del cambio.</div>
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Las figuras que pueblan nuestro imaginario simbólico surgen de la historia y de la leyenda: son Belgrano y Juana Azurduy, Siripo y Lucía Miranda, Facundo y Martín Fierro. También Erdosain, Adán Buenosayres, Oliveira, aunque menos difundidos a nivel popular: o los héroes dramáticos, los héroes de la canción. Reconstruir ese imaginario nacional nos impone atender al pasado y al presente, a lo popular y lo ilustrado, a lo oficial y lo marginal de la cultura. Si la canción folklórica surge del sujeto pueblo tradicional, el tango aparece como fruto lírico y filosófico del hombre en soledad, del hombre ciudadano.</div>
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También deberemos fortalecer un concepto histórico de la literatura nacional, prestando renovada atención a las obras liminares. Martín del Barco Centenera fija la raíz del Reyno Argentino en España, pero también ve en España la raíz del indígena a través de Tubal, de quien descienden los hermanos tupí y guaraní. Los moldes míticos así como los literarios, son rebasados por la realidad de América que sustituye el heroísmo épico por una gesta cómica, insólita, sobrenatural donde hay más culpa que triunfos, más frustración que avance.</div>
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El Argentino Reyno se revela como un mundo no fácilmente ordenable. Por su parte el mestizo Ruy Díaz de Guzmán, que hecha a circular buena parte de nuestra leyenda, consigna las apariciones de San Blas y Santiago que originan las burlas de Azara y de Groussac, anota la existencia de amazonas y pigmeos, y calla la defensa de su mestizaje, la que es elaborada simbólicamente por los episodios novelescos de su obra. En todos estos escritos se va plasmando una modalidad moral menos rígida, menos formalista que la de España: una necesidad de problematizar lo unilateral, de tender puentes entre legalidades opuestas o alejadas.</div>
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Rasgo característico de la literatura nacional es la presencia del autor en su obra. Debe ser visto como un elemento ético, y como un signo de afirmación protagónica. Muchas de nuestras obras son declarada o veladamente autobiográficas, desde el barroco laberinto de Luis de Tejeda hasta el esbozo novelístico Las aventuras de Leartes redescubierto por el padre Grenon, o las crónicas de viajes de los siglos XVII Y XVIII. La investigación histórica nos ha devuelto la imagen del Comisionado Alonso Carrió, quien desplazado de su cargo por poderes de allende el océano, publica su crónica-alegato denunciando en ella los errores de los evangelizadores, la ineficacia de los lenguaraces y la resistencia del indígena, dando cuenta al mismo tiempo de su trabajo y observaciones de una dilatada región. Por esos mismos carriles transitan los relatos del chileno Luis de la Cruz, o más tarde de Olascoaga o Mansilla. La rigidez del concepto de frontera se diluye en ellos, transformándose en el concepto positivo de vida agreste y heroica, apta para la transformación del carácter y la ampliación del conocimiento.</div>
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En el siglo XIX la impostación paulatina o franca de una visible antítesis cultural, da pié al surgimiento de una literatura más madura, gestada en las confrontaciones históricas, propicia el comienzo de una introspección más profunda. El enfrentamiento del sujeto individual ilustrado con el sujeto popular, cuya cultura es designada como barbarie, recorre el siglo: Gaspar del Corro señaló certeramente el quiasmo simbólico de los héroes. Unos continúan el iluminismo europeo: son los héroes del progreso y la civilización que aparecen en los escritos de Mármol y Echeverría, atraídos por la sugestión del desierto, concepto éste típicamente rivadaviano que niega y condena lo autóctono, así como su representación característica, el caudillo. Otros son los héroes de la tierra, postergados, que luego habrán de adquirir protagonismo.</div>
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Pero la conciencia literaria no está destinada arraigar en la defensa del progreso, del iluminismo de la civilización. Por el contrario, aún en escritores ideológicamente adheridos al impulso fáustico, la tarea poética tiende a compensar el exceso restaurando la legalidad del vencido, del oprimido. Los valores se invierten en confrontaciones problemáticas, Sarmiento ve la naturaleza como el mal, la contemplación como incuria, la tradición como atraso. Sin embargo su pluma celebra con fuerza inusitada la imagen de la tierra, el perfil moral del bárbaro, el ethos de la tradición provinciana criolla al que se liga por su infancia y temperamento.</div>
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Mansilla, hombre de mundo, impregnado de la ideología liberal, es menos vehemente pero igualmente profundo en la recuperación de una visión amplia de la nación, que excede totalmente la tertulia de sus amigos porteños. Su "excursión" es una incursión, y también un acto de desenmascaramiento. El, tan amigo del teatro y los disfraces, llega en momentos límites a preguntarse ¿cuáles son los verdaderos caracteres de la barbarie? Y su respuesta está lejos de ser unívoca. El general problematiza el discurso oficial, invierte perspectivas y legalidades, reconociendo que el otro también tiene una cultura. Civilizar es invadir, también destruir. Su desobediencia le ha permitido vivir situaciones protagónicas personales a las que es afecto, pero comprende también que ha rozado una alteridad oculta o disimulada en la vida de sus contemporáneos. Su Excursión en forma de epístolas - no en vano fue presentada al Congreso de Geografía de Paris- también es alegato personal, testimonio, obra en defensa de la gestión.</div>
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El ethos nacional empieza a reconocerse en el ethos popular, pese a la relegación de su proyecto histórico. La literatura una vez más se nutre de lo oculto y silenciado, aborda la paradoja, metaforiza lo no expreso. La figura de Martín Fierro entra en el imaginario nacional por derecho propio. No se podría entender nuestro perfil ético-religioso más tradicional sin atender a su figura; así lo ha probado, por otra parte, su amplia difusión popular, y su nutrida descendencia en la recreación pictórica, literaria, cinematográfica. Lugones, en gesto crítico y hermenéutico, revalorizó la obra en El Payador, sentando juicio sobre ella y proponiendo al cantor como imagen nacional. Borges, por su parte, no hizo tal vez sino girar infinitamente alrededor de este rico símbolo por el que se sentía cuestionado.</div>
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Hernández asienta firmemente el ethos criollo en la sabiduría bíblica, y en la plural tradición de los pueblos, análoga en su fondo. En una nueva batalla del héroe quijotesco, por excelencia hispánico, Martín Fierro sale a jugar su sapiencia contra el avance técnico, contra el dominio civilizador. Para Cervantes el fin del mito caballeresco era el comienzo de su encarnación en el mundo. El mito de Fierro es el mito del hombre americano exiliado en su propia patria. Hernández abre el texto a los discursos diversos de Fierro y de Vizcacha: enfrenta una moral de sufrimiento y justicia a una moral de adaptación y supervivencia que también es del pueblo. La picaresca española la había anticipado. Vizcacha es el mal necesario, en tanto que Martín Fierro, gaucho cantor, como Santos Vega, encarna hondamente el alma ética popular. La Vuelta muestra la dispersión de figuras de reunión, amistad y coraje; corresponde a otro tiempo y se hace cargo de una espera. En su cuento “El fin”, Borges hace lugar a la venganza del negro contra Fierro, como completando una etapa no contemplada en el poema, prolongando sus líneas. Sí en el ensayo Borges se coloca del lado de la ley, llamando a Fierro "gaucho pendenciero", en su relato da cuerpo al asesino de Fierro, en figura que parece completar el destino crístico del gaucho. Ni el indio ni el negro habían alcanzado en el poema esa dignidad. Representaban lo oscuro, lo prohibido, la última frontera que es necesario incorporar.</div>
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El personaje de Antonio Di Benedetto, Diego de Zama, vive su aventura más reveladora en su inmersión en la selva paraguaya. Ir hacia el otro, comprenderlo, es aventura de transformación de la conciencia.</div>
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Pero el contrapunto civilización-barbarie, inherente a la historia, no se resuelve en la literatura de modo unilateral; tampoco es así en la tradición popular. La leyenda de Santos Vega, retomada por Obligado en un momento en que adquiere significación histórica notable, enfrenta arquetípicamente a dos figuras que pueden muy bien representar dos perfiles de nuestra cultura y nuestra política. Santos es Abel, y como él encarna la obediencia al Padre, el sentimiento, la lealtad; Juan es Caín, la rebeldía innovadora no desdeñada por el saber tradicional. Sólo una lectura superficial de las tradiciones puede omitir en ellas el valor concedido a la negación, a la ruptura. Bajtín lo ha observado suficientemente en la cultura europea medieval, tal como se revela en los textos de Rabelais y se halla igualmente presente como impulso modificador en la cultura hispanoamericana, moderada en sus cambios, consciente de la legitimidad de absorber la negación en una síntesis superadora, como lo ha mostrado suficientemente Rodolfo Kusch.</div>
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La ciencia, la innovación material y técnica, el dominio de la naturaleza, son atributos del héroe fáustico europeo. No en vano su imagen circulaba también en la irónica recreación de Estanislao del Campo, (el héroe de la rebeldía había sido mostrado desde la Grecia antigua en su dimensión trágica; el Prometeo de Esquilo paga su demasía con el martirio, aunque es un benefactor de la humanidad). Europa se encarna en los héroes de la fuerza y el conocimiento. América se reconoce en el héroe-víctima, el invadido, el avasallado; también en el justiciero, el héroe quijotesco. Los héroes del progreso son entre nosotros los héroes del aprendizaje, la culpa y la transformación: instruidos por la Telus Mater (como Santos Luzardo en Doña Bárbara), discípulos del hombre popular (como el pueblero que vuelve al pago de la infancia en Don Segundo Sombra) son héroes de la aceptación, de la religación con el origen.</div>
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La búsqueda y reconocimiento del ethos nacional nos exige atender a las creaciones dramáticas, poéticas, novelísticas, a los ensayos y reflexiones sobre el ser nacional, a las leyendas populares, las canciones, las letras de tango, el folletín. Toda expresión del sentir popular da a conocer, a veces velada por el sarcasmo, la aspiración de enmascaramiento, la fe en la providencia o la amargura ante la caída de los valores. Buen ejemplo de ello es el tango, cuyas letras expresan el enjuiciamiento popular.</div>
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Los discursos popular e ilustrado confluyen en obras de síntesis revalorativa como Romances de Río Seco o Adán Buenosyres. En ellas se afirma, como en los Cuentos del Sol y del río, o en Gente de Palabra del santafesino José Luis Víttori, un modo de vida que reclama la relación con el paisaje y una escala axiológica que reposa sobre la lealtad, la sinceridad, la dignidad, la vocación de reconstrucción permanente.</div>
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Pero no pensemos sólo en obras que ejemplifican o subliman la cultura rural ni caigamos en oposiciones tan terminantes como las que han contrapuesto a Borges y Roberto Arlt. Uno sería el representante de la cultura conservadora; el otro, el de la cultura inmigratoria, la clase media pobre y resentida. Sin negar de plano lo que tal clasificación sociológica pueda tener como verdad parcial que irradia en los planos de sentido de la obra, podemos anotar paradójicamente en la obra de Borges ciertos elementos de cambio y transformación, y en la de Arlt una voluntad de desenmascaramiento y búsqueda del origen.</div>
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La creación pone en marcha mecanismos contradictorios, modos de comprensión supralógica, dialógica, que implican la superación del punto de vista social. Ramón Doll pretendió clausurar las significaciones de Don Segundo Sombra diciendo que era la novela escrita por el hijo del patrón de la estancia. La expresión del crítico nacionalista, rechazada por Marechal, fué recibida con alborozo por críticos marxistas que han atribuido a Mansilla, Cambaceres, Larreta, Güiraldes, Mujica Láinez, Bioy, Mallea y Borges una conciencia oligárquica cerrada en sí misma y aferrada a la defensa del privilegio.</div>
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Se omite el hecho de la creación como modificación de la conciencia; se olvida que la literatura no es mero trabajo sobre el lenguaje ni exposición de una ideología. Como decía René Char, el escritor no sale indemne de su página. Cabe afirmar que toda literatura digna de recuerdo excede el trabajo caligráfico, promueve una catarsis interior, y dinamiza una catarsis en el lector.</div>
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La constante autobiográfica que hemos señalado -con los críticos Adolfo Prieto, Ara, Borello- como rasgo de la literatura nacional, entra en pugna con modalidades ficcionales puras, fantásticas, nominalistas, signistas o concretistas, que sólo tangencialmente son incorporadas por el escritor argentino. No es el suyo el camino de la "clausura de los signos", sino el de la lectura de la realidad, la búsqueda de sentido, la introspección, el diálogo, y la conversión, característicos del ethos cristiano.</div>
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Una obra como Sin rumbo expresa la conciencia de culpa que emerge en un personaje de la clase alta -innegable hipóstasis del autor- en un período de lujo y dispersión que desgarra los valores de la sociedad originaria. Los personajes de Larreta y Mallea viven instancias de meditación personal o ascesis religiosa que prolongan o espejan situaciones autorales.</div>
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Las crisis internas, la evaluación del contexto social, los problemas de conciencia, hacen el fondo existencialista de las obras de Gálvez, Cerretani, Roger Pla, Di Benedetto, Viñas, Sábato, Cortázar. Marechal ofrece un nítido ejemplo de novela fenomenológica, surgida del despertar de la conciencia al nivel trascendental, en su Adán Buenosayres.</div>
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Pero nuestra consideración de la literatura nacional no debe limitarse a los escritores más destacados, ni a aquellos que pertenecen a una sola región del país. Una mirada amplia a las distintas regiones argentinas recoge los nombres de Alcides Greca, Ángel Vargas, Juan Filloy, Carlos B. Quiroga, José Gabriel, Alberto Rodríguez, Carlos Aparicio y muchos otros narradores, si es que atendemos preferencialmente a la novela y el cuento como géneros especialmente aptos para representar los procesos de la conciencia.</div>
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En tales obras nos es dado apreciar el perfil antropológico del hombre de provincias, más ligado al paisaje, más inclinado a la celebración lírica, firme en sus convicciones axiológicas, a veces elegíaco ante la progresiva destrucción de su cultura, o ante los cambios sociales. Buen ejemplo de ello lo dan Los Nombres de la tierra, de Lermo Balbi, y Alamos talados, de Abelardo Arias. La problemática social se dinamiza en los grandes centros urbanos, generando contrastes como los que aparecen en novelas de Libertad Demitrópulos.</div>
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La visión de la provincia como centro, la afirmación positiva de su estilo vital, se hace plenamente consciente en el escritor que vuelve a la zona nativa, como es el caso de Héctor Tizón, en Jujuy, o de Martín Alvarenga en Corrientes.</div>
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Redescubrir lo propio.</div>
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El conflicto dramático civilización versus barbarie se convierte en nuestro tiempo en el enfrentamiento cultural nacional versus modernidad. Ya Antonio Di Benedetto en su novela de los años 60, El silenciero, anticipaba agudamente una problemática que se ha venido acentuando desde entonces.</div>
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El escritor no ofrece soluciones en el sentido corriente del vocablo. Su trabajo es resolución interna, confrontación en el plano simbólico del cual surge siempre una defensa de lo humano. Por su parte Sábato y Cortázar tratan el tema en lúcidos ensayos, además de profundizarlo novelísticamente. Marechal lo configura en forma certera en su Poema de Robot.</div>
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<br /></div>
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¿Vamos hacia una civilización planetaria que anulará las tradiciones volcándolas a un "grado cero" de la cultura, o será legítimo recuperarlas en sus símbolos, mitologías, expresión estética particular y herencia ético-religiosa? He aquí el gran problema que se plantea en este fin de siglo.</div>
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<br /></div>
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En nuestras obras literarias, pese a la diversidad de su espectro, podemos hallar respuestas humanistas, símbolos orientadores, figuras que expresan la pervivencia de un sentir nacional. El estudio de la literatura nacional debe ampliarse a las manifestaciones marginales, populares, orales, y recoger asimismo la historia efectual, la historia de la recepción estética. Así se nos revelará la persistencia, tanto en la memoria popular como en la recreación artística, de figuras históricas o legendarias que encarnan al héroe víctima. Dorrego, Facundo, Martín Fierro, Juan Moreira. Ellos señalan la constante ética del alma nacional. Son los héroes de la renuncia y el sacrificio, no los del dominio, la riqueza y la demasía.</div>
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<br /></div>
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También podemos constatar la presencia del héroe ilustrado, el buscador, el outsider, que representa al propio creador como es visible en Sábato y Cortázar. Este héroe es también instruido por su pueblo, como Martín en Sobre Héroes y Tumbas, o seducido por el mito, como Oliveira por la Maga. El fondo apocalíptico, con su cuota de culpa, castigo y esperanza, nutre las creaciones de Marechal y Castellani, pero también de Sábato, si atendemos a su última novela Abaddon el exterminador, verdadero exponente de un desnudamiento total de la conciencia, y radiografía de la decadencia actual.</div>
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<br /></div>
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Una larga serie de obras practican el desnudamiento en categorías formales, la condena de una moral victoriana, de estilos venales de la política criolla, de la "viveza" que cunde en la sociedad, de la burguesía autosuficiente, del racionalismo vacuo. Bastará recordar en incompleta nómina los nombres de Roberto Payró, Filloy, Cancela, Castelnuovo, Mallea, Scalabrini, Jauretche, Puig, Medina, Juan José Hernández, Alberto Lagunas; por contraste, otros escritores elaboran con fuerza el sustrato popular mítico-simbólico, o abordan una poética supraracional, como Daniel Moyano, laura del Castillo, Luisa M. Levinson, Héctor Tizón.</div>
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<br /></div>
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Nuestra literatura es ejemplo de libertad y ejercicio crítico, rasgos que en un tiempo nos singularizaron en medio del panorama latinoamericano, ligado a lo folklórico. Sin embargo, y acaso debido a esa madurez intelectual, es entre nosotros donde surge con mayor fuerza una conciencia americanista, una urgencia de rescatar la identidad cultural, un reclamo de soberanía. No es difícil hoy constatar, en la novela, la poesía y el cuento, así como en la canción popular, este rumbo definidamente americano que rechaza a las actuales tendencias postmodernas (El pensamiento débil, la anulación del sujeto y del sentido) afirmando en cambio la propia identidad, sujeto histórico, tradición, mitos, valores.</div>
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<br /></div>
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El retorno a las fuentes señalado en los comienzos de siglo por Darío y Lugones, tiene su continuidad en el ultraísta Girondo, como puede verse en su obra Campo Nuestro, o años más tarde cuando el surrealista Francisco Madariaga escribe Llegada de un jaguar a la tranquera. No nos extrañe hallar semejante vuelta igualmente en autores ligados a las estéticas del creacionismo, invencionismo, madí. El ethos nacional enmarca las aventuras intelectuales o la experimentación formal.</div>
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<br /></div>
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La figura símbolo de Horacio Quiroga en su retorno a la tierra, a la provincia, tiene su correspondencia medio siglo después en la aventura de Rodolfo Kusch, que expande filosóficamente el sentido americano de la vuelta al origen. Las grandes individualidades poéticas viven solitarias y audaces aventuras de la conciencia que comportan ruptura y religación. Esto es tan advertible en Girondo como en Castilla o Ramponi. No se trata de un retorno al folklorismo sino de asumir plenamente la tradición como caudal viviente de la cultura. Se pone nuevamente de manifiesto la íntima relación que mantiene la literatura ilustrada con el logos popular que la nutre y la sustenta.</div>
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<br /></div>
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De la lectura de nuestras obras del pasado y el presente, de nuestro cancionero, leyendas, creación dramática y otras formas de expresión popular, urbana o suburbana surge la identidad nacional que hoy alcanza su fase filosófica y epistemológica, Es este el legítimo proceso de una cultura que sin falsos complejos de inferioridad reclama su lugar en el mundo.</div>
Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-30910015127049772572013-05-26T05:53:00.003-03:002013-05-26T05:53:45.213-03:00Juan José Manauta<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGwdqgSE-EQN8v8Fd2PywpdC7A0plzGaccBiogMTSh6ayK5rhWTw-mus2l4oW_UMDW4pgGYjShzRarIWbbthxogh4dBq4ih62PXTTi1MS55j3qtOhSOIjHZa85ql6eVVO2SMGNjDmF9fE/s1600/alfredo-bufano+461x261.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhGwdqgSE-EQN8v8Fd2PywpdC7A0plzGaccBiogMTSh6ayK5rhWTw-mus2l4oW_UMDW4pgGYjShzRarIWbbthxogh4dBq4ih62PXTTi1MS55j3qtOhSOIjHZa85ql6eVVO2SMGNjDmF9fE/s320/alfredo-bufano+461x261.jpg" width="320" /></a></div>
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<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
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<b><span style="font-size: large;">Juan José Manauta</span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-large;">La viuda de Schwank</span>*</b></div>
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Se registraron dos momentos cardinales (fuera de su nacimiento) en la vida de Severo Caprile. Uno, cuando le remataron la chacra que heredó de su padre y que también había sido de su abuelo. El otro, cuando los compradores del predio (los acreedores hipotecarios), la firma Faruk Hermanos S.A., le ofrecieron en arriendo la misma chacra para que la cultivara. Estos dos sucesos tan contradictorios en apariencia produjeron en Severo Caprile cambios sustanciales y nuevas apetencias, entre otras, la que lo retuvo en la tierra donde había nacido.</div>
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<br /></div>
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Todo empezó cuando en los días del remate Guillermina Schwank perdió a su marido y eso le impidió comprar la chacra de Caprile, su vecino, tal como era su deseo, y en vida, el de su difunto esposo. El duelo la enclaustró durante tres días: primero, el de la muerte propiamente dicha de don Federico; segundo fue el del velorio y las exequias; en el tercero se realizó la subasta. Se presume que el llanto la recluyó en casa después de la inhumación. Al cuarto, ya de negro, la viuda de Schwank se presentó en la gerencia de Faruk Hermanos, y tras la compra de alimentos balanceados para sus gallinas y chanchos, pidió hablar con Santos Hermida, jefe de la sección inmobiliaria.</div>
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<a name='more'></a><br /><br />
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—Hermida, quisiera levantar la hipoteca de mi chacra.</div>
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<br /></div>
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—¿Ahora?</div>
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<br /></div>
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—Sí, ahora.</div>
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<br /></div>
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—¿Por qué?</div>
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<br /></div>
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—Mi marido ha muerto y quiero heredarlo sin deudas.</div>
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<br /></div>
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—Por favor, señora, usted no tiene deudas.</div>
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<br /></div>
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—Las tengo —dijo la viuda de Schwank.</div>
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<br /></div>
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—Veamos —le dijo Hermida—: su hipoteca vence a fin de año y estamos en septiembre. Si cancela ahora, lo mismo tendrá que pagar los intereses del cuatrimestre que corre. Mejor dicho, los tiene pagos por adelantado.</div>
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<br /></div>
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—En realidad, y usted lo sabe, mi marido y yo queríamos comprar la chacra de Caprile.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Lo sabíamos, señora de Schwank, pero no la compraron.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Qué van a hacer con ella? —preguntó la viuda de Schwank—. No he oído decir que se propongan desalojarlo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Es claro que no, por ahora. No tan pronto. Caprile se irá voluntariamente.</div>
<div style="text-align: justify;">
Primero debe vender sus caballos y otras cosas, porque ha quedado un pequeño saldo. Una diferencia más técnica que real…</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Véndanmela.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Hum.</div>
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<br /></div>
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—Yo me hago cargo del saldo —dijo la viuda con firmeza.</div>
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<br /></div>
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—La antigua chacra de Caprile no está en venta ni lo estará en los próximos cinco años, por lo menos.</div>
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<br /></div>
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—Tampoco he oído decir que ustedes puedan ni quieran explotarla. En cinco años el precio subirá inútilmente.</div>
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<br /></div>
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—Bueno… —aceptó Hermida.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Está claro: política de empresa.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Precisamente —volvió a aceptar Hermida.</div>
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<br /></div>
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La viuda de Schwank dio vuelta la hoja.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Llevo unas chucherías. Pagaré a fin de mes, como siempre.</div>
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<br /></div>
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—Como guste —dijo Hermida—. La cuenta corriente sigue abierta y el tope se actualizará.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Esa noche Hermida tuvo un sueño atroz: Iba a pedir la mano de la viuda de Schwank, pero al llegar a la casa, la halló acostada con Severo Caprile. Caprile, tan luego él, desnudo y pegajoso, se interponía ante la viuda. No se había cuidado de cerrar la puerta del dormitorio y Hermida pudo ver cómo la viuda se revolvía eróticamente en el lecho y escondía la cara, tal vez avergonzada, pero sin ocultar su inmenso trasero blanco y su espalda cubierta de pecas, húmeda por los besos de Caprile.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hermida sabía, como todo el mundo, que la viuda de Schwank mostraba sin rubor pecas en los hombros y algunas en la cara, pero jamás le había visto de espalda y menos el trasero. Estas revelaciones del sueño fueron muy inclementes y le provocaron sed. Se levantó, bebió agua fría, miró sus partes muy alteradas y se preguntó si serían dignas de Guillermina, de su descomunal trasero blanco. Prendió un cigarrillo dando por sentado que ya no soñaba, que se hallaba en su casa y no en la de Guillermina; se acostó de nuevo, pero con mucho miedo de volver a dormir y a soñar.</div>
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<br /></div>
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A fin de mes la viuda de Schwank vino a saldar su cuenta en los almacenes.</div>
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<br /></div>
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Después de cargar la camioneta con la provista mensual, pidió hablar con Hermida:</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Caprile no se ha movido —el luto realzaba la blancura de la austríaca.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No hemos decidido qué hacer aún. No queremos violencia. Además, confiamos en Caprile —dijo el jefe de la sección inmobiliaria—. ¿Usted tiene alguna idea?</div>
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<br /></div>
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—Sí —dijo audazmente la viuda de Schwank—: ofrézcanle a Caprile su antigua chacra en arriendo para que la cultive.</div>
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<br /></div>
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—Hum… —Hermida inició una sonrisa.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Yo daré mi aval.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Caprile no tiene herramientas ni equipo adecuados.</div>
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<br /></div>
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—Tiene buenos caballos. Algo tiene —dijo la viuda.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Aparte, me temo que tampoco le apasione el trabajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Créame, Hermida —dijo la viuda—, que el trabajo de chacarero no es apasionante. Si lo sabré yo…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Es cierto —dijo Hermida—, pero es el trabajo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Esa chacra ha sido de los Caprile por años. Yo lo he visto y nadie me ha dicho que hayan dejado pasar uno sin sembrarlo. Ahora Severo ha quedado solo.</div>
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<br /></div>
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—Y aquí estamos… —concluyó Hermida.</div>
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<br /></div>
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Sólo prolongaba una conversación. Sintió que le estaba faltando a su vieja y reconocida eficiencia, y que la firma le estaba pagando esos minutos perdidos. Todo el asunto había dejado de interesarle a él y a la empresa.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Yo tengo herramientas y equipo de sobra; comprado aquí.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hermida no había vuelto a soñar con la viuda, pero no conseguía espantar de la memoria la desnudez insolente y pringosa de Caprile y lo que daba por cierto y palpable: la espalda pecosa y el albo y robusto trasero de Guillermina. Algo le decía que esos tópicos no estaban lejos de la realidad, o que la realidad, en algún punto, se parecía a su sueño.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Está bien —dijo Hermida—. Le haremos una oferta a Caprile.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Lo dijo sin pensar, en una especie de arrebato. Después vio que no estaría mal tener a la viuda más cerca y conforme: clienta de la casa, garante de Caprile (aquí el sueño nefando acometía); nada mal verla más seguido; verla salir de su oficina moviendo sus indecibles glúteos y sentir allá abajo la interrogación no satisfecha de sus partes, ya casi decididas a arriesgar con la Schwank.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El intervalo entre el remate y la oferta de Faruk Hermanos duró tres meses. Caprile, sin apuro por irse y sin vehementes deseos de quedarse, se dedicó a lo que había hecho siempre: esperar. Es cierto que había cortado el pasto y lo había cortado bien, pero no lo emparvó. Lo dejó engavillado, en el campo, sin temerle a las lluvias de primavera.</div>
<div style="text-align: justify;">
Guillermina Schwank podía ver todo eso desde su casa y no dejaba de hacerlo. Venían nubes del Este, y ella sí decidió. Caminando llegó hasta la tranquera de Severo Caprile. Allí estaba él, en lo suyo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Por qué no emparva, Caprile?</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Pensando estaba en ir a pedirle prestada una horquilla.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Pero ahí tiene una. Clavada en el campo. Desde aquí la veo.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Ah no. A ésa no la puedo tocar. La tengo así para que no llueva, y el tiempo no promete nada —dijo Caprile, mirando al cielo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Lluvia promete —dijo la viuda.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Lo que digo. Pero mi horquilla vieja le ha resistido al agua y hasta me va a dar tiempo de emparvar, si se descuida. ¿Gusta pasar?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Guillermina siempre había pensado que Caprile era un hombre gentil e imprevisible. Con el difunto Federico habían compartido la idea de que se podía contar con él, que su vecindad era estimulante.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En cuanto a la vieja casa de los Caprile, «lo mejor (para no mancillar la buena opinión) será quedarse afuera», si es que la maleza del patio y el jardín en ruinas, como la pintura ya leonada de las paredes exteriores, adelantan algo de lo que podría hallarse adentro.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Bueno —se arriesgó—, tomaré unos mates sólo porque es sábado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La casa, adentro, estaba arreglada, y la cocina, limpia; el fuego, encendido, y sobre él, una pava grande; a su lado, una más chica. Todo decía que el mate los estaba esperando. «El tino y la magia de Caprile. No le apasionará el trabajo ni será muy emprendedor, pero sabe contemplar a la gente.»</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Por qué no se ha casado, Caprile?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Eh, espero —no necesitaba decirlo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¿Espera a alguien? Digo, como la casa está tan aseadita y prolija.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No crea. Es así no más. No espero a nadie. Los del turco Faruk quisieran que me vaya. Tienen su razón. La chacra ya no es mía. Mañana domingo, si usted me presta la horquilla, voy a emparvar. Les alquilaré la enfardadora, y a otra cosa… A ellos los estoy esperando. Supongo que el lunes o martes. Resulta que el otro día viene Hermida y me dice: «Caprile, la viuda de don Federico Schwank nos ha sugerido que le arrendemos la chacra». Yo no les creo. No tengo por qué.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Yo les he ofrecido mi garantía, Caprile.</div>
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<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Caprile solamente la miró. Sus mates eran buenos, gordos, espumosos: una galantería. Le daban ganas de hablar, de moverse a Guillermina Schwank. Por eso, de curiosa, caminó hasta el dormitorio principal.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Además del orden severísimo, olía a espliego. Caprile la siguió.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Si llueve, la convidaré con tortas fritas —dijo Caprile—. Pero no, no tiene que llover hasta que yo no emparve.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—No lloverá, Caprile. Su horquilla vieja clavada en el campo no dejará que llueva.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se quedó donde estaba, inmóvil, dándole la espalda, en silencio. Caprile se acercó, impuso las manos sobre los hombros pecosos y blancos de la viuda y la besó en el cuello.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—¡Cierre la puerta! —ordenó en su viejo estilo la viuda de Schwank.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Caprile no le obedeció. No le obedeció ni cuando estuvieron desnudos y abrazados en el amplísimo lecho de sus antepasados…</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mucho después se levantó Caprile, desnudo como estaba, porque oyó que alguien entraba en la casa. Antes había oído golpear las manos en la tranquera.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Era Hermida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
—Perdone la molestia, Caprile. Vine caminando desde el pueblo y me ha dado sed. ¿No me daría un vaso de agua fría?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La puerta del dormitorio principal había quedado abierta.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
[*] De: Cuentos Completos, Universidad Nacional de Entre Ríos, Buenos Aires, 2006.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
JUAN JOSÉ MANAUTA, Novelista y periodista argentino, nacido en la ciudad de Gualeguay (provincia de Entre Ríos) el 14 de diciembre de 1919 y fallecido el 24 de abril de 2013 en Buenos Aires. De estilo realista, se dio a conocer con la novela Las tierras blancas, un relato emparentado con el naturalismo poético de Faulkner que tiene como escenario una zona estéril en la provincia de Entre Ríos. Ha publicado: Poesía: La mujer en silencio (1944); Novela: Los aventados (1952); Las tierras blancas (1956); Papá José (1958); Mayo del ´69 (1995); Colinas de Octubre (1995); Cuento: Cuentos para Doña Dolorida (1961); Los degolladores (1980); Disparos en la calle (1985); El llevador de almas (1998); Cuentos Completos (2006).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5148719447329224075.post-33742306340286800052013-05-26T05:47:00.003-03:002013-05-26T05:47:56.930-03:00José Garés Crespo<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQT8DgcENdgq0ZiT99GhspRl4vlRS8wU2PEmjVhhnmaI9z6e1nH4d-VpCqiDj6AmCWPPR5f_jMXfozo8WqSV4pUZyGt5tkF_diroF3T9XWziBtpZaQ5XB8_F1zWHU5QP_F1SBjeht3zwY/s1600/Berenguer+461x261.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="188" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQT8DgcENdgq0ZiT99GhspRl4vlRS8wU2PEmjVhhnmaI9z6e1nH4d-VpCqiDj6AmCWPPR5f_jMXfozo8WqSV4pUZyGt5tkF_diroF3T9XWziBtpZaQ5XB8_F1zWHU5QP_F1SBjeht3zwY/s320/Berenguer+461x261.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;"><br /></span></b></div>
<div style="text-align: center;">
<b><span style="font-size: large;">José Garés Crespo</span><span style="font-size: xx-small;">1</span></b></div>
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<b><span style="font-size: x-large;">NATHALIE.</span></b></div>
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<b>-I-</b></div>
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Supongo que algo tuvo que ver la hora. El caso es que eran cerca de las once de la noche de un día laborable y encontré aparcamiento con facilidad. Pero, ya se sabe, nada es perfecto y pese a que llovía al salir de casa, se me olvidó el paraguas, de manera que, aunque el club estaba a tan solo doscientos metros de donde aparqué, la lluvia tuvo tiempo de mojarme suavemente.</div>
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Aquella noche me encontraba solo. Mi esposa había tenido que viajar a la capital y no volvería hasta el día siguiente. Hacía tiempo que las ausencias, de uno y también del otro, funcionaban como un bálsamo para quien se quedaba en el hogar familiar. Aburrido y cansado, tratando de perder tiempo para que me venciese el sueño, salí a tomar una copa sin saber a dónde ir. Recordé que hacía tiempo que quería visitar un bar-club donde solían tocar algunas bandas y que, según me habían dicho, tenía un ambiente agradable, un tanto bohemio y con gente joven. </div>
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Aquel fue el escenario de mi reencuentro con Julio, después de no verlo durante varios años. Inicialmente fue un motivo de alegría que me hizo recordar momentos vividos y casi olvidados. Podría considerarse que, sin haber sido lo que se dice amigos, tal vez por la diferencia de edad, tuvimos una relación suficiente para conocerlo bien, o eso creía. Puede que realmente lo conociese y se me olvidó con el tiempo, quién sabe. Se diría que somos tantos como situaciones vivimos, aunque alguna característica trascienda desde los genes y permanezca más allá de las secuencias del día a día.</div>
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Lo encontré inmerso en ese estado vaporoso, confuso y sentimental que provoca que nuestra mente de vueltas y más vueltas, como una noria, ensanchándose aquéllas hasta casi diluirse en la nada y de repente se estrechan y se revuelven sobre su origen hasta casi agobiarte. Me confesó que cuando se encontraba así, procuraba visitar aquel club, que si bien no tenía nada que ver con El Minton's Playhouse de Harlem, era el único que había en la ciudad con un ambiente apropiado para emborracharse sintiéndose acompañado, aunque no siempre fuese por alguien conocido. Era, probablemente, el único tugurio adecuado. Después de saludarnos con un abrazo, pedir un Jack Daniels y saborearlo, Julio pareció ausentarse quedándose abstraído mientras sonaba un solo de batería que duró cerca de dos minutos. Julio no volvió a la realidad hasta que volvió con fuerza el contrabajo, en un intento por sugerir una melodía propia que fue suavemente tomando cuerpo y expandiéndose, igual que si de dos melodías se tratase, empastadas una en la otra y sueltas al mismo tiempo. Pude observar cómo Julio y sus extremidades, sin apenas moverse, se integraban definitivamente al centro melódico de la pieza con la incorporación de la trompeta que, limpia y avasalladora, fue llenando todos los rincones del salón, arrinconando y dejando en el lugar que les correspondía a la batería y al contrabajo. Julio, que intentaba marcar el compás con el pie derecho, paralelamente al ritmo que marcaba la batería, se deslizó, planeando sobre la realidad, hasta dejar el vaso sobre la mesa despertando y regalándome una sonrisa. Recordé que, en algunas ocasiones, tenía una extraña manera de mirar, arrugando el entrecejo y observándote por debajo de las pestañas.</div>
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El club estaba medio vacío. Tenía las paredes enmoquetadas con una tela azul oscuro que no supe por qué, pero me recordaba los interiores de la habitación del chalet de mí prima. Tuve la impresión de que Julio no volvía a la realidad en un sentido estricto, que sería lo mismo que decir que mantenía en activo toda su historia; pensé que lo más probable era que en aquellos momentos le fuese imposible soportar tanta carga. Me refiero a la última realidad, minúscula como todos los últimos episodios de la vida o la historia, según se quiera ver, aquella que, según supe después, desde hacia unas semanas le ocupaba mentalmente, de día y de noche, hasta inundar y casi hacer desaparecer el resto de su vida. Era increíble, cómo en un momento, un tema que pudiera parecer baladí en otra circunstancia de su vida, tomaba fuerza, se hinchaba y se expandía cubriendo el resto de sus experiencias vitales, todo lentamente, como esas mareas que hinchan el mar y van inundando la playa y sorprende los cuerpos tendidos sobre la arena. Me confesó que sus recuerdos y aún los planes de futuro que tenia, aparecían envueltos en medio de una nube que creciendo hasta tapar por completo el sol, transformando un día que podía ser radiante y alegre en indefinido y opaco. En rigor, nadie hubiera podido prever un suceso de tales características, sobre todo teniendo en cuenta la peculiar manera de ser de Julio. Y no tanto por cómo solía comportarse en su vida cotidiana, que era de lo más normal, entendiendo por normal aquello que se deja organizar de acuerdo con las normas que en un momento dado rigen donde quiera que nos ha tocado vivir, sino porque en el fondo, esas normas, más aún en su caso concreto, le venían ajustadas como un guante, eran imperceptibles, sin tener apenas ni una sola contradicción que resolver. Tanto era así que cabría pensar que Julio era un producto perfecto de las normas, que era un perfecto prototipo, un paradigma exacto. O que era él quien generaba las normas. Cualquiera podría pensar que para él existían como existe la ley de la gravedad, o la evolución de las especies. De hecho, en más de una ocasión me comentó que él era sus normas hasta el punto de que sin ellas apenas tendría puntos de referencia para pensarse y componer su perfil. Me vino a la cabeza la frase de Baudrillard con la que señala que sin contexto no hay significado; sin orientación, sin totalidad, sin marco de referencia, de forma que la historia no existe y nos movemos en un espacio sin horizonte.</div>
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-II-</div>
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A mí me parece - me dijo Julio, muy serio, perdida la mirada y apurando el tercer whisky- que todos somos un manojo de normas. Incluso tú, que, sin que nunca lo digas, presumes de no sujetarte a las modas, de no perder nunca el autocontrol. Vamos a ver, querido amigo, ¿qué es eso de que una persona no pierda el control, sino que está fuertemente sujeto a lo que, según las normas, en cada caso toca hacer? Y digo esto no únicamente en referencia a las normas que voy asimilando, o que me van introduciendo mediante las mil y una manera que hay durante la vida de cada cual, que no solo en los años de la infancia y aprendizaje. No es eso, amigo, no. Va mucho más allá en el tiempo. Lo que digo es que también nos vamos conformando en un ejercicio dialéctico de interacción mediante el que nosotros mismos nos conformamos unas normas y que a la vez éstas nos van marcando hasta el punto que llegamos a una situación que es, supongo, estoy seguro, la que me encuentro, que no las notamos como normas impuestas, porque de hecho no lo son, nadie nos las han impuesto, como se impone un horario, las hemos hecho nosotros a la vez y conjuntamente a conforme nos íbamos haciendo como somos -y respiró hondo antes de sorber de nuevo el whisky ante el peligro de ahogarse por falta de aire. </div>
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En ese momento me di cuenta que su mirada se había quedado sujeta a los andares de la camarera, pero no parecía que fuera por su linda cara ni por las largas piernas que salían triunfantes de la minifalda. Deduje, al mirar su vaso vacío, que se trataba de que se le secaba la boca. Comprendí perfectamente y en un arranque de solidaridad levanté la mano, moviéndola como suelen hacer los reyes saludando a sus súbditos, con tan buena suerte que tropecé con la mirada de la muchacha que con un movimiento de sus ojos me dio a entender que sabía lo que iba a pedirle y lo que me callaba por inconveniente, preguntando no obstante:</div>
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-Sí... ¿qué desea?</div>
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-Otra ronda, por favor.</div>
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El servicio fue instantáneo porque llevaba la botella de Jack Daniels sobre la bandeja. Tuve mala suerte porque apenas pude hablar nada más con ella, aunque tengo la impresión que quedó bastante claro para ambos lo que cada uno deseaba del otro, pero Julio tomó de nuevo el hilo de su monólogo y continuó sin piedad.</div>
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Tanto es así - siguió diciendo, mientras sorbía el whisky- que algunos nuevos filósofos hay que dan la vuelta a aquello de "si no lo veo no lo creo", para afirmar que "si no lo creo no lo veo". El colmo de subjetivismo. ¿Dónde vamos a parar, eh? Eso lo note de forma transparente y total cuando me enamoré de Nathalie, en realidad una adolescente diríamos, a medio hacer, y a su lado en la intimidad más desnuda, me refiero, claro, no a la sexualidad, por supuesto, aunque también, me refiero a cómo mediante el amor nos hicimos, sobre todo ella, transparentes y cómo su cabecita para mí era igual que un cristal puro, delicado, frágil. Creía en ella y podía ver con nitidez y exactitud todo lo que pasaba por sus circuitos neuronales y cómo poco a poco aparecía e iba configurándose la idea que hacía que cerrase los ojos y moviese los labios dejándolos caer sobre mi pene, sobre mi boca. Es un decir claro, por poner un ejemplo simple y aclararme. ¿Me entiendes no? Justamente en esos momentos observaba cómo se iba configurando lo que decimos manera de ser, personalidad, comportamiento, no sé.... Desde luego, nada que ver con lo que algunos cursis llaman su identidad. Joder qué lio ¿eh? Por seguir con otro ejemplo, el beso. Ahora hace tiempo que no sé de ella; bueno, tampoco tanto, pero para mí es mucho, tres días. Me gustaría volverla a ver y aunque supongo que habrá perdido el hábito de besarme cada vez que me veía, me gustaría poder comprobar si, aunque haya cambiado el hombre al que besa, el beso es el mismo, es decir si besa igual que se enseñó, según me dijo, durante aquellos meses que fuimos amantes de forma habitual. Yo supongo que sí. Y lo digo porque en una ocasión me comentó, con un poco de vergüenza, es cierto, lo que no entiendo por qué, que se estaba enamorando de otro. Conociéndola, creo que en realidad lo que le sucedía era algo tan sencillo como que al besar a otro hombre la reacción química de su saliva con la del otro era distinta a la que se producía cuando era mi lengua la que se introducía en su adolescente boca, tan sensual, dulce y virgen. ¿Te quieres creer que cada vez que hacíamos el amor tenía la impresión de que era la primera vez? No creo que sea traicionarla si te digo que me confesó que le sucedía con cualquiera. Era necesariamente, lo nuevo, la aventura, el morbo de lo desconocido, de un nuevo experimento que se repetía una y otra vez, siempre nuevo. ¡Qué mujer, eh? Y fíjate, ¿sabré yo, con lo que he vivido, de estas cosas? Pues la verdad es que no supe qué decirle, me pilló absolutamente desarmado, tal vez porque entonces todavía tenía confundido lo que es el hábito, de lo que es el contexto en que se produce. Debería haberme parado a analizar con más serenidad y rigor, hacer que abriese los ojos y me mirase, cuando, un día, me dijo o puede que me insinuó, no recuerdo bien, que estaba enamorada de otro, pero ya ves, era justo en el momento en que orgasmaba en mis brazos, y lo más extraño, con una leve sonrisa en la cara que, inevitablemente me recordó el cuadro de la virgen de Murillo. ¿Te lo puedes creer? Por cierto, ¿no te parece una gilipollez que porque la tengas metida en una mujer ésta te diga que ahora sois dos en uno? O sea, que todo yo soy algo tan extraño y ajeno a mí a veces y tan pequeño como un pene. Joder, dónde hemos llegado, ¿no? En esa situación, si no quería parecer un desalmado, tenía que decirle algo que pudiera interpretarse como que asentía a lo que ella pensaba, aunque yo no estuviera de acuerdo, que no me comprometiese demasiado, pero no lo dije, sencillamente seguí acariciándola hasta que las convulsiones terminaron y se quedo medio dormida en mis brazos. Era lo que tocaba, ¿no?.</div>
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-III-</div>
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Creo que me estoy enamorando -me repitió Nathalie al día siguiente al despertar, mientras le preparaba el desayuno-, pero estoy muy confusa, y es que, ¿cómo puedo enamorarme de otro hombre y sin embargo y al mismo tiempo saber que estoy enamorada de ti? He llegado a pensar que no debe ser lo mismo saber que estar. Esa sería una solución que me quitaría muchos problemas de la cabeza, porque la verdad, ando hecha un lío. Tal vez debería experimentar con un tercer amante para comprobar si realmente lo que me pasa es que me gustan los hombres y confundo el sexo con el amor, o si, por el contrarío, solo me gustan dos hombres, lo que también es un problema, pero menor que el otro, supongo. Aunque vete a saber...A mí nunca me había pasado. Pero esto es otra cosa muy distinta. Lo bien cierto es que todos los sentimientos y emociones que tú me despiertas los siento distintos pero muy parecidos con él. Pero eso no debería ser motivo de preocupación, que es por lo que, en el fondo, te lo cuento. Al fin y al cabo si soy feliz y vosotros también deberíais serlo, puesto que decís ambos que lo que de verdad queréis es hacerme feliz, no habría que buscar la solución. Si no hay problema no hay solución. Pero no era esto, en realidad lo que quería contarte es que él es muy bronco y putero y me dice que soy su fulana. A mi... ¿Te imaginas? Pero, bueno, hasta ahí vale, sería su forma de hablar y demás, lo que no entiendo y me preocupa, es por qué me gusta que me llame así. En realidad no es que me preocupe, digamos que es curiosidad por conocerme yo. Supongo que todos nos sentimos bien cuando, desde fuera de una misma, te dicen algo de ti que coincide con lo que piensas. ¿A ti no te pasa? He llegado a pensar, para aclararme, que la vida de cualquiera es cómo una larga película que no es más que la sucesión de secuencias. Pero claro, y ahí tienes otro problema, si alguien ve de mí una secuencia de las miles que ya forman parte de mi película, lo normal es que diga que soy lo que en aquella secuencia parezco. A partir de ahí, para que veas lo complicada que soy, a veces, se me ocurren dos cosas; una, que resulta difícil catalogar a nadie hasta que la película no acabe, quizá por eso acepto todo y me da igual que cada cual sea lo que quiera, pero la otra, que me tiene alucinada porque no me la imaginaba, es que cuando me dice que soy una fulana es, o debe ser porque me comporto como una fulana en la cama, que es prácticamente en el único sitio donde me conoce a fondo. Digo yo si será esto. Recuerdo que mi abuela decía que una mujer debe ser una señora en la calle y una puta en la cama. ¿Tú crees que cuando voy por la calle se me nota excesivamente que también soy una puta? Y ya digo, no es que me moleste, casi me gusta, me da mucho morbo y a la vez me asusta. ¿Te imaginas que un día me dejase llevar por estas ideas, yo que cuando me dieron el primer beso no supe qué hacer con su lengua dentro de mi boca?, aunque no sé si son ideas, arrebatos, o sandeces...no sé, pero vaya, la verdad es que no me conozco, ni me reconozco cuando estoy más normal. Quiero decir cuando pienso igual que cualquiera de mis amigas, o puede que yo las veo así porque me encanta poder ser una más, esconderme entre ellas. La verdad es que estoy harta de soportar debates sobre si amor o sexo, amor con sexo... ¿No te da la impresión de que estamos atrapados por aquello de si son galgos o son podencos? Pero no creas, yo soy de la opinión de que el roce hace el cariño. ¿Cómo se puede follar cinco, diez veces o más con la misma persona y no tenerle cariño? Yo creo que es imposible, de ahí que los tíos que huyen del compromiso saltan de una a otra, con lo fácil que es, si te encariñas de varios, mantenerlos; a fin de cuentas, no te quepa duda, todos un día, tal como llegan se van. ¿Y cómo mantenerlos sino es siendo una puta fina? ¿Lo entiendes? En alguna ocasión me viene a la cabeza que quizá lo que pasa es que tenemos una concepción diferente respecto a lo que es una fulana, eso suele pasar. Por cierto, ¿te imaginas que mi madre supiera de estas cosas que te cuento? No me imagino a mi madre en alguna de nuestras travesuras. Oye, ¿estarás de acuerdo que tú eres el inductor de todas, incluida aquella en la que, a instancias tuyas, nos conocimos los tres? Ahora en serio: ¿De verdad no sabías que manteníamos relaciones él y yo? Es increíble que no te dieses cuenta. Supongo que no es agradable llevar cuernos, pero reconocerás que ni tú mismo te dabas cuenta. Y no lo eran, creo yo. Pero estarás de acuerdo en que te di pistas para que al menos pudieras comportarte. Quería que lo supieras sin decírtelo yo. La verdad es que no sé muy bien si lo hacía por ti o por mí. Quiero decir que me pone mucho. ¿Nunca se te ha ocurrido pensar que cómo iba a estar tan desenvuelta y apasionada, con todo lo que hicimos, si él hubiese sido realmente un extraño aquella noche tal y como tú me lo presentaste? ¿En serio no te distes cuenta que los dos nos conocíamos íntimamente y que no era la primera vez que me lo follaba? A veces no te entiendo, tan suspicaz ante cualquier detalle que se escapa de lo normal, y tan torpe en conocer a las mujeres y nuestro comportamiento. No sé si a las mujeres, así en general, pero desde luego de mi no tienes ni idea. Vaya mierda...Al menos Matías discute conmigo, me contradice. Hasta se enfada si no le doy la razón. ¿No notaste la última vez la mala cara que tenía y que no me quiso besar? Era que habíamos discutido. ¿Cómo puede ser así, tan crío? Fíjate que el sábado, al salir del cine, sin venir a cuento, empieza a hablar y me dice, ya sabes cómo es Matías, ¿no, Julio?, pero no creas, como si le hubiese pedido una explicación de no sé qué. Todavía estaba sentándome en el rincón del bar al que entramos a tomarnos una copa, cuando, como un torrente empezó a decirme:</div>
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Siempre has tenido a gala considerar que no te sientes obligada por ningún deber de confesión, ya no conmigo, que me da igual, te conozco más de lo que crees, y no sé, no entiendo, por qué en numerosas ocasiones tomas a Julio como confesor, sabiendo, porque lo sabes, que en general está en desacuerdo con tu manera de comportarte y con lo que haces. ¿O no te das cuenta por qué Julio calla a todo y te deja hablar, como aceptando y admitiendo que pudieras estar loca? Y no es, claro está, que lo que habláis sea algo excesivamente alarmante para una mujer como tú, lo sé, pero me siento desplazado. Por cierto, quería confesarte algo que me dejó asombrado la noche que me pasó, y aún no entiendo bien a qué se debe: He tenido un sueño erótico con tu madre. ¿Qué te parece? Supongo que te extrañará. Pero ten en cuenta que estoy, o vamos a dejarlo en que podría estar, a caballo de las dos. ¿Tú crees que ella se dejaría galantear? Es preciosa. Tendría gracia, ¿eh? Casado con tu madre y amante de su hija. Por cierto, sería un buen partido. Sería tu padrastro y el suegro de Julio. ¿Sabes?, sé que al final terminarás casada con Julio. No me preguntes por qué lo sé ni me lo niegues, sencillamente lo sé y tú también, lo sabemos los dos. Pero bueno, lo de tu madre es broma, aunque es verdad que soñé con ella y visto en frío no me parece una locura. Pero lo tuyo con Julio, no lo entiendo. A no ser que, como se suele decir, de quien estás enamorada es de mí y tienes reparo en decirme ciertas cosas, y Julio es el amigo íntimo, con el que nunca formarás pareja, pero que por lo mismo es al que te abres y le cuentas todo. Es curioso, pasan los siglos y seguís igual las mujeres. ¿Tú no notas que últimamente Julio está un poco extraño? Parece mentira, con lo intuitiva que eres y lo pronto que percibes un cambio de actitud en cualquiera... Parece que estuviera molesto de nuestra amistad, quiero decir no de la nuestra, la de nosotros dos, sino de la de los tres. Supongo que no os lleváis algo entre manos que se refiera a mí, que no me extrañaría; tú siempre tan dispuesta a secundarle en sus ocurrencias, con lo mal que te trata. ¿Te imaginas lo que hubiese pasado si aquella noche que te dejó prácticamente tirada en el apartamento de tu amiga, con la de mentiras que tuviste que ingeniar para conseguirlo, y que al final tuve que ir yo para hacerte compañía, que hubiese sido al contrario? Vale, nos lo pasamos genial, además tú estabas salida, pero sin embargo, y eso es lo que no entiendo, cuando al día siguiente nos vimos los tres, apenas le dijiste que habías estado esperándole toda la noche y que se había comportado como un mierda. ¿Tal vez para no contarle que la habíamos pasamos juntos tú y yo? Ese tipo de detalles son los que me llevan a pensar que algo hay entre vosotros dos que no alcanzo a saber y que tú deberías contarme.</div>
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Julio tomó un descanso, tragó el último sorbo de whisky y mientras encendía otro cigarrillo aproveché para intentar cortar, iniciando los preámbulos de la despedida. Empezaba a agobiarme y no me molesté en tratar de decir algo coherente con sus palabras, que seguramente era lo que él esperaba. Me limité a acompañarle moviendo la cabeza afirmativamente de vez en cuando y levantando las cejas, supongo que haciendo cara de extrañado. No por lo que decía de Nathalie y Matias, a quienes no conocía. Tampoco porque Nathalie le fuese infiel, lo cual dada la extraña relación que al parecer mantenían los tres era, como mínimo, una broma, más bien una incongruencia. Desde luego, aunque sus confesiones parecía que me invitaban a ello, no se me ocurrió contarle mi vida que nos hubiera llevado el resto de la noche. No estábamos en condiciones, ninguno de los dos, después de varios whiskys, de dilucidar de qué hablamos cuando lo hacemos de temas tan poliédricos como la infidelidad o las relaciones entre amigos, amantes o lo que fuese. Supuse que no lo sabía pero ni siquiera le dije que estaba casado. Lo que sí quedaba claro o me parecía a mí, es que ninguno de ellos tres estaba siendo infiel a los otros dos. Lo que me molestaba era que todo lo que me contaba lo decía tan en serio que llegaba a parecer trascendente y, sobre todo por no haberme dado cuenta, en la larga hora que llevábamos sentados en el club, de los mundos tan distantes que, después de unos años sin vernos, vivíamos cada cual. ¿Dónde había ido a parar tanta intimidad y tanto como habíamos hablado sobre el amor y el sexo años atrás? No estaba yo en condiciones de que me afectara lo que me decía y estaba seguro que tampoco era esa su intención. Me molestaba especialmente la actitud de Julio, cuando yo sabía, perfectamente, que era incapaz de decidir en cualquier situación compleja, a poco que ésta le exigiese una cierta violencia, psicológica me refiero. Estas reflexiones, el breve descanso que se tomó Julio y que el trío terminase de tocar lo que parecía la última variación sobre un tema de John Coltrane, me animó a despedirme, no sin antes pagar a la preciosa muchacha con la que había cruzado algunas miradas y sonrisas de complicidad y disculpa por tener que atender a mi amigo Julio, y darle a éste un abrazo por el reencuentro, quedando para llamarnos otro día y presentarme a Nathalie y Matías. A la camarera no pude más que dejarle una tarjeta con mi teléfono, encima de la bandeja con los cinco euros de propina y que me dijese que se llamaba, como me temía, Mar.</div>
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A los pocos días me llamó Julio y volvimos a quedar, pero esta vez en una terraza a treinta metros de la playa. Me presentó a Martín, y a los diez minutos de estar hablando con ellos dos, llegó Nathalie, agitada y eufórica, y sin apenas dejar tiempo a que Julio me presentara, empezó a contar que al fin podrían irse los tres a vivir a un apartamento en la capital. Cuando, extrañado, Matías le pregunto que cómo era eso, Nathalie contestó, con toda naturalidad, que mediante un trueque sexual que había concertado con el dueño del apartamento, al cual había conocido por internet. No tenía los ojos verdes, ni los pechos grandes, aunque emparedados por la blusa blanca amenazaban con hacer saltar por los aires los pequeños botones azules, del mismo color que el ribete que orillaba el cuello y las mangas cortas, la melena, no muy larga, era castaña, tampoco era muy alta. Nada especial llamaba la atención. Sin embargo, nunca supe por qué, en el mismo instante que la vi aquel día por primera vez, supe que tardaría en olvidarla, como así ha sido.</div>
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En aquel momento se acercó a la mesa un viejo con una mugrienta chaqueta, un pantalón a juego de color difuso, una camisa que debió ser blanca un día y una espectacular corbata arrugada que me recordó un cuadro de Mondrián, y alargó la mano por toda señal y saludo. Julio, mientras Martín y Nathalie seguían hablando, empezó a maniobrar en sus bolsillos buscando pero yo había encontrado un billete de cinco euros y se lo di al viejo. Me hizo una ligera inclinación de cabeza como muestra de agradecimiento y se marchó caminando con la dignidad del que ha cobrado una deuda.</div>
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Simultáneamente yo había hecho esa primera valoración que solemos hacer para adecuar nuestro comportamiento al entorno, a la manera del animal que ve aparecer en su espacio a otros y por supervivencia evalúa con rapidez sus supuestas intenciones y la capacidad agresiva de los mismos, tratando de encontrar la mejor posición. Tuve la impresión, que los hechos confirmaron posteriormente, que eran tres íntimos en cualquiera de los múltiples sentidos que se pueda dar de la intimidad. El escaneado que les hice me convenció que, en tanto que grupo, nada grave tenía que temer pero que no me podía fiar y dejé de lado mis prevenciones. Eran tres ejemplares inofensivos, con alguna variante personal, de un mismo prototipo de jóvenes kitsch. Todavía hoy no sabría cómo definir lo que sentí en aquella laberíntica situación. Pero he de confesar que me producía vértigo la velocidad de sus vidas, el caminar por la superficie de los movimientos y el común denominador que, igual que una bandera ondeaban, para conseguir con el mínimo esfuerzo el máximo placer. Vértigo y atracción, lo confieso. Los tres cumplían este principio, si bien es cierto que de muy distinta manera. Por otro lado, pude observar que eran un baluarte que resistía las embestidas de la comunicación y las cascadas de información que monótonamente les resbalaban a diario, lo cual me habrían negado radicalmente. La única esperanza que se vislumbraba era la que se desprendía de la distinta ternura con que cada uno de los tres pronunciaba una misma palabra. Aunque una ligera impresión pudiera sugerir que tenían un fuerte parecido, una reflexión sosegada delataba suaves diferencias, eso sí, todas ellas cubiertas y envueltas en un papel de celofán que perfectamente podría haber llevado impreso la leyenda horaciana del Carpe diem. Entregados a la tiranía de la seducción, necesariamente efímera, para ellos las necesidades eran o se transformaban en superficiales, pero en ambos casos, inmediatas y los deseos inestables y precarios. Se me ocurrió pensar que los tres cumplían perfectamente las condiciones básicas de una época que, según adelantó Einstein, tiene como característica la perfección de medios y la confusión de fines. Y sin saber cómo, lo acepté.</div>
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1. Los datos biobibibliográficos del autor puede el lector interesado consultarlos en nuestro post del día 10 de octubre de 2010, aquí [http://actaliteraria.blogspot.com/2010/10/jose-gares-crespo.html]</div>
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Analecta Literariahttp://www.blogger.com/profile/10451412377581886919noreply@blogger.com0